Mostrando entradas con la etiqueta Opinión. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Opinión. Mostrar todas las entradas

Bello Chevrolet Malibú clásico



Por: Wilson Rivera, Periodista y ambientalista

Mientras paseaba por una de las principales avenidas de Cúcuta, me encontré con un impresionante modelo de Chevrolet Malibú clásico, un verdadero tesoro sobre ruedas. No voy a revelar el año exacto, pues quiero que sean ustedes quienes intenten adivinar su edad, basándose en su apariencia y detalles. Lo que realmente es digno de admiración es la impecable conservación de este automóvil, a pesar de los años que han pasado. Es un claro ejemplo de cómo, con el cuidado adecuado, un vehículo puede mantenerse en excelentes condiciones y seguir luciendo espectacular. ¡Una joya del pasado que aún brilla con fuerza en las calles de la ciudad!

Tomemos Panela

#Opinión ||••• Por: María Castillo, mujer productora de Panela

Hoy quiero levantar la voz y contarles como la producción y venta de estos productos como lo son Panelada, panelista y todos los otros que vemos en la imagen está afectando la producción Panelera de nuestro País, por eso  hoy quiero hacerles una invitación a qué NO reemplacemos la panela de Origen Natural, la panela que producimos  cientos de campesinos, la panela que genera miles de empleo por estos productos, es importante mencionar que el porcentaje de panela de  estos productos es muy baja y que viene acompañados de otros endulcorantes así que no nos dejemos comer cuento y no reemplacemos la panela Natural, la panela de la tierrita por cualquiera de estos Productos 🙏

El reggaetón “es para embrutecer a toda la humanidad“: Totó la Momposina

 #Opinión||••• El reggaetón “es para embrutecer a toda la humanidad“: Totó la Momposina

Hasta el Sol de los Venados



Por: Iván Gallo, Columnista

A comienzos de diciembre, en una librería de usados en Suba, conseguí la mejor novela que se ha escrito sobre Cúcuta. Si usted quiere saber cómo era San José de Guasimales en la época del Bolívar a 18 pesos, una prosperidad que los cucuteños disfrutaron como sólo ellos lo saben hacer: con guaro y prostitutas día y noche, debe sumergirse en este poderoso relato que sigue teniendo una extraordinaria vigencia.

Un dato terrorífico que da la novela de Carlos Perozzo sobre lo olvidado que está este valle infernal es que en 1975 un bus Bogotá-Cúcuta se gastaba 18 horas, el mismo tiempo que nos gastamos 45 años después. Espero que un conocedor de la obra como Carlos Arturo Charria,  proponga una nueva edición de esta joya injustamente olvidada. Va a ser difícil, en el provincialismo que ha caracterizado la administración pública de esa ciudad sólo se publican catálogos turísticos que pretender vender una capital que sólo se visita para saludar a la familia o para hacer negocios. La Cúcuta de Perozzo se parece mucho a la real: un valle sepultado por un sol implacable que marchita todos los sueños, una frontera en donde solo prosperan los ilegales.

"El gobierno venezolano no tiene consideración de sus connacionales retornados negando la entrada a su país": Senador Edgar Díaz


"El despótico gobierno venezolano no tiene consideración de sus connacionales retornados negando la entrada a su país. Entre tanto en la zona de frontera del Área Metropolitana de Cúcuta se incuba una bomba social que podría cobrar muchas vidas": Senador Edgar Díaz

José Augusto Cadena ¿ángel o demonio?


Por: Hincha Motilón

CADENA, ¿ÁNGEL O DEMONIO?

La verdadera historia de donde viene la leyenda negra de “Cadena paró al equipo”.

Era diciembre de 2013, Cúcuta Deportivo no solamente acumulaba malos puntos de las campañas 2011, 2012 y 2013 en la tabla de descenso, sino que también lo hacía por más de 35.000 millones de pesos, producto de la mala administración del accionista mayoritario del equipo -Ramiro Suárez- y de los presidentes, el último José Antonio Manrique.

Cúcuta Deportivo en el día del partido de vuelta de la promoción que se jugaría en Cúcuta, luego de la derrota 2x0 frente a Fortaleza en Bogotá en la ida, estaba en proceso de venta de última hora, con el fin de pagar los gastos en abogados del ex alcalde Suárez Corzo, quien recibiría condena por procesos legales de público conocimiento.

Luego que en 2011 un grupo de empresarios de la región de los cuales recordamos brevemente a Héctor Cárdenas y Oscar Álvarez -hoy dueños del Bucaramanga- y otros compradores incluyendo una oferta del Grupo Carso (de Carlos Slim) fueron rechazadas por Ramiro Suárez, en 2013 le tocó vender al primero que estaba en la lista de oferentes; la razón, nadie quería comprar un equipo quebrado y con la amenaza latente de ser intervenido por Super Sociedades y la DIAN.

El primero de la lista, José Augusto Cadena Mora, empresario santandereano quien había sido dueño del Bucaramanga (que lo compró quebrado y lo entregó con superávit) y del Boyacá Patriotas (que tomó en la B y lo Ascendió ante América, para luego vender sus acciones a Rogelis), pero que contaba con la animadversión de la prensa de Bucaramanga, ya que nunca ha sido de dar entrevistas a la prensa, siendo una de las últimas entrevistas dadas a un medio de comunicación nacional fue a la controvertida cucuteña Alejandra Omaña, la hoy Amaranta Hank de la industria del cine rojo.

El negocio de venta del Cúcuta, motor y juguete político de la casa Suárez Corzo, se dio por dos apartamentos, tres lotes y una cantidad en efectivo, todo no superaba los $9.000 millones de pesos. Como dicen el “sentimiento” quedó por el piso y se vendió como objeto devaluado en el mercado de las pulgas.

El día de la promoción, el exalcalde Ramiro Suárez, llamó vía conferencia -vía Skype-a los jugadores y cuerpo técnico, anunciando la noticia que había nuevo dueño y que todo se entregaba al nuevo dueño al otro día. Insistió de manera tajante al entonces técnico Julio César González (que había salvado al equipo del descenso directo consiguiendo el 70% de los puntos) que dejara en libertad a los muchachos y no les colocara presión, que igual sí descendían el compromiso era mantener el equipo y que él -Ramiro- volvía el otro año -2014- con otros accionistas para retomar el equipo.

Y así fue, el equipo se paró gracias a la orden de Ramiro, pero gracias a tres - uno de ellos hoy funcionario público- periodistas amigos del exalcalde, a través de la radio en sus programas habituales empezaron a atacar al comprador del Cúcuta y nuevo socio mayoritario, trayendo rumores y rumores que hoy más de uno han dado por válidos, el principal; “Cadena Paró el equipo, por que el negocio del fútbol está en la B”.

Ese mantra, que lleva la indeleble del Ramirismo, se extendió durante 2014. Mientras Cadena trataba de evitar la disolución del Cúcuta Deportivo como marca, la prensa en Cúcuta le daba críticas y vociferaba, pidiendo a gritos el retorno de Ramiro, Manrique, Ángel Uriel entre otros, los mismos que había salido del equipo con resultados deportivos medianamente positivos pero que dejaron al equipo sumido en la iliquidez.

Y no es que Cadena sea un santo, o le haga honor a su nombre de Augusto -qué significa deificado-, pero del Cúcuta no recibió sino los pases de jugadores retirados, incluso las deudas contraídas con Wilson Carpintero, un escritorio y un computador. La sede era una casa propiedad de la familia de Suárez Corzo, que hacía las veces de sede política, sin sede deportiva, sin balones, sin uniformes y hasta sin los trofeos, que aparecen en manos de particulares que no hicieron parte de las gestas deportivas logradas, es decir, solo deudas y problemas.

La deuda en 2014 estaba por los $36.000 millones de pesos que incluía, deudas a la DIAN porque la plata de las boleterías nunca se declaró, además que tenía demandas laborales por contratos mal hechos y lo peor del caso, iban a rematar algunas acciones en caso que supersociedades interviniera. Todo un cóctel de fracaso tenía el nuevo dueño.

