¿El cura no procura y abjura?

Por: Beto Rodriguez

¡Santa Bárbara patrona de los truenos, rayos y centellas, protégenos!

¡Virgen del Perpetuo Socorro auxiliadora de los marineros, ven a nosotros! ¡Sagrado Corazón de Jesús, remedio contra infartos, no obstante que en La Opinión tenemos cardiólogo de planta, hacednos fuerte la controvertida víscera a la hora del miedo!

Y no miedo, sino terror al parecer con ribetes de pánico, fue lo que sintió en Villa Rosario el cura Alberto Echeverry cuando se preparaba para celebrar una misa en pro de la salvación de una difunta y se desató una tempestad con revelaciones del Nuevo Testamento.

El acto religioso se programó con presencia de un centenar de personas a fin de adelantar ante el Tribunal Celestial la defensa de la buena Eudelina Ramírez fallecida hace tres años quien tiene derechos Constitucionales y no puede ser condenada sin ser vencida en juicio.

Las razones expuestas por el hijo de la ausente, Iván Omar Torres Ramírez, no le devolvieron la cordura al pastor acostumbrado al balido de las ovejas medrosas ante la presencia del lobo, al contrario, hizo cerrar el templo para no ser atacado por el demonio natural y dejó a la feligresía a la intemperie.

“El varón de corazón de lis, alma de querube y lengua celestial, encargado de rogar el perdón de los pecados cometidos en vida por la comprometida con la corte divina cobró 30 mil pesos en aras de su ordenación sacerdotal para adelantar la diligencia, no participó en la audiencia sin previa excusa y tampoco se sabe si ante la Inspección del Trabajo devolverá el dinero con intereses incluidos.

¿Existirá en el Derecho Canónico la figura del prevaricato que hace gemir y le quita el sueño a los Jueces y Magistrados apartados de la Justicia sin causa justificada? ¿Qué dirá el obispo costeño encargado de Cúcuta, Luis Madrid Merlano, acostumbrado a la orilla del mar Caribe a presenciar auténticos temporales con reminiscencias de piratas en búsqueda del oro con el doble tesoro de la propia fe?

Levita aterrorizado, tímido bajo la sotana, investido con hábito talar de luces teologales, víctima de fijaciones de la niñez, ha despertado oleadas de hilaridad en esta zona del país donde la burla es el diario maná, cuando los infantes agarrados a las polleras de sus progenitoras ante un súbito cambio de ambiente lloran a reventar.

El infierno es fuego puro desde las llamas de la inquisición hasta el mismo centro del lugar de punición.

En la noche aciaga de la tierra del Hombre de Las Leyes caía lluvia a cántaros, el fallo se había podido proferir con atenuantes de frustrados y apagados comentarios de las lenguas de fuego en torno a las fallas del debido proceso a favor de la sindicada.

Entre tanto se plantea la posibilidad de la litis por la devolución de las piezas de oro y plata, y la desbandada de los dolientes de Eudelina, hacia las filas de los eternos protestantes émulos de Martín Lutero en procura de las caras indulgencias a perpetuidad plenarias.

3 Realice Su comentario Aquí:

Anónimo dijo...

HAYYYY ECHEVERRY ... USTED YA AQUI EN VILLA DEL ROSARIO LOS UNICOS QUE LO SIGUEN SON SUS AGENTES DE PASTORAL (LAMBISCONES) Y EL MONTON DE SEÑORAS SIN OFICIO ...ES MEJOR Q DIGA VAMONOS Y HECHECE LA BENDICON USTED MISMO.

Anónimo dijo...

Beto Rodríguez como siempre: escribiendo con su estilo tradicional sus incoherencias galácticas valiéndose para su inspiración, según su costumbre, de sustancias terrígenas.

Bien sopesadas las cosas y dejando de lado las conocidas bravatas que sus contradictores le achacan al tonsurado, se llega a la conclusión de que sus temores no fueron del todo infundadados si se tiene en cuenta que una tempestad de las mismas características, con con descargas eléctricas, ya había dado cuenta del reloj de la torre de la iglesia, y la noche de la suspensión del servicio de la misa de difuntos, en la ciudad de Tibú la misma tormenta descargó sus rayos sobre la humanidad de 4 soldados de la Patria y otros 6 que resultaron heridos.

No es justo ahora armar otra tormenta de improperios en un vaso de agua por causa de la devolución del importe del oficio religioso que no fue negado sino que por las razones del fenómeno natural fue pospuesto de acuerdo a lo afirmado por el sacerdote.

Lo que se advierte a todas luces, eso sí, es una satanización del párroco a toda costa que simplemente quizo precaver una desgracia de parte de la naturaleza, y una información sesgada de los medios que no mencionan los insultos de que fue objeto el prelado que por toda respuesta dijo a su agresor "yo lo perdono", sin tener que recurrir a las instancias judiciales como sí lo hace este feligrés apelando a la autoridad de la diócesis.

El llamado es a la reconciliación de las partes y a ponerle fin a este impase que ha sometido al escarnio público al sacerdote y servido de abrevadero a quienes no ven con buenos ojos su vicariato en la parroquia y del que la prensa ha hecho una noticia amarillista al extremo de alborotar la pluma de lunáticos como Beto.

Anónimo dijo...

apoyo total a nuestro párroco, no vamos a permitir que nos maltraten a nuestro guía espiritual