Historia de las tradiciones navideñas de Villa del Rosario (V Entrega)


QUINTA ENTREGA
Por: José Francisco Rodriguez Leal

Don Felipe Sanabria, reconocido como un verdadero santón de su tiempo, que hacía a pie la recolección de los diezmos de la parroquia por las trochas de la zona rural hasta Palo Gordo, elaboraba el pesebre de la iglesia en sus inicios con la colaboración del sacristán Adolfo Vargas en la nave izquierda donde está hoy el Santísimo. Posteriormente, el montaje del Sagrado Misterio se trasladó a un costado de la entrada de la sacristía con la construcción de la capilla que todos conocemos durante el vicariato de Mario Laguado Guerrero.

Antes del auge mercantil por el Lago de Maracaibo, a través del cual fueron llegando en la Locomotora Táchira los juguetes de lata, los muñecos de celuloide y las instalaciones navideñas de Asia y Europa hasta la Estación del Ferrocarril del Km 14, en la morada de nuestros antepasados las ovejas, los pastores y las casitas se hacían de cartón o de barro, y el pesebre familiar se iluminaba con velas de sebo y lámparas de aceite de tártaro. 

Después, con la comercialización de la pila de carbón, el ingenio de don Felipe los alumbró con bombillas de linterna e incluso los dotó de movimiento. De allí que el suyo de la calle 7ª entre carreras 3ª y 4ª, en Piedecuesta, que mostraba orgulloso con un puntero a la ola de curiosos, fuera el más visitado. 

Cada barrio tenía su conjunto. Y los músicos, entre ellos, Ciro Rodríguez (Calambucho), Hipólito Suescún (Bombarda), Ramón Villamizar, Pedro Useche, Domingo López, Agustín Coronel, Emilio e Ignacio García (el Mudo), Agustín Maldonado, padre de los mellizos Abel y Azael Maldonado, y de Filemón Maldonado, Rafael Maldonado y Antonio Maldonado, apodados los Tunos, Chepe Mancilla, Puno Granados, Nicolás Castro (diestro maraquero), Rogelio Peña, Encarnación Vera, Lino Romero, Miguel Sánchez, Camilo Olarte, los hermanos Lucio y Aurelio Ramírez, Hugo Rojas, Eugenio Rodríguez (el Cantarín), Pedro Rojas (Berrecuque), Encarnación Lamus (Manos Gordas), Juan Vivas y Fernando Jaimes (Cabeza de hacha), daban serenatas en los pesebres recaudando fondos para las misas de aguinaldos de sus barriadas.

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