Escasez de insumos afectó a las fábricas de calzado en el eje fronterizo San Antonio - Ureña




La escasez de insumos, principalmente el cuero, es la principal dificultad que enfrentaron las fábricas de calzado en la frontera del Táchira durante el presente año, en el cual se estiman cerraron las puertas más de cien microempresas en esta entidad y otras redujeron el personal, hasta convertirse prácticamente en empresas familiares.

En el eje fronterizo San Antonio-Ureña se concentra aproximadamente 70 por ciento de las microempresas del calzado, según indica el secretario ejecutivo del Sindicato nacional de calzado en el estado Táchira, Carlos Simoni.

El Gobierno nacional controló y suspendió la importación de calzado, lo cual es positivo para este sector, pero la producción nacional padece serias dificultades por la escasez y el encarecimiento de insumos como el cuero, pegantes, suelas, herrajes, etc.

“El cuero se lo están llevando desde los mataderos, directo para China, y no queda nada para la industria interna; los pegantes están muy caros, las suelas y los herrajes no se consiguen, algunos son importados, y las empresas tienen dificultades para conseguir dólares e importarlos. En el caso de las fábricas de la frontera, la mayoría de los insumos los traen de Colombia y el costo es muy elevado, por la devaluación del bolívar”, dijo el dirigente sindical.

Debido a esta situación, el desempeño de las empresas de calzado ha sido muy variado, puesto que algunas trabajaron 10 meses, otras 6 o 5, y hasta un grupo apenas lo hizo en 3 meses durante el presente año.

Los fabricantes califican de muy positiva la decisión que tomó el Gobierno al suspender la importación de calzado; sin embargo, solicitan que los apoye en la adquisición de las materias primas, principalmente el cuero, y rebaje los costos de otros insumos.

La escasez y el encarecimiento de los insumos afectan por igual a la industria del calzado, marroquinería, fábricas de guantes.

“Algunas empresas se ven obligadas a comprar materias primas con dólar paralelo y por eso el calzado resulta tan caro. Por ejemplo, los herrajes se fabricaban aquí, en Venezuela, y ahora no, se importan de México; las punteras de hierro, que se colocan a las botas de seguridad, se hacían en Guatire y ahora hay que traerlas de México también. Ese tiene que importarse y a veces los fabricantes no consiguen los dólares para importar y no pueden traer ese material”, refirió Simoni.

Las fábricas del eje fronterizo San Antonio-Ureña, igualmente se ven afectadas por la escasez de mano de obra. La mayoría de trabajadores son colombianos, otros tienen doble nacionalidad, pero debido a la disparidad cambiaria, que no favorece trabajar en Venezuela, la mano de obra emigró para Cúcuta, Villa del Rosario y otras localidades colombianas, donde se fabrica calzado.

“Esa situación ha afectado a empresas de la frontera venezolanas de otros rubros, como los muebles, las carrocerías, el plástico, metalmecánica. De allí la necesidad urgente de regular el precio de la moneda en la frontera de ambo países”, indicó Simoni.

El sindicato del calzado estima que, producto de las dificultades que padece el sector, en la entidad estarán laborando unas 200 empresas, pues ya dicen que ni el ministerio de Trabajo tiene la relación exacta.

El 70 por ciento de las fábricas está en el eje San Antonio-Ureña y el resto diseminado en San Cristóbal, Barrancas, San Josecito y otras localidades del estado. Asimismo, cree que más de cien fábricas cerraron y otras están operando como microempresas familiares, donde labora solamente el grupo familiar, padre, madre, hijos, tíos, sobrinos, etc.

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