Tanto fue así que durante el 2014, le tocó afrontar el torneo con uniformes hechos en Kiwi Sport y en León Sport porque no había flujo de caja en las cuentas. Los sueldos se pagaban puntualmente gracias al Grupo Gidef, porque la plata de las boleterías iban para la DIAN y terminar de pagar las deudas del famoso “Hincha Fiel” -el invento de Ángel Uriel y Ramiro cuando estaban en la junta directiva-.

Cadena se dio cuenta que la B no era negocio, y armó en el segundo semestre de 2014 un equipo con la dirección de José Alberto Suárez, el resultado, Cúcuta peleando finales y reclasificación, tanto así que hasta la semifinal el equipo pudo clasificar y pasar a primera. Ahí el negocio se tornó rentable. En diciembre de 2015 llegó la salvación, Águila nuevo patrocinador de los torneos de Dimayor, pedía 20 equipos en primera.

Cadena se la jugó por ganar el cuadrangular, y así lo hizo. El infortunio fue armar un equipo a la carrera, que terminó mal el primer semestre por debajo de la expectativa para jugar el segundo semestre. En lo deportivo sabemos qué pasó con el equipo de Flavio Torres y compañía, descenso. Pero en el balance financiero, Cúcuta pasó a $20.000 millones de deuda, pero aún seguía siendo inmanejable. A pesar del respaldo de Donamaris, las fuerzas vivas de la región en año político pues dejan lo deportivo y se van a lo político, porque es más rentable.

La campaña política estaba en su esplendor, y la frase con la cual se hizo elegir Cesar Rojas fue, lo recuerdo como si fuera ayer en el Hotel Tonchalá: “vamos a recuperar el Cúcuta Deportivo y volver a hacer campeón”. Los crédulos salieron a votar por Cesar Rojas y lo eligieron, pero se dieron cuenta que todo era una estrategia política, el Cúcuta Tenía Dueño y no se iba a vender, Cadena sabía que se había encontrado un tesoro.

2016 y 2017 fueron los años más duros del Cúcuta Deportivo, sin respaldo de la alcaldía, se quedó sin patrocinio, sin respaldo y sin Estadio. Pero a pesar de todo, la deuda bajaba de $20.000 millones a $2.500 millones y ya no había intervención y en 2017 ya daba saldos positivos y pasó a ser rentable.

Luego que la encerrona de Ramiro no diera resultados, Cesar Rojas permitió el retorno del Cúcuta en 2017 y así poder pelear el ascenso. Se fumaron la pipa de la Paz y Cadena volvió a ser el empresario respetado por la prensa, gozando de buenos y nuevos aprecios. Lo que había hecho Ramiro fue como quitarle las plumas a la Gallina y tratar de volvérselas a pegar, el daño moral y de imagen estaba hecho.

En 2018, el Cúcuta registró su segundo año con rentabilidad y logró el ascenso directo con el mejor equipo del Torneo, y más en un torneo largo, Cadena se volvió en un personaje de alta popularidad, tanto así que podía hasta poner alcalde.

Y para nadie es un secreto, que si Cadena le sale un éxito deportivo con el Cúcuta este 2019 hasta podría poner alcalde, el Cúcuta Deportivo es un excelente caballo de batalla, Ramiro y Cesar lo comprueban.

Hoy luego de la eliminación viene la leyenda negra nuevamente a escena como el libreto de la campaña política que se avecina. El equipo tuvo un traspié lamentable de no clasificar a pesar que los sueldos y premios están al día y que no existe peligro de intervención por parte de SuperSociedades y DIAN en el proceso de reorganización que viene el Cúcuta desde 2014.

La Migración Venezolana a Cúcuta


Por: Pedro Durán Barajas.

La migración venezolana es un problema inevitable. Eso no significa que debamos resignarnos a sufrirlo, sino que debemos aprender a gestionarlo, y si es posible, a aprovecharlo.

El problema es inevitable porque según datos oficiales, dos tercios de los migrantes tienen nacionalidad colombiana, bien porque nacieron en Colombia, o porque son hijos o cónyuges de colombianos. Como la población binacional residenciada en Venezuela supera los cuatro (4) millones, seguirá llegando en un número cada vez mayor.

También es inevitable el paso de migrantes indocumentados. Si no se ha podido evitar ni siquiera entre Estados Unidos y México, que tienen una frontera marcada por desiertos y alambradas, menos podemos atajarlo en Cúcuta, una ciudad binacional fronteriza con al menos cincuenta y dos trochas y tres puentes internacionales.

El problema llegó para quedarse. Hoy lo tenemos por cuenta del fracaso del Chavismo. Dentro de quince años será por la incapacidad de Venezuela para vivir en medio de un entorno tecnológico marcado por la transición del petróleo a otras fuentes de energía. 

Mientras que los grandes productores como Arabia, Irán y Rusia están preparando sus economías para la era cercana del petróleo barato, Venezuela ni piensa en eso.
La política migratoria local de los próximos veinte años en Cúcuta, que debería ser prioritaria para el Gobierno Central porque el problema es para todo el país, debe comprender estos cinco puntos:

1. Facilidades para la naturalización de hijos y cónyuges de colombianos provenientes de Venezuela y subsidios con dineros municipales y nacionales para facilitarles el viaje a las ciudades del interior del país donde viven sus familias. Por eso tanta gente duerme en la Redoma del Terminal: no porque estén entrando, sino porque quieren viajar al interior y no pueden.

2. Debemos entender que el problema de fondo no es la migración, sino la pobreza de la economía local que es incapaz de asimilarla. Como esto va para largo, y seguramente empeorará, deben crearse beneficios tributarios que de verdad se sientan y ayuden a sostener la economía de la ciudad. La propuesta central debe ser el IVA a la mitad de manera indefinida para las capitales fronterizas con Venezuela, que viven una situación semejante a una catástrofe natural, como un terremoto o un tsunami, que es a lo que se parece cada vez más el Chavismo.

3. En Cúcuta se requiere un gran centro de atención migratorio, con recursos e infraestructura administrativa semejante a la que existe para la población víctima del conflicto.

4. Algo más complejo, pero indispensable: desarrollar la capacidad de adoptar el talento venezolano que está buscando nuevos horizontes: varios miles de jóvenes profesionales quieren irse de Venezuela para producir en otros países: si nuestra economía local no estuviera estancada, eso sería una oportunidad dorada. Hay que buscar, de la mano de la Cancillería, facilidades migratorias para ciertos perfiles científicos y profesionales que puedan aportarle su talento a Cúcuta como docentes y emprendedores, sobre todo en áreas claves de la ingeniería y de las ciencias básicas. Eso no es soñar, sino dejar de pensar como aldeanos.

5. Seguridad. Más pie de fuerza, video vigilancia y patrullas. Los delincuentes venezolanos, como hace décadas los delincuentes colombianos que operaban en Venezuela, se benefician de la inoperancia y la corrupción de la fuerza pública venezolana. Si la Policía Nacional continúa mejorando y se le entregan más recursos, que deben ser en mayor medida municipales, los delincuentes venezolanos lo pensarán mejor antes de cruzar la frontera para hacer de las suyas.

Los Gobernantes de Venezuela han creado esta tragedia por aferrarse al poder y al dinero robado, olvidándose de todo lo demás. Para que nuestros gobernantes locales sepan sortear estas dificultades que apenas comienzan, deben evitar seguir aferrados a los mismos ídolos que no les dejan tiempo para pensar en nada distinto.

Más de 30 mil docentes sin servicio de salud en Norte de Santander

Niños abandonados - Por: Renson Said


La derecha en Colombia (esa derecha dura, asfáltica, cavernícola, cuyas ideas apuntan a un proteccionismo simplón de la familia; que, confabulada con la Iglesia –cristiana y católica- satanizaron las cartillas sobre educación sexual en los colegios para que los niños no aprendieran a respetar la diversidad sexual), esa derecha, digo, representada a nivel nacional en el ex procurador Ordóñez, el senador Álvaro Uribe, la senadora Vivian Morales y todos los curas y el 90 por ciento de los uribistas, incluso, a nivel local, representada en Ciro Rodríguez, Juan Manuel Corzo, Juan Carlos García y el concejal uribista Juan Capacho, son culpables, ellos también, de que algunos curas sigan violando niños en la más infame complicidad. El silencio de ustedes, señores de la derecha polvorienta a naftalina, ha sido el abono sobre el cual muchos sacerdotes y pastores siembran sus desviaciones y vejámenes contra la infancia y atentan contra la unidad de la familia.

