El contrabando de gasolina de Venezuela a Colombia por su frontera Táchira-Norte de Santander es de vieja data, antes lo efectuaba un sector catalogado como “gasolineros”; quienes llegaban del vecino país venían para transportarla en diferentes modalidades, pero por el incremento monetario que ha tenido, ahora hay muchos propietarios de vehículos venezolanos que prefieren llevarla y obtener dinero fácil, claro, también siguen existiendo los conocidos “gasolineros”.
La venta del combustible subsidiado para los venezolanos a través de trasegado, pese a los controles anunciados, no ha mermado, por el contrario, pareciera haberse diversificado.
Los precios del combustible en Colombia han subido, y las ganancias para quienes
logran pasar gasolina venezolana barata a Colombia es tan grade, que ya dejó de ser un negocio de “desempleados” y se da a los niveles, “hasta al más encorbatado lo ves tú haciéndose su viajecito”, dijo Juan Torres; y es así, nada que ver con aquellos carros viejos que se quedaban varados entre Peracal y Capacho, ahora son vehículos de todas las marcas y los modelos los usados para esa lucrativa actividad, e incluso se hace sobre dos ruedas, pues se está utilizando las motos para, en mínimas cantidades, hacer el conocido “bachaqueo” del combustible, que igual deja grandes dividendos.
Ver cruzar la frontera a centenares de motorizados, ya es normal. A diario los pasos por San Antonio y Ureña son motivo de atención, se creía que por la poca cantidad de sus pequeños tanques no era rentable, el hecho es que por la facilidad de movilidad hacen entre seis y nueve viajes diarios, algunos ya comenzaron a adaptarle nuevos tanques que completan los 20 litros.
Desde Capacho a Peracal se observa a diario gran cantidad de motorizados, y en el paso a la Aduana de San Antonio, aunque se ha hecho algún tipo de control, al cruzar el puente llegan en “manadas”, pues la meta es dejar el combustible en El Escobal o en La Parada, transición que no les demora más de diez minutos, pues es sacar y cobrar; y como no hacen cola, cargan en Capacho o San Antonio para volver.
Se detectó cómo en la subida de Capacho a Peracal, algunos motorizados guardan entre la maleza botellas con el combustible para el regreso, cantidad que les alcanza para llegar a Capacho; y aunque hay controles de los cuerpos de seguridad, e incluso algunas detenciones con presentación en Fiscalía, la actividad ahora parece ser más lucrativa, puesto que suben a San Antonio, algunos identificados como mototaxistas, la gran mayoría sin pasajeros, puesto que eso es lo que menos interesa, si se consigue en el camino se hace, si no se procede con el cumplimiento de la actividad, vender la gasolina, así sea en pocas cantidades.
50 mil pesos la pimpina
En La Parada y en El Escobal, por San Antonio y Ureña respectivamente, durante los ocho días de cierre de la frontera llegó a costar la pimpina de gasolina, de 20 litros, 50 mil pesos: unos 1.500 bolívares.
El pasado martes, una vez se surtió el mercado, el precio varió, como la oferta y la demanda: 25 mil pesos por la pimpina de 20 litros, es decir, 850 bolívares; por lo regular los vehículos pequeños tienen capacidad para más de 40 litros; suponiendo que dejen la reserva para subir, estarían ganando por los tres o cuatro bolívares que cuesta esa cantidad en San Cristóbal más de 1.500 bolívares; luego, para algunos, sin pudor alguno y sin importar que están cometiendo un delito de extracción de combustible y lo que algunos llaman peor: traición a la patria, es el gran negocio de su vida, pues los viajes los hacen a diario.
En el recorrido se observó incluso taxistas que estaban haciendo la operación de ordeño, como también la llaman, razón por la cual en San Cristóbal el servicio no se presta con la misma eficiencia de antes, que se “peleaban” por recoger pasajeros, ahora prefieren hacer el viaje a la frontera, amén de que tienen la facilidad de surtirse a diario, por ser prestadores de “un servicio público”.
Pese a los controles pasa el combustible
Existen pruebas fehacientes de que a pesar de los excesivos controles y el esfuerzo que hacen los cuerpos de seguridad por controlar la fuga de combustible, por la variedad de la modalidad que se implementa, pasa el combustible venezolano hacia Cúcuta.
Vehículos último modelo de todas las marcas, además del nuevo método: bachaqueo con las motos y sobre todo con líneas establecidas en mototaxis, que cruzan incluso portando el chaleco y la identificación de las líneas.
La otra modalidad, que también todo el mundo la conoce, es a través de las líneas de transporte de pasajeros y últimamente con taxis, que sumado a la gasolina, llevan pasajeros, cauchos en el denominado “cauchazo”, para venderlos y venirse con las conocidas “chivas”, pasando además por el “cambiazo”, temas de próximas entregas, para conocer los secretos a voces en estos ni tan cuentos de frontera que son vox populi a diario, donde queda claro que no hay ningún tipo de pudor cuando se cruza la frontera, ni se piensa en el país, ni mucho menos en que se está cometiendo un delito que les pudiera llevar a perder hasta el vehículo.
0 Realice Su comentario Aquí:
Publicar un comentario