El rebelde ilustrado

Leonardo Benavides  junto al columnista Renson Said Sepúlveda

Por Miguel Ángel Flórez Góngora

Renson Said Sepúlveda es un columnista polémico, atrevido, “el más leído en Norte de Santander”, según la última encuesta que hizo el portal La silla vacía. Quienes lo conocen aseguran que posee una pasión irreductible por la literatura y el arte. Y que es, incluso, uno de los mayores expertos en García Márquez con que cuenta Colombia. Sus columnas han provocado la reacción airada del alcalde Donamaris, de algunos concejales y de un sector uribista que lo ven como una piedra en el zapato. Sus denuncias, sus columnas, su posición a veces dura y radical ha despertado odios pero también amores. Se puede estar en desacuerdo con Renson Said, pero nadie deja de leerlo. Y todos, amigos y enemigos, admiran su independencia, su criterio para decir las cosas de frente porque “no tiene rabo de paja” y eso, hoy en día, es escaso.

Miguel Ángel Flórez Góngora habló con Renson Said sobre el arte de escribir columnas periodísticas, los riesgos del periodismo de opinión en el Norte de Santander  y el país y como no, también sobre los lectores y detractores que semanalmente lo aplauden, pero que también lo adversan y  en el peor de los casos, lo amenazan.  


Miguel Ángel Flórez Góngora: ¿Por qué escribe columnas periodísticas?
Renson Said Sepúlveda: “Después de haber pasado por todos los géneros periodísticos descubrí que la columna de prensa es la que mejor calza a mi temperamento. Soy un poco tímido para hacer entrevistas y muy perezoso para hacer trabajos de campo. De modo que la columna me permite desarrollar ciertos temas sin tener que violentar mi carácter”.
M.A.F. G: ¿Qué lo motivó a escribir en La Opinión?
R.S.S: “La primera columna la mandé a La Opinión por mi amistad con Cicerón Flórez que ha sido muy alcahueta conmigo: me publicaba hasta mis trabajos de clase. Sin embargo, esa primera columna la mandé pensando en que la publicarían en el magazín dominical, que es dónde regularmente yo enviaba mis colaboraciones culturales. Pero me sorprendió mucho verla publicada en la página editorial con una fotografía mía sacada de archivos. A la semana siguiente mandé otra y pasó lo mismo. A la tercera vez recibí una llamada de Cicerón, que entonces era el subdirector del diario, en la que me informaba que de ahí en adelante iba a tener un espacio fijo todos los viernes para publicar mis columnas”.
M.A.F.G:   ¿En ese momento cuáles eran sus modelos como columnistas?
R. S. S: “Yo no tenía ningún modelo porque no había explorado aún el género. García Márquez era para mí, en ese entonces, un modelo literario, pero no periodístico. Yo pensaba siempre en términos de literatura. La columna de prensa me tomó por sorpresa y me abrió un mundo. Hasta entonces yo sabía casi todo lo que se refería al surrealismo y al realismo mágico y a lo real maravilloso,  pero no sabía nada del país. La columna de prensa me puso a estudiar la historia de Colombia, la historia de las guerras, la violencia, en fin, me puso los pies sobre la tierra”.
M.A:F. G: ¿Por qué habla de realismo mágico?
R. S. S: “Para que me entienda mejor esto yo tendría que contarle de qué familia vengo: un abuelo que detenía la lluvia con oraciones, una señora muda que nos cuidaba de niños y que predecía el futuro en la hojas de limón, una madre que respondía con versículos bíblicos a cualquier pregunta que se le hiciera, una hermana mayor que se fugó con su novio a los 15 años dejando el mensaje escrito con pasta dentífrica en la luna del espejo. En fin: pura literatura de la vida cotidiana. Vivía en un mundo poético”.
M.A.F.G: Hay gente que tiene curiosidad por conocer si los columnistas reciben alguna remuneración por lo que escriben ¿Usted recibe un salario por escribir Vía Libre?
R. S. S: “No. Nunca me han pagado por mis columnas de Vía libre”.
M.A.F.G: ¿Aceptaría un salario como columnista?
R. S. S: “Claro. Es un trabajo intelectual que merece remuneración. Los columnistas de El tiempo  y El Espectador reciben sueldo. En Semana y Soho y en las revistas virtuales le pagan a  sus columnistas. En la prensa regional no sucede eso porque consideran que con el hecho de que le publiquen a uno le están haciendo un favor. Nosotros generamos opinión. Los lectores compran el periódico por los columnistas y no por las noticias que pueden leer en internet o ver en la televisión”

