Cae el precio del bolívar ante el peso colombiano

Esta semana el bolívar volvió a depreciarse considerablemente frente al peso.

El precio de la moneda venezolana nuevamente ha experimentado una caída ante el peso colombiano, situación que causa preocupación en la población venezolana y  mantiene desoladas las agencias de los Operadores Cambiarios Fronterizos de San Antonio.

En el mercado cambiario de la frontera, donde  la conversión bolívar-peso se hace con base al precio del dólar paralelo, este jueves el bolívar se cotizaba a 18 pesos, para la compra, y 19 ó 20 pesos para la venta, con tendencia a la baja, según los propios Operadores Cambiarios.

En días previos, el bolívar se estaba cotizando a 20 y 21 pesos para la compra, y 22 para la venta. No obstante, “la sobreoferta de bolívares y el encarecimiento del dólar del mercado paralelo, han empujado hacia la devaluación”, explicó un operador. Ante el temor que el bolívar continúe  devaluándose, los operadores cambiarios de San Antonio temporalmente han optado por no comprar bolívares, para evitar pérdidas.

Debido a esta situación, las agencias de los Operadores Cambiarios de San Antonio se observaron bastante desoladas. Según se pudo apreciar, sólo atendían a la persona que traía pesos para cambiarlos por bolívares, pero no a quien traía bolívares para comprar pesos. A éstos últimos no les quedaba otra alternativa que ir a cambiar sus bolívares en las agencias de la localidad colombiana de La Parada o de Cúcuta.

Con la devaluación que ha experimentado el bolívar ante el peso, para los venezolanos no resulta rentable económicamente hacer algún tipo de compra en Colombia. Cada día se hace más costoso tratar de adquirir algún producto o bien en el vecino país.

Mientras con la actual conversión bolívar-peso, para los ciudadanos colombianos sí resulta favorable hacer compras u obtener bienes en Venezuela.  Productos de la cesta  básica y de  higiene personal parecieran ser los más codiciados por los visitantes extranjeros; sin embargo, muchos de estos rubros escasean en el comercio de la frontera venezolana y si consiguen, la mayoría de las veces tienen dificultades para pasarlos hacia Colombia, debido  a los controles contra la extracción y el contrabando,  ejercidos por los militares del Ejército y de la Guardia  Nacional en las alcabalas