La premisa de que lo público pertenece al pueblo y que los sitios históricos declarados patrimonio pueden ser apreciados y fotografiados por cualquier ciudadano, pasó a un segundo plano en el Complejo Histórico de Villa del Rosario.
El bien de interés cultural de carácter nacional, donde se redactó la primera Constitución Política de la Gran Colombia y dónde los próceres Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander se posesionaron como presidente y vicepresidente en 1821, se sacude por cuenta de un malentendido que surge cuando a universitarios, periodistas y ciudadanía en general, se les impide tomar fotos.
El argumento de los vigilantes de la empresa Seguridad Superior es que el sitio pasó a ser un bien privado y que la orden de la dirección de la Casa Museo del General Santander es que toda persona que quiera hacer fotografías debe pedir permiso.
Bajo ese argumento los vigilantes retiran a todo aquel que se acerque con una cámara al bien público y les manifiestan que deben hablar en la dirección donde se les informa si deben pagar por las fotografías.
La avalancha de críticas y las decenas de quejas que se recibieron en La Opinión por este hecho, hicieron que un equipo periodístico visitara el Templo Histórico y se hiciera pasar por universitarios que iban a captar primeros planos, detalles y panorámicas de las históricas ruinas.
No habían pasado cinco minutos del ingreso cuando dos vigilantes en cuyos uniformes aparecían los apellidos: Ruiz y Navas, preguntaron: ¿Ustedes quiénes son y qué van a hacer? La respuesta: somos estudiantes y venimos a tomar fotos para un trabajo de la universidad.
Acto seguido los vigilantes pidieron el retiro del sitio y tal como lo habían dicho los múltiples quejosos el destino era ir a dirección.
Como los estudiantes no quisieron retirarse y manifestaron que no podían sacarlos por ser un sitio público y que estaban en todo el derecho de captar las imágenes, los dos vigilantes amenazaron con desalojarlos llamando a la Policía Nacional.
Curiosamente y después de 20 minutos de discusión, las memorias de las cámaras se quedaron vacías y a la pregunta: cómo se llama la directora para hablar con ella, vinieron miradas entre los vigilantes. Uno dijo “yo ni sé cómo se llama esa señora y el otro exclamó pregunten por Rosa”.
La directora de la Casa Museo del General Santander y quien según los vigilantes les había dado esa orden, no responde al nombre Rosa, es Fabiola Canal Acero, quien tomó posesión de ese cargo en septiembre de 2013.
Mincultura: No hay restricción
La respuesta del Ministerio de Cultura a este hecho es que la cartera recibió en transferencia el 1 de junio de 1998, los predios Casa Museo del General Santander y parque Grancolombiano -donde está el Templo Histórico-, razón por la que es propiedad y responsabilidad de esa cartera.
Sin embargo, ese despacho liderado por Mariana Garcés Córdoba, manifiesta que en el parque Grancolombiano no hay restricciones para la toma de fotografías.
Así mismo, el Mincultura señala que la dinámica en la Casa Museo del General Santander es distinta, donde si debe tenerse autorización de la administración, que establece si se puede usar flash o iluminación especial, cuidados que deben tenerse por la conservación del bien patrimonial.
En ninguno de los dos casos puede cobrarse por tomar fotografías. Sin embargo, la legislación colombiana, permite hacerlo solo cuando los bienes patrimonio quieren ser utilizados como locaciones para grabación de documentales, películas o producciones audiovisuales de gran formato.
Fue un malentendido
La directora de la Casa Museo del General Santander, Fabiola Canal Acero, luego de escuchar la grabación del incidente con los dos vigilantes, manifestó que los celadores pueden preguntar a las personas para qué son las fotos y lo que deben hacer es comunicarse con los demás celadores para informar del hecho y se les garantice la seguridad a los visitantes, sean estudiantes, periodistas o cualquier ciudadano.
Así mismo, dijo que todas las personas pueden disfrutar del espacio histórico y que hay confusión en los vigilantes, pues no se puede pedir el retiro y obligarlos a tener un permiso. Además, dijo que a nadie se le cobra por tomar fotografías.
La directora Canal Acero señaló que en total son 16 vigilantes, desmintió que deba tenerse un registro de las personas que toman fotos y se comprometió a hablar con la empresa de seguridad. Para ella, todo es un malentendido que se subsanará.
Así, queda claro que toda persona puede disfrutar del Complejo Histórico, de la grandeza de 600 palmeras y de las históricas estructuras.
Moraleja
La enseñanza que deja este caso es que los bienes patrimonio requieren de un cuerpo de vigilancia que esté en sintonía con las políticas culturales y para ello es fundamental la perfecta armonía entre las instrucciones que imparten los directores y el seguimiento a que las mismas se cumplan.
Puertas abiertas
Desde Santa Marta la directora de la Quinta de San Pedro Alejandrino, Zarita Abello de Bonilla, dijo que todos los sitios patrimonio deben regirse por las directrices del Ministerio de Cultura y que en su caso no han inventado políticas para restringir la toma de fotografías.
En exteriores no se ponen trabas al turista o a estudiantes y por el contrario, dice Abello de Bonilla, les gusta esa práctica ya les significa más proyección del espacio. En interiores es permitido sin flash.
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a i que se dice de las celebraciones que hacen alli nada porque eso lo pagan bien y ahi comen todos pero bueno el pobre si no puede tomar una fotico que vainas ah
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