Todos los católicos (y me refiero a los que tienen la capacidad de pronunciarse en un medio de comunicación) que guardan silencio, son cómplices. Prefieren tragarse el sapo de la vergüenza antes de reconocer públicamente que no tienen un faro moral que los guíe. 

El reciente escándalo de violación sexual del cura William Mazo a dos niños en Cali no puede verse como algo aislado. Al contrario, ha sido un comportamiento recurrente en las iglesias a los largo de los siglos. Marcial Maciel, líder del más exitoso movimiento del nuevo catolicismo (el fundador de los Legionarios de Cristo) era un pederasta y drogadicto y sospechoso de asesinato. Juan Pablo II sabía todo esto, pero calló porque Marcial Maciel contribuía enormemente al aumento del poder económico de la Iglesia de Roma.

Acá, en Cúcuta, el padre José Virgilio Chona fue condenado a 80 meses de prisión por acceso carnal violento con un muchachito de 13 años. En México, el sacerdote Francisco Javier Castillo violó a su acólito de 12 años durante 24 meses: “este es parte de los sacrificios que debes hacer, si quieres también ser sacerdote”, le decía el desgraciado al niño desprotegido. Pero es que todos los niños están desprotegidos: desde el desventurado Edipo de que nos cuenta Sófocles, abandonado a su suerte, en la tragedia griega, hasta los niños de Balzac y Dickens y la Eréndira de García Márquez. Todos ellos modelos tomados de la realidad.

Hay una guerra a muerte en América Latina contra los niños. Y si han sido explotados, esclavizados, reclutados para la guerra, abusados sexualmente es porque no tienen la edad suficiente para votar en elecciones y, por lo tanto, a nadie les importa. Están por fuera de las políticas públicas. 

Por eso el “Plan Biberón”, del concejo de Cúcuta (que me parece una pendejada) y que consiste básicamente en que habrá un policía por cada concejal protegiéndolos como a párvulos, debería ser un plan para los niños. Las gallinas del concejo se blindan asustadas, mientras la ciudad, y sus niños, enfrentan el peligro en sus propias carnes. Los concejales actúan como si en su infancia hubieran sido acólitos, y ahora, de adultos, se arropan con la misma cobija. Son como niños abandonados.

El Problema del Conocimiento, la Verdad, la Razón y el buen Juicio frente al Plebiscito


Por: Silvano Pabón Villamizar

El Problema del Conocimiento, la Verdad, la Razón y el buen Juicio frente al Plebiscito de Octubre 2. Sí o NO? He ahí la Cuestión!

No es un asunto de imagen, aceptación o perversidad de los políticos y del mismo Presidente Santos, quien podría pasar como el peor o más impopular de la historia. Es más serio y vinculante. Se trata de saber y ver si los colombianos podemos cambiar el rumbo del país a partir de esa decisión. Deben considerarse con sensatez las múltiples implicaciones que comportará ese voto, sea por Sí o sea por el NO. Por ahora los invito a pensar el las víctimas, en el valor de la vida, en la ingenuidad, la ignorancia, las falacias y la perversidad con que se ha manejado la información a los ciudadanos incautos. Jamás habían estado tan llenas de basura excremental las redes sociales sobre un tema tan vital para los seres humanos de una nación como es la paz.

Estos son unos números sobre víctimas del conflicto armado en Colombia que bien pueden recordar una frase atribuida a Stalin, el dictador más sanguinario de la historia rusa, quien supuestamente dijera en un discurso que: "un muerto es una calamidad, diez muertos una tragedia, un millón de muertos son solo una estadística"... Pues esa idea pareciera asistir a los muy precláridos, ínclitos, locuaces y virulentos apóstoles del NO, a quienes muy poco parece importarles en sus falaces discursos ni las víctimas ni el valor de la vida.

Puede que el acuerdo no sea el mejor, y no lo es, como tampoco el Gobierno lo es, más bien el peor de la historia si se les antoja, pero si sobre la mesa se pone la posibilidad de curar ese cáncer miserable llamado FARC, como una posibilidad cierta en este momento histórico... la sensatez ciudadana tendría que ser el Sí. Lo otro se torna mezquindad extrema, pues como dijeran por ahí Tola y Maruja en su humor negro tan particular, "se necesita tener mucho hígado para salir a hacer campaña por el NO, viajando con trescientos escoltas costeados por los colombianos que quieren la paz que en su momento él no logró con las armas".

Y cambiaron a San Antonio del Táchira por la Cúcuta de los ‘80

Por: Andrea Hernández

Hace tres décadas Cúcuta era una casa de empeño que decía ser ciudad. Nadie se preocupaba por el origen o el destino de los artículos de venta que por allí pasaban. Trabajadoras sexuales, buhoneros, casas de cambio y burros plagaban las calles de la localidad. 

La frase que más soltaban los venezolanos que cruzaban los puentes internacionales era: “Que no nos agarre la noche en Cúcuta”. El pueblo parecía sacado de una Western estadounidense y arrojado en el borde de Colombia. Los forasteros emitían un suspiro de alivio al pasar a su lado de la civilización, luego de un día intenso de regateo y negociación con los cucuteños. Su lado era mucho más limpio, moderno y prometedor.

En la década de los 80, Venezuela era el futuro que avizoraban todos los países de Latinoamérica. Era la reina del carnaval, lo más parecido a Estados Unidos al sur del continente que descubrió Colón. El aficionado al cine, Cristopher Vallenilla, compara Cúcuta con la película protagonizada por Mel Gibson “Get the Gringo”. Ironías.

Vallenilla atravesó por primera vez la frontera cuando tenía ocho años. Acompañaba a su padre, un sastre que vendía y compraba máquinas de coser y material textil. Su madre no pegaba un ojo hasta saber que ya habían cruzado de vuelta. Exigía sin falta esa llamada.

Todo lo feo

Lo que más recuerda es que nunca vio nada bonito ahí. Las vías eran un alboroto y estaban custodiadas por militares que miraban las bolsas de mercancía con deseo. Muchas veces, ese deseo lo convertían en realidad cuando les quitaban parte de los productos a los que comerciaban para “hacer su agosto”.

Lo que no sabe el aficionado al cine es que lo que describió es el espejo de lo que hoy es San Antonio del Táchira justo al otro lado. Donde caminar de noche tampoco es una opción, como no lo era en la localidad colombiana.

San Antonio no sabría ni dónde comenzar para convertirse en la Cúcuta moderna. Una ciudad de 1.355.787 habitantes, según la proyección del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) para el año 2015, nuevos desarrollos habitacionales y centros comerciales que parecen crecer como arroz –uno de los productos que sí se consigue de ese lado de la frontera y a montón.

La ciudad

A diferencia de hace 30 años, ahora Cúcuta es una urbe. Sus moradores gozan de actividades culturales y recreativas. Pero quizás la evidencia más importante del desarrollo de la zona es que a las 10 de la noche todavía caminan por sus calles bien alumbradas. Puede ser que se sientan más seguros por la presencia de una fuerza policial que anda en motos amarillas fosforescentes y parecen Robocops. En San Antonio, hasta los militares se recogen a las 7 pm y no hay ni un cine.

Los centros comerciales y supermercados al mayor exhiben en sus estanterías una variedad de productos que haría salivar a cualquier venezolano; la vida nocturna es tan divertida como en cualquier país del Suramérica en el que se pueda salir de noche, pero con los beneficios y las excentricidades que solo puede ofrecer un país que tiene el dedo gordo del pie en el desarrollo.

Una noche en un bar cucuteño promete. La música gusta a todo al que baile y a veces se presentan conjuntos famosos de vallenato sin avisar; nunca se escucha un “no hay” acompañado por una volteada de ojos. Todo lo hay. Y más.

