Ni 15 días les duró en buen estado el parque biosaludable a los residentes del barrio Santa Bárbara de Villa del Rosario. Se quedaron con las ganas de aprovechar las máquinas para hacer ejercicio que se adecuaron en la zona para el disfrute de por lo menos 2 mil personas de este y 12 sectores más.
A dos de los esquipos metálicos les partieron piezas importantes que les permiten la movilidad, lo que para el presidente de la junta comunal de Santa Bárbara, Francisco Londoño, es una falta de conciencia y de pertenencia de la misma población.
“A una de las ruedas infantiles en las que los niños dan vueltas, le partieron una pieza que la tengo en la casa a la espera de poderla arreglar. Y a otra máquina para ejercitar las piernas también le arrancaron un pedazo, esto es una falta de conciencia con lo poco que se ha conseguido para el municipio”, recalcó el vocero comunal.
Dijo que unos 30 niños se habrían subido a la rueda, afectando su funcionamiento y forzándola a andar, lo que determinó el daño que hoy las tiene fuera de servicio. También hizo un llamado a los papás de los menores para que se hagan cargo de ellos y no permitan que atenten contra los bienes de la comunidad, ya que este parque biosaludable hace parte de un paquete de remodelación y mejoras que se le hicieron al polideportivo de ese barrio.
“A este parque se le arreglaron las canchas, los tableros y los aros de baloncesto, los arcos de fútbol, se pintó, se arreglaron las graderías y quedó como nuevo, lo que desafortunadamente no pudieron aprovechar las personas de otros barrios, que también estaban priorizadas con este proyecto de la Gobernación de Norte de Santander.
En Villa del Rosario se iban a hacer cuatro parques biosaludables, pero los otros tres barrios asignados no contaban con las escrituras, por eso lo que estaba pactado para ellos, se invirtió en el polideportivo de Santa Bárbara”.
Londoño explicó que la Gobernación, a través de la Asamblea, encabezó el proyecto, que tuvo un costo de 250 millones de pesos y que busca la reactivación de campeonatos de fúbol, microfútbol y baloncesto, entre otros.
Pero una de las dificultades que no han podido superar es que al escenario lo siguen usando como cementerio de mascotas, pues es el tiradero de gatos y perros muertos, lo que afea una de las pocas obras vistosas que tiene el municipio histórico.
“El año pasado yo mismo alcancé a recoger 13 animales muertos, entre perros y gatos. Y este año ya van tres. Entonces la comunidad debe reflexionar sobre estos actos, porque acá no se puede convertir en el tiradero, porque eso ha generado los malos olores y ha atraído pestes al barrio”, puntualizó Londoño.
(Tomado de la Opinion)
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