Asoviro cumplirá el sueño de comprar un terreno para construir su propia sede



María Flor Ortíz.

Después de cuatro años y medio de sufrimiento, incomodidades y penurias, la rueda de la fortuna por fin parece haber jugado a favor de la Asociación de Víctimas Rosarienses (Asoviro), quienes en poco tiempo tendrán la recompensa a su dura batalla por la redignificación de aquellos que padecieron los rigores de la violencia.

Entre decenas de organizaciones que día a día luchan por defender los derechos de las víctimas y lograr que sean reconocidas por el Estado, Asoviro fue la escogida para recibir los aportes que se obtengan por la venta del libro La guerra por las víctimas, escrito por el senador Juan Fernando Cristo, promotor de la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras.

Aunque no saben cuánto dinero recibirán, las 120 familias que integran la Asociación tienen claro que lo que se recaude irá destinado a la compra del terreno en donde, se construirá su sede.

Un espacio que desde su fundación, en 2008, han tenido que improvisar en casas de familia, salones comunales o donde les den cabida, con el fin de no dejar desprotegidos a quienes llegan a pedir ayuda y acompañamiento.

María Flor Ortíz, líder de la organización y una de las miles de víctimas que dejó la violencia en la zona del Catatumbo entre 1999 y el 2004, explicó que Asoviro está orientada a ofrecer capacitación y asesoría a aquellas víctimas que no saben cuáles son las rutas para reclamar sus derechos.

“Quisiéramos hacer miles de cosas, ofrecerles vivienda y protección a estas personas que no eligieron vivir esta guerra, pero carecemos de los recursos necesarios”, aseguró Ortíz, tras advertir que quienes conforman la Asociación viven en condiciones infrahumanas.

Por esa razón, la mujer, quien a pesar de los riesgos que implica su labor ha decidido “luchar por un pueblo que necesita de la mirada de alguien”, es optimista de que con una sede propia puedan hacer más por las víctimas.

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