Luego de que los presidentes de Colombia y Venezuela anunciaron la reapertura de la frontera de manera gradual el 12 de agosto, los venezolanos podrán ir a disfrutar “del otro lado” un sitio preparado para recibirlos. El alcalde de Cúcuta, César Rojas, ideó un Plan de Desarrollo junto con las comunidades que guiará la construcción de una mejor ciudad. Presentó un esquema para los próximos 30 años.

Uno se cruza con sonrisas y “qué puedo hacer por usted” incluso en los mercados, donde la abundancia es la regla. Como se ha visto en estos días de fronteras semi abiertas, los que cruzan para Colombia no saben qué hacer con tantas opciones. Si besar el piso o comerse un helado en una plaza, cualquier cosa es posible. Es que los venezolanos de hoy son los cucuteños de ayer.

Nadie me pregunto pero por si SI o por si NO


Por: Juan Carlos Sanabria Maldonado

Sin ánimo de ofender a nadie, solo expresando mi opinión para algunos humilde para otros egocéntrica, la realidad es que no es más que una expresión de mi utópica e inocente manera de pensar con un mundo ideal. Mi nombre Juan Carlos Sanabria Maldonado nacido en otras tierras hijo de dos colombianos (hombre- mujer) vale la aclaración por eso de los traumas y complejos de la gente de querer mal interpretar todo, aunque no me enojaría la equivocación, todos tenemos los mismos derechos aunque me limitó a comentar sobre el tema. Asentado y enamorado de esta Villa desde hace 18 años; justo desde el momento que mi madre nos trajo aquí, no soy famoso, ni popular solo uno más de los habitantes de esta nuestra grandiosa Villa del Rosario, nombrada por todos resaltada por muchos y valorada por muy pocos.

Este municipio con gran riqueza histórica pero que carece de organización, que tiene problemas sociales híbridos y particulares por ser zona de frontera, un municipio que busca ser ciudad y no ser un pueblo, pero debido a las interesantes clases políticas que NOS DIRIGIERON, NOS DIRIGEN Y NOS DIRIGIRÁN cuando menos en el corto plazo, nos encontramos con la penosa obligación de ver, acariciar y consentir decisiones absurdas, puesto que nuestra población un “poco” apática, sumado a la escasez de liderazgo en la clase política, habló desde lo comunal, pasando por lo municipal hasta llegar por lo departamental inclusive uno que otro con enlace nacional, no logran visualizar una realidad diferente a recibir y pagar favores “políticos” amarrados al yo soy, al yo hago, al yo fui y al yo seré, más el amarre de cargos y contratos. Nos muestran la falta de proyección real en todos los ámbitos de nuestro municipio; donde se ha llevado a la población en un alto a esperar cuanto (hay) en campañas y no exigir nada a los administradores del estado, dejo clara mi posición; No defiendo ni ataco a la actual administración ni a la anterior en lo que deba aplaudir aplaudiré en lo que deba refutar con gran seguridad lo haré tal cual lo hice en años anteriores. ¡Las campañas políticas ya pasaron! ¡Los odios y discrepancias deben ser parte del pasado, tenemos problemas reales! como falta de empleo, de becas para estudiantes, una inflación municipal muy elevada, una economía sumergida, inseguridad, aumento de los costos de gas y luz residencial, la venta de la empresa del agua, una foto multas un poco ilógicas, corrupción, la frontera cerrada y una serié de problemáticas muy particulares en nuestra villa. (Dijo un amigo es curioso ver que en villa del Rosario los políticos sean buenos o malos se pasan los cuatro años rajando del prójimo en vez de realizar sus trabajos con efectividad), y comparto este pensamiento y creó que muchos lo hacemos se requiere más actividad y soluciones que discursos y conversaciones por Facebook.

Villa del Rosario ubicada estratégicamente en nuestra geografía nacional, es una ciudad capaz de explotar todo su potencial mas no se encuentra preparada aún necesitamos inversión y capacitación para dar solución a los problemas y no solo tratar de resolver las consecuencias. Alegra saber que hijos de esta tierra triunfan en el exterior, otros decidieron invertir en nuevos negocios basados en lo legal y en las necesidades del mundo y las personas. (Inmobiliarias, concesionarios, industria) apoyo el Sí al PEAJE pero bajo otras reglas, entiendo que actualmente afecta solo a mis coterráneos pero a su vez los beneficia, se debe buscar una concesión más justa con el municipio mayor inversión social e infraestructura no basados en las pasiones del hombre si no en las razones del orden social, del beneficio colectivo sobre el individual.

Apoyo que el costo de la luz de los escenarios deportivos sea asumido por la comunidad que se benefician de ellos, claro está con su respectiva veeduría, apoyo que los gerentes de hospitales sean nombrados por los alcaldes para que estos asuman la responsabilidad de lo que suceda, NO apoyo la entrega de *EICVIRO* a manos privadas como ya sucedió por parte de la súper intendencia y mucho menos el silencio administrativo del municipio, SI apoyo la apertura de frontera una vez se fortalezca el empleo y el comercio legal local de lo contrario  NO, SI apoyo toda idea de mejorar la imagen del municipio liderada por la alcaldía, sindicatos, ONG´S, oposición o comerciantes, SI apoyo el matrimonio igualitario para que esas parejas tengan los mismos derechos que los demás, apoyo la adopción gay pero con garantías para los niños (condiciones sociales, psicológicas y afectivas) apoyo los TLC con garantías para el pequeño y mediano empresario (utopía en Colombia), LE doy un rotundo SI a la PAZ, una paz con garantías no las que quiere el CD, si no las que necesitan las víctimas, los campesinos, las clases obreras y pobres, apoyo el capitalismo y extrañamente al socialismo, me explico comparto las ideas comerciales de derecha y las ideas sociales de izquierda creo que pueden ser unidas y dar resultados favorables para el país, creo en un proceso global de paz (guerrillas, exmilitares presos, paramilitares, bacrim, narcotraficantes y políticos con nexos a lo anterior), abrazados de equidad social, de garantías y un ataque directo a la corrupción. Son el camino para alcanzar quizás no la Paz, pero si mejorar el bienestar y la seguridad del país. SI Apoyo la educación de calidad a precios incluyentes para los más pobres, respeto el pensamiento político y económico de los demás y defiendo su derecho a difundirlo aun cuando no lo comparta. Creo y más que creer estoy seguro que vivo en una gran ciudad, con gente capaz, trabajadora, juiciosa y responsable, gente noble, comprometidos, fieles a sus ideales y valerosas por su esfuerzos de no sucumbir ante la adversidad. Yo Vivo en Villa del Rosario, Colombia tierra pujante y luchadora con un gran potencial que espero muy pronto podamos explotar.

Vielma Mora ¿Por qué no te callas?, por Gustavo Azócar


Si José Gregorio Vielma Mora, tuviera un poquito de dignidad, estaría renunciando hoy mismo a la Gobernación del estado Táchira. Vielma se ha convertido en el hazmerreir de Venezuela y Colombia. Su torpe gestión al frente de ese despacho, y lo que es peor, su corrupto manejo de la cosa pública, son razones suficientes para dimitir a tan alta investidura.

El “super gerente” del Seniat, que prometió convertir al Táchira en una “potencia” no ha dado pie con bola. Vielma ha convertido a la región tachirense en una tierra de nadie, en un desierto donde impera la inseguridad, el crimen, el desempleo y el contrabando. Su más reciente puesta en escena, ha sido la gran cómica que ha puesto el mandatario en los últimos diez días en la frontera con Colombia.

El fin de semana que acaba de concluir, se produjo en la frontera del Táchira con el Departamento Norte de Santander un hecho histórico: 150 mil personas cruzaron los puentes internacionales para buscar alimentos, producto de aseo personal y medicinas. Los ojos del mundo se posaron durante 24 horas sobre los puentes Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander para ver la más contundente demostración del fracaso que ha significado el pésimo gobierno de Nicolás Maduro Moros al frente de la Presidencia de la República y de Vielma Mora en la gobernación tachirense.