Política y periodismo
M.A.F. G: ¿Son inseparables las columnas de opinión y la política?
R. S. S: “La política es apenas uno de los temas que yo abordo en mis columnas. También he escrito sobre literatura, arte y religión.  Lo que sucede es que en Colombia casi todo pasa por el filtro político y a veces es  imposible sustraerse a ese tema. Pero una columna de opinión no tiene que ser necesariamente política aunque opinar ya sea una actitud política”.
M.A.F.G: ¿Definiría a Vía Libre como una trinchera política?
R. S. S: “No es una trinchera política porque yo no me oculto como hace el soldado en la trinchera, al contrario, firmo mis columnas, sale mi foto, pongo el pecho. No tengo trinchera, sino que voy de frente. No es trinchera en el sentido militar del término porque no estoy en guerra con nadie ni tengo enemigos. Yo diría que Vía Libre es algo más modesto: es una forma de rebeldía”.
M.A.F.G:   ¿Dónde ubica la frontera entre la diatriba política y la información?
R. S. S: “Para que la diatriba política tenga peso y sea incontrovertible debe estar sustentada en la información. La opinión personal es apenas la punta del iceberg, debajo debe haber una buena cantidad de documentos, datos, testimonios, declaraciones, en fin.
M.A.F.G: ¿Por qué lo inspira el periodismo político?
R.S. S: “El periodismo político no me inspira nada. Si escribo sobre política es contra mi voluntad. Yo quisiera escribir sobre cosas más importantes para el ser humano como la poesía o el arte. Sin la literatura el hombre nunca hubiera salido de  la barbarie. La literatura hace que el hombre se cuestione el mundo en que vive y toda buena literatura es una indagación profunda sobre la condición humana y eso, en mi opinión, es más importante que lo que hace un político. Lo que sucede es que en Colombia la política afecta la vida inmediata del ser humano y a veces uno no tiene más opciones que ocuparse de esos temas. Pero repito: escribo sobre política contra mi voluntad”.

M.A.F.G : ¿Por qué aborrece a la clase política del Norte de Santander y del país?
R.S. S: “Porque es una clase política iletrada, estéril, improductiva, mezquina, endogámica, incapaz, que no ha querido y probablemente no ha podido (por su misma incapacidad) resolver algo tan sencillo como llevarle agua potable a la gente pobre que vive en los cerros, pero en cambio sí le llevan urnas para que voten por ellos. Una clase política carroñera y ladrona,  culpable del desastre de este país”.
M.A.F.G: Usted ha denunciado los vínculos entre paramilitarismo y política en la región. ¿Qué lo motiva a denunciar esos hechos?
R. S. S: “Lo he denunciado porque ese vínculo fue el que produjo las masacres de la Gabarra y los hornos crematorios de Juan Frío. Fueron más de 100 personas asesinadas y 70 reducidas a cenizas en esos hornos. Políticos y empresarios de la región abrieron las puertas del departamento para que ingresaran los paramilitares que, con la complicidad de la fuerza pública, cometieran los actos más atroces que se tenga noticia desde los tiempos del fascismo”.
M.A.F. G:   ¿Ha tenido pruebas verificables para hacer esos señalamientos?

R.S. S: “Las pruebas están ahí, a la vista de todo el mundo: las confesiones de Mancuso, del Iguano, de los desmovilizados, las investigaciones de la Fundación Arco Iris, la Fundación Progresar, los informes de prensa. Todos los días la prensa destapa algún escándalo y por eso es que hay militares presos y destituidos acusados de estos crímenes”.

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