Registrar la sangre colombiana en busca de nuevas oportunidades


El de Cúcuta es el puesto de control migratorio terrestre con mayor flujo de toda Colombia.

La próxima vez que Teresa Contreras viaje a Colombia lo hará como una nacional más. Mientras espera turno por su nueva cédula de ciudadanía, la sancristobalense de madre neogranadina recuerda aquel tiempo en que rechazó la invitación de un primo a registrar juntos la nacionalidad.

Son las 10:00 de la mañana en el Consulado General de Colombia en San Cristóbal y en esa fila de tachirenses exuda el orgullo de llevar sangre mezclada con la del hermano país. “Antes uno se lo callaba, ahora muchos escarban ese árbol genealógico”, espeta un señor.

Dos motivos empujaron a Contreras a querer la ciudadanía vecina: “Primero, porque así puedo hacer cualquier negocio o diligencia bancaria allá. Y segundo, por cómo va este país. Ya uno está viejo, pero lo hago para abrirle oportunidades a mi hija y que ella después pueda dársela también a mis nietos”. La familia la completan dos varones, profesionales con posgrado, que emigraron a Australia.

Es curioso. Mientras el año pasado el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia recibió 490 solicitudes de recuperación de nacionalidad por parte de colombianos residentes en Venezuela, en Colombia un promedio de 930 ciudadanos renunciaron a esa nacionalidad con tal de recibir beneficios en otros países a los que partieron.

Delante de Contreras, Pedro Cárdenas también acaricia la recta final para convertirse en colombiano. El joven de 20 años encontró en Valledupar la oportunidad de trabajo que no halló de este lado del río Táchira. “Allá me amañé. Necesito los papeles porque si no me botan”, cuenta, acompañado por su madre. Es el tercer hijo que saca los papeles, especifica la habitante de Santa Ana.

Gran volumen
Uno de los trámites, quizás el segundo con mayor demanda en el Consulado General de Colombia en San Cristóbal, es la adquisición de la nacionalidad, una condición que se hereda en línea descendente. Pueden aspirar a ella ciudadanos nacidos en Táchira (para el caso de esta oficina) hijos de madre o padre colombianos por nacimiento o por adquisición previa.

El principal requisito es poseer un documento que identifique la ciudadanía colombiana de alguno de los progenitores, como cédula, partida de nacimiento o registro civil.
“Hay un gran volumen de solicitantes”, indicó Cecilia Palacio, cónsul de Colombia en San Cristóbal, al promediar que ese despacho tramita alrededor de 600 registros de nacionalidad mensuales. Casi en 98% son admitidos, excepto por inconvenientes con algún documento. El otro gran número de solicitudes es para visas Mercosur, de cónyuge, estudiante, residente, turista y de trabajo. El consulado otorga alrededor de 35 mensuales.

Además de que las oficinas consulares no llevan datos de migración, sería incorrecto afirmar que todos hacen el trámite para abandonar Venezuela. “No podríamos precisarlo, porque nosotros cuando damos la nacionalidad no preguntamos con qué destino es. Simplemente es un derecho constitucional que ellos tienen”, aclaró la diplomática.

Lo que sí es cierto es que el de Cúcuta fue el puesto terrestre de control migratorio de toda Colombia que mayor flujo registró en 2013: por allí se registraron 461.102 viajeros, un promedio de 1.263 cada día, según cifras de la Memoria al Congreso del Ministerio de Relaciones Exteriores.

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