Maduro y Vielma Mora deben haberse levantado con mucha jaqueca este lunes. Las imágenes que se transmitieron al mundo entero ayer domingo 17 de julio, desde los puentes Simón Bolívar (San Antonio) y Francisco de Paula Santander (Ureña) mostraron el verdadero rostro de la crisis humanitaria y la hambruna que se vive en el país. En tan solo 4 días (5, 10, 16 y 17 de julio) 170 mil venezolanos cruzaron la línea fronteriza para buscar productos que desde hace casi un año no se consiguen en territorio venezolano.

De acuerdo con el informe elaborado por las autoridades colombianas,  el 5 de julio cruzaron 1.000 mujeres. El 10 de julio lo hicieron 35.000 personas. El 16 de julio fueron 44 mil. Y ayer domingo 17 de julio, pasaron 88.684 personas. Para que se tenga una idea de la movilización que se efectuó en la zona fronteriza, basta realizar una simple operación matemática: los puentes estuvieron abiertos tan sólo 12 horas cada día. Eso significa que en las 48 horas que se abrió el paso (12 horas por 4 días) cruzaron un promedio de 3.541 personas por hora. Eso equivale a 59 personas por minuto. Una persona cada segundo.

Vielma Mora, a quien los habitantes de la región han bautizado como “El carnicero del Táchira” motivado a las muertes de manifestantes, estudiantes y personas inocentes que se han producido durante su gobierno a manos de funcionarios de organismos de seguridad,  intentó desde un primer momento de descalificar a las personas que cruzaron la frontera para ir a buscar comida. “Tenemos identificadas a las damas que estaban en la actividad PLANIFICADA en la frontera el 5 de julio, LA MAYORÍA SON BACHAQUERAS”, dijo Vielma el 8 de julio.

Tratando de restar importancia a la valiente y aguerrida acción protagonizada por poco más de mil mujeres que cruzaron el puente Francisco de Paula Santander en Ureña, el pasado 5 de julio, Vielma Mora escribió en su cuenta de twitter: “Situación presentada el 5 de Julio en frontera FUE UNA ACTIVIDAD PROGRAMADA. Actores de la oposición financiaron está acción que fue inducida”.

Vielma Mora quedó tan trastocado, al ver cómo un grupo de mujeres había logrado burlar el cerco de la Guardia Nacional en el puente Francisco de Paula Santander, que lo único que pudo inventar fue que la situación presentada en la zona limítrofe “obedeció a un plan orquestado y financiado por varios partidos de la oposición venezolana quienes intentan generar el caos en el país”.

Nicolás Maduro, quien conoce mejor que nadie la frontera, porque vivió en Cúcuta algunos años, según lo han testimoniado algunos vecinos del barrio Carora, llamó por teléfono a Vielma Mora para pedir explicación por lo que había ocurrido el 5 de julio en la frontera y al capitán solo se le ocurrió decir que “Los partidos Voluntad Popular, Primero Justicia, Acción Democrática y Copei planificaron el paso de las mujeres en frontera para generar caos”.

Vielma Mora, a quien jamás habría que dar la responsabilidad de defender la bandera venezolana frente a un conflicto bélico porque con toda seguridad se perdería la guerra, afirmó, luego de la movilización de 35 mil personas hacia Colombia, el pasado 10 de julio,  que “los venezolanos regresaron sin nada por los altos costos (…) el paso de venezolanos a Colombia de este domingo (10 de julio) para comprar alimentos no tendrá repeticiones (…) decidimos abrir los puentes para evitar un show ante la aglomeración de centenares de personas, pero eso no se va a repetir”.

Pero como la movilización del domingo 10 fue exitosa, la gente comenzó a organizarse para volver a cruzar los puentes el domingo 17 de julio. A través de las redes sociales se hicieron convocatorias de todo tipo y se organizaron movilizaciones desde diferentes estados del país. Habitantes de otras regiones que también querían comprar alimentos y medicinas, se organizaron para viajar en autobús hasta la zona fronteriza. He allí un elemento importante: las movilizaciones no han sido programadas ni patrocinadas por la MUD ni por ningún partido político. Es la gente, empoderándose, organizándose, imponiéndose.

El viernes 15 de julio, Vielma Mora y el PSUV organizaron una “movilización espontánea” de militantes y simpatizantes de la revolución hacia la frontera. El propósito era claro: los revolucionarios pasarían al otro lado de la línea fronteriza para luego regresar diciendo que estaban “defraudados” por los “altos precios” que tenían los productos en territorio colombiano. Vielma Mora y sus “asesores” creyeron que si algunas personas aparecían en las pantallas del canal 8 y otros medios oficialistas hablando mal de Cúcuta, de los colombianos y de los precios altos de algunos productos de la canasta básica, eso desmotivaría a muchas personas y las haría cambiar de opinión para no cruzar la frontera al día siguiente.

El tiro les salió por la culata. Vielma Mora, quien parece creer que los venezolanos nacimos por la manga de la camisa, declaró a los periodistas del canal 8 que la movilización del día sábado 16 había sido “totalmente espontánea”. “Desde las 6:00 am se acercó un grupo de gente a la frontera. Fui notificado de la situación e inmediatamente me comuniqué telefónicamente con las autoridades superiores para que autorizaran el paso”.

El capitán intentó desestimar la movilización que se daría al día siguiente (domingo 17 de julio) diciendo que “Mañana lo más seguro es que habrá una aglomeración muy bien publicitada por la prensa y el sector de la derecha venezolana, que ofrecen paquetes turísticos desde el interior del país hacia Cúcuta”.

Pero al ver que nadie le hizo caso y que, muy por el contrario, la movilización de ayer domingo 17 de julio superó todas las expectativas (88.684 personas) Vielma Mora empezó a respirar por la herida: “No es cierto que ir a comprar a Colombia es mucho más barato que hacerlo en Venezuela. Los venezolanos que este fin de semana cruzan la frontera regresan con pocos productos. Lo más comprado es el papel higiénico, cuyo precio en la presentación de 24 rollos es de 18.000 pesos, que significan 7.200 bolívares”.

Vielma Mora no quiere admitir que 170 mil personas cruzaron los puentes fronterizos en 48 horas a comprar alimentos que la revolución no puede ofrecer. El mandatario prefiere hablar de otra cosa: “Nos llama poderosamente la atención que vienen con pocas bolsas de comida, y más bien con otro tipo de artículos, sobre todo de higiene personal”

El Capitán Vielma Mora tiene la brújula perdida. Para él la gente que cruzó los puentes no fue a buscar comida y medicinas, sino a hacer turismo: “los desplazamientos masivos obedecen particularmente a especies de tours organizados con fines turísticos o de visita familiares. Tenemos conocimiento que vienen de Yaracuy, Lara, Mérida, Barinas, Zulia, Portuguesa y Carabobo en autobuses fletados que llegan directamente a San Antonio del Táchira a dejar pasajeros”.

Alguien debe decir a Vielma Mora que lo mejor que puede hacer es renunciar a su cargo. Si en lugar de dimitir, prefiere esperar las elecciones regionales para que sea el pueblo quien lo saque con votos, entonces habría que preguntarle ¿Por qué no te callas?. El capitán lo único que ha hecho es terminar de hundir el barco. Si Vielma estuviera realmente preocupado por el futuro de los tachirenses admitiría que fue un grave error haber cerrado la frontera con Colombia y abriría los puentes fronterizos todos los días de la semana, las 24 horas del día, los 365 días del año. Mentir no te salvará del juicio que te tiene preparado la historia, Carnicero del Táchira.

18 de julio de 2016
Twitter: @gustavoazocara

Email: cafeconazocar@gmail.com

Instagram: @gustavoazocaralcala

Facebook.com/GustavoAzocarAlcala

Cúcuta necesita a Venezuela para no morirse de hambre


Nosotros los cucuteños sabemos que Venezuela nos ha dado más que Colombia

Por: Iván Gallo

En Cúcuta creen que todos los atracos, las muertes y las desapariciones que vive a diario esta periférica ciudad son obra de los venezolanos. Si fuera por ellos se pondría un muro justo donde está el puente internacional Simón Bolívar. En este año cuando Maduro, por intentar controlar el acaparamiento que comerciantes residentes en Colombia hacen de los alimentos subvencionados por el chavismo, cerró la frontera, la delincuencia, el desempleo y el hambre fueron los fantasmas que se paseaban por las cada vez más desoladas calles cucuteñas en las últimas navidades, época en que el comercio de la ciudad estallaba, antes de 1983, por la invasión de venezolanos que venían, con bolívares en la mano, a arrasar con los supermercados y almacenes de ropa.

