Los familiares de los afectados claman por acciones urgentes del Gobierno Nacional a través de la Cancillería.
Las acciones binacionales contra el contrabando han desencadenado la captura de colombianos, que antes se dedicaban al paso de víveres y otros productos como medio de subsistencia en la zona de frontera, y que ahora son castigados por cometer un delito, de acuerdo con las nuevas disposiciones.
En el vecino país se reportaban hasta el viernes 979 personas capturadas, desde que se aplica el cierre durante siete horas. De ellas, poco más de 100 son colombianas que viven un viacrucis simplemente por adquirir productos de la canasta familiar.
Pablo, un colombiano capturado recientemente, dijo a Caracol Radio: “somos discriminados, maltratados, por los guardias. Pareciera que en esa cárcel existieran dos clases de seres humanos; colombianos y venezolanos”.
Un colombiano detenido con algún mercado puede terminar siendo judicializado por extracción de alimentos, narcotráfico y hurto agravado. Los procesos a veces se cumplen con una rigurosidad que terminan en cárceles que infunden terror como La Santa Ana, y otros terminan en centros judiciales que “solo con el pago” a la autoridad se recupera la libertad.
Gloria Sanguino estuvo detenida varios días y manifestó que “allá todo se arregla con plata, pagando. Sacando dinero puede uno defenderse, allá no vale más nada, se da tanto y sale, si no, se queda allá”.
A medida que avanzan los días crece el número de colombianos privados de la libertad, pero lo que más preocupa a los habitantes de la zona limítrofe es, según ellos, la falta de atención de la Cancillería a esta situación.
Rodrigo López, familiar de un detenido, expresó en medio de la tristeza y la preocupación: “deseamos que la Cancillería nos ayude, que sea de verdad, no puras palabras y frases bonitas, nuestros familiares están en peligro”.
El defensor del pueblo en el Estado Táchira, Aron Díaz, admite errores en los procedimientos que se han aplicado recientemente. “Hemos recibido quejas, y ya hemos dialogado con el Ejército y la Guardia para revisar lo que está pasando”, señaló.
El paso de mercancías ha sido una actividad de rutina durante años para los habitantes fronterizos. La devaluación de la moneda venezolana hace atractivo el abastecimiento de los productos de primera necesidad. Mientras un colombiano compra en territorio nacional un mercado con $250.000 pesos, en Venezuela este mismo mercado tiene un precio de $100.000, que equivalen a 4.651 bolívares fuertes.
Desde diferentes sectores económicos en medio de la debacle que tiene Cúcuta se reclaman medidas especiales para el comercio y que el Gobierno por fin se decida prestarle atención a la zona de frontera, con medidas acordes a la situación.
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