La batalla contra la reaparición del sarampión en el país


Desde el 2002, cuando se registraron 132 contagiados importados de Venezuela, Colombia no enfrentaba la amenaza del sarampión. Si bien en el 2012 y en el 2015 se confirmaron casos en ciudadanos extranjeros, la alerta que se vive hoy es mayor por los tres contagios que se han presentado en la última semana: Medellín, Santa Rosa de Cabal y Cúcuta.

El riesgo principal radica en Venezuela. De allí llegaron los tres menores de edad con la enfermedad que fueron confirmados por el Instituto Nacional de Salud (INS). Ese país encabeza el brote en América con 159 casos en lo corrido del año por encima de Brasil (14), Estados Unidos (13), Canadá y México (4) y Perú (2).

En una nota de prensa de enero pasado, el diario venezolano ‘El Nacional’ alertaba sobre la expansión de la enfermedad en Caracas y la falta de vacunas para inmunizar a la población. También mencionaba que la cobertura de la vacuna en el segundo refuerzo, que debe aplicarse a los niños de 5 años, era deficiente y solo alcanzaba el 53 por ciento, según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) del 2016. 

Esas cifras llevaron a que la misma OPS pasara de las simples recomendaciones formales que venía haciendo a publicar una alerta epidemiológica en la que insta al resto de Estados de la región a redoblar esfuerzos para vacunar a sus poblaciones, y a hacer presencia en Venezuela para incrementar las coberturas de inmunización, especialmente en el estado de Bolívar, donde se concentran cerca del 85 por ciento de los casos confirmados, según datos oficiales. La reacción de la OPS incluye, asimismo, un acompañamiento al Ministerio de Salud de ese país para la adquisición de 6 millones 300.000 dosis de vacunas SRP (sarampión, rubeola y parotiditis), jeringas y otros insumos necesarios.

Paso adelante, dos atrás
Este brote de sarampión tomó por sorpresa a casi todos. El 28 de septiembre del 2016, la región fue declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como libre de esta afección viral altamente contagiosa y que afecta en particular a los niños.

Ese logro fue producto del plan mundial de lucha contra el sarampión y la rubeola que se puso en marcha en el 2001 con apoyo de la OMS y la Unicef.

Gracias a la estrategia, hasta el 2009 los países europeos redujeron los casos totales de sarampión. Pero la alegría duró poco. Desde ese año, paradójicamente, los casos han ido aumentando de forma alarmante. En Rumanía, por ejemplo, en el 2016 se comunicaron 3.400 casos con 17 fallecimientos y en el 2017 el conteo superó los 8.000 y más de 30 muertes. Francia, Portugal e Italia, este último con más de 2.300 en 2017, también han registrado brotes. 

Este incremento está ligado con un descenso mundial en el porcentaje de vacunación, por debajo del 95 por ciento, que es el recomendado para la inmunidad de grupo y protección global ante la eventual llegada de un caso activo. Una de las principales razones es el papel que han jugado los movimientos antivacunas en ese continente.

Así, aunque casi todos los países del mundo incluyen al sarampión en sus calendarios de vacunación, solo 122 de ellos (63 por ciento) han vacunado con la primera dosis al menos al 90 por ciento de la población infantil, al caer la tasa a menos del 50 por ciento en la segunda dosis, que es la que asegura la respuesta inmunológica de larga duración.

Entonces, ¿qué hacer?
Esta semana, Ricardo Barros, ministro de Salud de Brasil, pidió al presidente de la OMS, Tedros Adhanom, que le permita obligar a los venezolanos a tomar vacunas al entrar en territorio brasileño.

Por ahora Colombia solo se ha decantado por intensificar la inmunización de la población. Se establecieron puestos de vacunación en cuatro lugares de ingreso masivo de venezolanos por Norte de Santander y, a través del programa ampliado de inmunización, se tiene dispuesta una provisión de 350.000 dosis de la vacuna triple viral. Se espera la llegada de 700.000 adicionales en abril para ser aplicadas en 2.600 puntos a lo largo del territorio nacional.

La directora del Instituto Nacional de Salud, Martha Lucía Ospina, ha dicho que en Colombia hay excelentes coberturas de vacunación (por encima del 93 por ciento) y ha explicado que si una persona tiene su esquema de inmunización completo está protegida de la enfermedad, al igual que las personas que la padecieron. Pero ha insistido en que no hay que bajar la guardia.

Para Hernando Nieto, presidente de la Asociación Colombiana de Salud Pública, se debe mantener –y aumentar– la solidaridad con Venezuela, así como invocar el concurso internacional para emprender acciones directas en los focos epidémicos. En otras palabras, es necesario acompañar a Venezuela y tener en cuenta que, aunque el sarampión volvió, es la segunda infección viral potencialmente erradicable, después de la viruela.

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