Claro que los necesitamos y la deuda que tenemos con ellos es enorme. Si el cucuteño en los ochenta y noventa pudo hacer realidad su pueblerino sueño de tener un carro fue gracias a las facilidades que se encontraba para adquirir uno en San Antonio o San Cristóbal. Si veíamos a Maradona hacer historia con el Nápoles fue porque Venezolana de Televisión transmitía sus partidos; si desde Bogotá venían los coleccionistas de música a comprar discos de Eddie Palmieri, John Coltrane o King Crisom en los años setenta, era porque se conseguían en San Antonio; si Cúcuta ha tenido alguna importancia es porque tenemos a Venezuela al lado.

Y ahora, de un momento a otro, movidos por el más obtuso de los patrioterismos, decimos que no la necesitamos. Somos ciudad de frontera y, para bien y para mal, nuestra economía y nuestra idiosincrasia depende de ese intercambio perenne que existe entre dos países vecinos. No hay que sonrojarnos: los cucuteños mayores de 30 nos sabemos de memoria el himno de Venezuela porque crecimos viendo Radio Caracas y Venevisión. Tenemos dichos, sabores, canciones que nadie más en Colombia conoce porque en el fondo somos más venecos que chibchas. Ahora los despreciamos, nos burlamos de ellos, como si nosotros, solo por tener un modelo neoliberal que ha convencido a los pobres de que algún día van a llegar a ser ricos, fuéramos mejores que los venezolanos.


Esa horda que volvió a revitalizar el moribundo comercio cucuteño eran los ricos de San Cristóbal y Mérida que vinieron a buscar lo que los especuladores colombianos acapararon durante meses

Las niñas prepago de Cúcuta, que cada vez son más y ocupan puestos importantísimos en bancos, empresas privadas y hasta en la alcaldía y la gobernación, van a Venezuela a hacerse las operaciones estéticas porque allá es más barato y sale mejor. Al cruzar la frontera con sus tetas relucientes y sus curvas nuevas, exhiben la xenofobia y el arribismo propio de una mujer adicta a las lipos. Esa empresita que es su cuerpo, también ha salido beneficiada con el chavismo.

No soy tan estúpido como para defender la abúlica y resentida revolución bolivariana. Hasta allá no me llega el mamertismo. Pero decir que esos 20 000 venezolanos que el domingo pasado cruzaron la frontera se estaban muriendo de hambre es un despropósito. Esa horda que volvió a revitalizar el moribundo comercio cucuteño eran los ricos de San Cristóbal, de Mérida, que venían a buscar las caraotas y las servilletas que los especuladores colombianos acapararon durante meses. Vean las fotos, la mayoría son blanquitos, rubios, bonitos, como son los ricos en Venezuela, como son los ricos en todas partes.

Bienvenidos siempre que quieran saltar el muro, los necesitamos y tenemos que decirlo, necesitamos a los venezolanos para no morirnos de hambre, ese es el orden natural de las cosas y sí, hay que crear industria, hay que ser autosuficientes, pero para serlo es mucho más fácil si se abre la frontera. Nosotros los cucuteños sabemos que Venezuela nos ha dado más que Colombia. A mí, por ejemplo, no me da pena reconocerlo.

Cúcuta, la consentida y la infalibilidad de la Ley de Oferta y demanda


Por: Javier Hernández

No se puede negar que las acertadas políticas del gobierno del presidente Chávez, continuadas al pie de la letra por su hijo, han contribuido como nadie al desarrollo de la ciudad. Ningún presidente colombiano, o mejor dicho, que haya gobernado Colombia, ha hecho tanto por Cúcuta, la floreciente capital del departamento de Norte de Santander. Por Colombia toda, me atrevería a decir.


En primer lugar, Colombia y Cúcuta como consecuencia fueron favorecidas por el cambio de patrón de intercambio comercial entre Venezuela y Colombia. En efecto, desde el año 1.999, la balanza comercial ha favorecido a Colombia, posibilitando la colocación por parte de empresas ubicadas en Colombia, de una producción diversificada de sectores representativos de su economía, como el sector textil, alimentos procesados, sector ganadero, automóviles entre otros.

Colombia ha sido el refugio de las empresas que han abandonado la producción en Venezuela para convertir sus filiales nacionales en importadores de la relativamente competitiva producción colombiana. En tal sentido, Colombia ha sido receptora de inversión de empresas multinacionales que relocalizaron allá sus plantas, y de empresas Venezolanas que exploraron el mercado del vecino país como una manera de reducir su exposición a los vaivenes de la economía criolla, sin perder la posibilidad de aprovechar el atractivo mercado local, especialmente cuando la borrachera de petrodólares permitía abandonar el país sin abandonar sus beneficios.

Luego, Cúcuta se convirtió en uno de los paraísos del enorme negocio de raspar cupos, y el cobro de considerables comisiones en dólares se convirtió en un importante flujo de recursos sin contrapartida para la economía cucuteña, impulsando la construcción inmobiliaria y el crecimiento de las actividades no transables por el enorme y súbito influjo de dólares en esa economía.

Posteriormente, la imposibilidad de los venezolanos de encontrar boletos aéreos al exterior, convirtió a Cúcuta en un hub aeroportuario que conectaba a los viajeros Venezolanos con el resto del mundo. Recordemos que hablamos de los tiempos en los que todavía el cupo viajero hizo de Venezuela una potencia exportadora de turistas que por algún lado necesitaba salir del país. Y allí estaba Cúcuta para darle a los Venezolanos, a cambio de una módica comisión, lo que estos no hallaban en su propio país.

Cúcuta también se benefició de una política suicida de congelación de precios que  impulsaba el contrabando de mercancía subsidiada desde Venezuela, para abastecer las poblaciones del lado colombiano a lo largo de la frontera. Al igual que con la gasolina y las medicinas, no es despreciable el efecto que esa oferta agregada barata puede haber generado en el bienestar de esa ciudad y en el sostenimiento de precios más accesibles que los que existirían en ausencia de ese flujo comercial ilegal. La única ley que vale en este contexto, es la Ley de Oferta y Demanda.

Y ahora, cuando el flujo de dólares se secó en Venezuela, cuando ya no existen dólares subsidiados buscando salida, cuando los precios de un producto cualquiera es más barato en Londres que en Venezuela, otra oportunidad se presenta para Cúcuta: convertirse una vez más en un centro comercial a donde los ciudadanos venezolanos pueden ir a comprar los bienes que no consiguen de este lado de la frontera. En este contexto, abrir la frontera es una medida humanitaria para Venezuela, donde el contrabando de introducción terminará ayudando a la estabilización de los precios. Más exportaciones Colombianas, incluyendo las ilegales. Más bienestar de aquel lado.

Hay que darle el mérito a quien lo merece y no está en el Palacio de Nariño sino en el de Miraflores.

Epidemia incultural en Villa del Rosario


Foto: Remy Caicedo
La Casa de la Cultura de este municipio en Norte de Santander ya no existe: está opacada por la oscuridad, el deterioro y los animales

Por: Ismael Gamboa Ocampo

Arropada por costales verdes y habitada por decenas de gatos: así es el panorama de la Casa de la Cultura de Villa del Rosario. El techo de teja agonizante cae por pedazos y las farolas coloniales no iluminan, carecen de vida propia. mientras los rosarienses observan sin mayor intriga desde el parque Los Libertadores el derrumbe de su identidad.

La Casa de la Cultura está opacada por la oscuridad, el deterioro, la negligencia y otras fuentes externas que hacen constatar que existe este lugar. Una es el sol con la luz fuerte que alumbra la basura, los escombros y los desperdicios que reposan alrededor. Las luces amarrillas, azules, rojas y verdes del parque no contrastan con la realidad que se vive aquí.

Hace un tiempo, los gatos aprovecharon el abandono cultural para tomar este territorio como nido. La falta de gobernabilidad y otros factores sociales ayudaron a que sea más fuerte el dominio numérico. La gente de buen corazón se acerca a la puerta vieja de madera,  gorgojada y quebrada a brindarles comida y agua.

Liliana León, vendedora en el parque, despierta, con sus arepas de queso derritiéndose y miel dulce, la atención de gatos y perros. Comenta que los animales no tienen culpa, pero sí los malos dueños. Esterilizarlos es una de las frases que más se escuchan por estos lugares como solución a la sobrepoblación.

Walter Maldonado vende chuzos mixtos de carne, pollo y chorizo y es reconocido por la buena sazón. Es quien más cerca está a la manada, los reconoce por ser negros, blancos, amarillos o combinados. Acusa a los alcaldes de ser responsables intelectos de esta situación. Agacha la cabeza con tristeza al ver el panorama desolador.


En las afueras de la casa añeja no todo es color de rosa: se vive una guerra campal.  Hay una disputa entre gatos y perros por el control de los sobros de comida que los consumidores dejan. El resultado es sangre y cicatrices, y los felinos tienen entre las desventajas el tamaño y la fuerza, por eso son los más afectados.

El descolorido pelo refleja la situación de abandono y desnutrición, y los rasguños evidencias las enfermedades que sufren. La fuerte temperatura emana olores a materia fecal esparcida y tal vez cuerpos en descomposición.

Se acercan lentamente, son ágiles, conocen el sector, también a los verdugos, como el ‘gato con botas’. Empiezan a maullar y en los ojos nace la ternura, sensación que impide ser olvidados, y extraen lo mejor de las víctimas. Son especialistas en construir su habitad en cualquier lugar. Además, conviven en paz, son una tribu que sobrevive.

Son muchos en un espacio reducido y no ha sido mayor problema, pues no conocen de salubridad. Simplemente están ahí, por naturaleza, ese es su instinto: dormir, comer, ser tiernos y que los acaricien. Frotan sus patas y lamen sus melenas, se estiran como los trabajadores, mineros, albañiles, agricultores o buseteros.

Durante la semana aguantan hambre. Las buenas intenciones del café y el sándwich no son suficientes, ellos les brindan alimentos. Son más de 30 y se reproducen rápidamente. Otro factor de este número tiene que ver con los desalmados. Son habitantes que vienen y tiran los gatitos que reciben el abrigo y el acogimiento de la aldea establecida.

El señor café, Eustacio Villamizar, y don sándwich, Víctor Maldonado, han estado por muchos años en el lugar. Reparten purina, y en unas tasitas viejas trasparentes depositan agua, para que no mueran deshidratados. Seguramente están bendecidos por esas buenas obras, en un municipio donde solo a unos cuantos habitantes les nace hacerlo de corazón.

Aquí no acaba la historia. Noemí Valencia tiene rabia y miedo, mezcla que deja ver en la manera de mirar. Cuando alguien llega al negocio, lo asusta, especula que se aproxima una epidemia por culpa del popó. Agita las manos y camina de un lado a otro. Sus movimientos alarmantes son naturales y su preocupación no es fingida.

Semáforo en verde. Unos caminan, otros corren. Nadie se detiene para analizar el estado en el que reposan los antepasados. Un alzhéimer de incultura se apoderó y borró de la memoria del patrimonio indígena el sentido de pertenencia nativo. Los espíritus ancestrales se revuelcan por sus animales y el olvido de la nueva generación que habita sus tierras.

Custodia la puerta, estático, rígido, triste, cansado;  pero aun así, con los ojos apagados, no desecha su responsabilidad. Es el guardia que simboliza el pueblo indígena. El cuerpo de piedra está preparado para soportar las adversidades. Solo no puede: necesita ayuda de la aldea, la que se modernizó para olvidar el pasado.

Atento a las miradas de Francisco de Paula Santander y Simón Bolívar  camina del centro del parque hacia el semáforo. De camisa verde y gafas negras, cabeza brillante, brazo derecho recogido, tiene documentos de la Villa empuñados. Conversa con cualquiera que le siga la corriente, si tiene que ver con historia y cultura.

Luis Rangel, historiador rosariense, trata de combatir la indiferencia social al lado del guardián de piedra. Comparte las sensaciones sentimentales de los mencionados, es romántico, la historia la lleva en las venas. Quiere transmitir ese amor y pertenencia que lo caracterizan, pero al municipio le falta memoria.

Con el bolígrafo y el cuadernillo de bolsillo, trata de recitar su cátedra en la calle, desempolvando la verdad. Los “efectos especiales” son lámparas de colores ubicadas en el parque, dando color a las hojas de los árboles. La narrativa crece y en el momento de fijarse en la casa, cae el espectáculo y  se pierde en el tiempo.

Si se fijaran más, podrían escuchar el chillido de esas cuatro paredes: sus letras suplican clemencia y auxilio. La pintura blanca que la conforma presenta desnutrición, la verde hepatitis aguda y la sociedad cataratas en los ojos.

Tal vez en algún momento, esta civilización encuentre la cura para esta epidemia, o aunque sea una vacuna. Los gatos no son el problema, sino la irresponsabilidad del hombre que piensa: “el animal que razona”. Se percibe la pregunta del guardián de piedra ¿Y qué será de la identidad de la siguiente generación?

Tomado de Las2Orillas

Abuso monumental


A un costado de nuestro Templo Histórico, monumento emblemático donde se reuniera el Congreso de Colombia de 1821, en dirección Villa del Rosario Cúcuta, en horas de la tarde del domingo 24 de abril, a los ojos de transeúntes y conductores y sin que ninguna autoridad hiciera nada al respecto, las aceras peatonales del parque Grancolombiano se convirtieron por obra y gracia de la arbitrariedad de unos desarraigados en parqueadero de vehículos. Lo más curioso es que una patrulla de la policía que pasó por el lugar hizo la vista gorda, y los fiscales de tránsito que montan retén todos los días pasando la Quinta Santander, brillaron por su ausencia. Este espectáculo, por demás degradante, habla muy mal del sentido de pertenencia de los habitantes y evidencia un desprecio por nuestro patrimonio nacional que hiere el sentir rosariense.

La Villa del olvido


Fotografía: ruinas de la Estación del Ferrocarril K14 de Villa del Rosario

Por: Daniel Josue Arevalo Manzano

Solo hay que ojear un poco la historia de Villa del Rosario para comprender que no merecemos este lastimero presente y el desdibujado futuro, y escribo comprender para que ustedes asimilen la lectura, porque en realidad ningún adolescente rosariense tiene la capacidad cerebral de recrear en la imaginación como era en realidad la Villa del Rosario. No lo merecemos, no por las acciones del ahora, que han sido cómplices y confusas, sino por las vivencias del pasado.

"Compartir la celebración de la eucaristía con el Padre Tenin es sentir la presencia de Dios en mi Pueblo": Carlos Vera


Por estos días los feligreses de la Parroquia Nuestra Señora del Rosario se encuentran muy felices por la presencia en el municipio del padre rosariense Marco Tulio "Tenin" Chacón, quien ofició la misa del día domingo

Al respecto Carlos Andrés Vera Aparacio manifestó, "Compartir la celebración de la eucaristía con el Padre Tenin es sentir la presencia de Dios en mi Pueblo"

“La Salida fue un fracaso”: La incoherencia divisionista de Capriles


Por: Gustavo Tovar

Venezuela atraviesa uno de los momentos más delicados en su tránsito de la dictadura chavista a la democracia, no podemos permanecer impasibles, la compleja coyuntura exige no sólo “unidad” sino “cohesión total” entre los miembros de la oposición y Henrique Capriles desde el 7 de diciembre la ha puesto en peligro -incluso amenazado con “ruptura”- con arremetidas irresponsables e incoherentes.
Con incredulidad y sorpresa, pero sobre todo pena, hemos leído las inauditas declaraciones de Capriles en las que se solidariza con Maduro (en El País de España incluso lo llama “compañero”) y ataca sin ton ni son a la oposición.

¿Qué le pasó a Capriles? ¿La tensión política -otra vez- lo ofuscó y perturbó? ¿Es tan sólo reconcomio político o es algo peor?

La incoherencia divisionista

En sus recientes declaraciones, Capriles por un lado se muestra sumiso, condescendiente y hasta obsecuente (chupa medias) con quien antes llamaba usurpador, ilegítimo y toripollo; con quien nos aseguró -con pruebas en mano- le habría robado nada más y nada menos que las elecciones presidenciales en 2013; con quien según sus propias palabras ha destruido las instituciones del país y al país mismo: Nicolás Maduro; a quien de manera insospechada, casi cómica, ahora quiere salvar porque salvarlo sería “salvar” a Venezuela, ofreciéndole diálogo, apoyo, incluso en un singular disparate político concediéndole un “trimestre” más para que rectifique como “estadista” (¡carajo, qué clase de locura es esa!); y por otro lado, en las mismas declaraciones acusa, deshonra y arremete de manera irresponsable contra cientos de miles de venezolanos de todo el país que se movilizaron en 2014 para protestar de forma valerosa y noviolenta contra el régimen de Maduro, algunos de los cuales hoy tristemente están muertos, presos, torturados o en el exilio, por tener y luchar por la democracia y la libertad.
Responsabilizar a la oposición y no a Maduro de las calamidades que estamos padeciendo es inaceptable, por no decir patético.

La incoherencia -¿dislate?- divisionista de Capriles en un momento tan inoportuno y crucial es instantáneamente observada y capitalizada por la dictadura, que al notar nuevamente debilidad en él y falta de unión en la oposición, se sintió inmune, tomó por asalto el poder judicial e intenta desconocer nuestra apoteósica victoria electoral.

¿Qué haremos? ¿Le daremos la mano y nos inclinaremos de modo sumiso -otra vez- frente a Maduro? ¿Golpearemos -con arrechera- una cacerola para reivindicar la verdad? ¿O en el algún momento nos movilizaremos consciente y legítimamente para reivindicar nuestros derechos?
Capriles con penosa indulgencia ante Maduro pero con mucha soberbia frente a la oposición, amenaza: “Habrá ruptura si se vuelve a protestar”.

Tú, como venezolano, ¿qué harás?

¿Qué es “La Salida”?

Capriles nunca pudo derrotar a Chávez electoralmente; ni Capriles ni nadie. Los únicos que lo lograron fueron los estudiantes junto a Leopoldo López en el 2007. No sólo lo derrotaron, sepultaron su “invicto” en lo que significó políticamente el comienzo del fin del sátrapa.

Como es sabido, el movimiento estudiantil y Leopoldo López lo hicieron en aquella ocasión enmarcados en una estrategia de lucha mixta -siempre noviolenta- con movilización en las calles, protestas, reivindicaciones sociales y “elecciones”. Nunca fueron abstencionistas como pretende señalar equívoca y mentirosamente Capriles, la diferencia fundamental fue que a las “elecciones” (al activismo político, trabajo comunitario, etcétera) le sumaron sabiamente el activismo social (protestas, manifestaciones, marchas, conciertos, asambleas, foros y huelgas de hambre), y así se logró por primera vez la impensable victoria contra un Hugo Chávez que estaba en plena apoteosis de popularidad.

Esa historia de éxito se repitió con la movilización social y reivindicadora del 2014 conocida históricamente como “La Salida”, donde estudiantes y políticos -Ledezma, López, Ceballos, entre otros, actualmente presos- se unificaron y activaron para iniciar una andanada de protestas que no sólo logró movilizar al pueblo y arrinconar al régimen, sino que lo desenmascaró frente al país y el mundo como lo que realmente era: un régimen represor, corrupto, narcotraficante, cínico y violador de los derechos humanos.

¿Quién en su sano juicio se atreve a desmentir esa realidad?

El dedo en la llaga, otra vez
Es inconcebible, por no decir suicida, que Henrique Capriles -otra vez- insista en desconocer los esfuerzos y resultados de las movilizaciones sociales y políticas del 2007 y del 2014 y hable de “errores”. Él, que fue derrotado en 2012 por Chávez, que se dejó robar las elecciones en 2013 por Maduro y cuyo llamado a “plebiscito” contra Maduro en las elecciones regionales de diciembre de ese mismo año resultaron en una de las más sonoras derrotas que la oposición haya sufrido en todo este tiempo. ¿Cómo se olvida tan rápido de sus propios “éxitos”?
No quería poner el dedo en la llaga, pero las circunstancias me obligan. Se trata de reflexionar en voz alta, de abrir el debate. Capriles ha señalado y acusado a otros de supuestos “errores” sin ninguna vergüenza ni autocrítica sobre los suyos; hay que responderle con firmeza por el bien de la coherencia y de la unidad.
Y en ese sentido hay que señalar que lo único verificable, público y notorio, lo histórico, es que Henrique Capriles le ganó unas elecciones presidenciales a Maduro, como él mismo denunció y probó, y no fue capaz de reivindicar esa victoria.
No sólo desobedeció y desautorizó la soberana voluntad del pueblo venezolano que lo hizo Presidente, la engañó. Le mintió de manera bochornosa e irreversible. Dijo que no se dejaría robar las elecciones y se las dejó robar. Peor aún, se rindió en su obligación política de hacer efectiva la victoria popular y en un hecho vergonzoso, inexplicable, sin aviso, claudicó ante el usurpador, se inclinó ante él, le dio la mano y traicionó así la sagrada decisión del pueblo de Venezuela.
¿Con qué cara se atreve a dar lecciones políticas? ¿No se da cuenta que es más vulnerable e enjuiciable que nadie en ese sentido?
Su exceso de cautela -por no llamarlo cobardía y no ofender- sí que fue un desastroso e irreparable error político, que ha llevado a Venezuela a la ruina total (y lo que falta), con decenas de miles de muertos, con escandalosos actos de corrupción como nunca jamás en nuestra historia, con devaluación, desabastecimiento, caos institucional, criminalidad desbordada, crisis de salud, de seguridad y educativa.
Un auténtico apocalipsis nacional que seguramente hubiésemos evitado si Capriles hubiese honrado con par de talantes bien puesto la voluntad del pueblo de Venezuela que lo hizo presidente.

¿Quién tiene la razón?
Es importante, vital, pese a las acusaciones y desencuentros de última hora, que todos entendamos que el pueblo venezolano no sólo nos quiere unidos, su mandato es que lo estemos.
En Venezuela, la Unidad (en mayúsculas), la cohesión opositora es la verdadera y única triunfadora. Desconocer eso puede ser fatal. Y en esa unión, repito lo que he señalado en otras entregas, pese a las diferencias de criterio y antípodas políticas, están Machado, Solórzano, Ramos Allup, Borges, Capriles, López, Ledezma, Torrealba, todos los que lucharon dentro del seno de la unidad o fuera de él para liberarse de la peste chavista.
La razón de la victoria en las parlamentarias fue la sumatoria de esfuerzos que realizó la oposición: protestas, asambleas, trabajo comunitarios, movilización, organización y activismo.

Es totalmente inaceptable a pocos días de un momento tan crucial como lo es el cambio de la Asamblea Nacional, ponernos a sacar cuentas (sobre todo cuando éstas son tan desfavorables para algunos), reprocharnos con razón o sin razón, pelear entre nosotros, abrazar a Maduro y patear a la oposición. No lo hagamos. Reivindiquemos la política no los reconcomios.

Espero sinceramente que Capriles recapacite y reivindique la unión. No es tiempo de jugar adelantado, es tiempo de jugar cohesionados y unidos por la democracia y la libertad. Llegarán nuevas oportunidades que plantearán nuevos escenarios, pero el actual es mantenernos unidos, instalar la nueva Asamblea Nacional, legislar y controlar al poder.
Y si es necesario protestar, hacerlo; y si es necesario votar, hacerlo.

Lo cierto, lo histórico, lo público y notorio, es que cuando los pueblos se han movilizado para votar y protestar “unidos” han sido capaces de liberarse de dictaduras.
Cuando no lo han hecho, han alargado su suplicio.

¿Qué haremos nosotros?