Maleteros y trabajadores informales se dieron cita en el ‘Rancho de la parranda’ para ver el juego, en La Parada.
Las calles vacías del corregimiento de La Parada, en las que solo se divisaban banderas del tricolor sobre los puestos de los ausentes pimpineros, cambistas y puntos de venta de mercancía de contrabando, daban la impresión de que se tratase de un lugar evacuado masivamente.
El silencio era extraño, pero al avanzar unos metros empezaba a oírse el rumor de la muchedumbre que no era visible en el entorno, pero que rompía el ambiente en el que solo se sentía la brisa que espantaba el calor.
Los estrepitosos gritos y vuvuzelas eran más frecuentes al aproximarse al puente Internacional Simón Bolívar, pero la ausencia de tráfico y personas se mantenía. De pronto, el ondear de gigantes banderas colombianas sobre los costados de un negocio abierto en un lado de la vía, dieron aviso del punto de encuentro de cientos de hinchas residentes en el fronterizo corregimiento de Villa del Rosario.
Maleteros y trabajadores informales se dieron cita en el ‘Rancho de la parranda’, un lugar que preparó pantallas gigantes para apoyar la selección Colombia. Todos los presentes le apuntaban a una victoria segura sobre el seleccionado de Brasil, a pesar de ser un rival fuerte.
El minuto 6, no fue obstáculo para seguir alentando al equipo colombiano, tras el gol que prematuramente marcó Silva en la arquería de Ospina.
Más allá de este lugar, el puente que conecta a Cúcuta con San Antonio del Táchira, se hallaba libre para circular, muy similar al aspecto que se mantiene cuando hay un cierre fronterizo.
En este caso el acceso fácil hacia la hermana República Bolivariana de Venezuela, permitió dar lugar a los guardias para ver el partido desde pequeños televisores escondidos tras las carpas de los diferentes puntos de control, además de tener pequeños radios sobre los separadores de la avenida principal.
Los uniformados venezolanos le apuntaron a un triunfo de la selección Brasil, y por un momento olvidaron las requisas para respaldar al pentacampeón mundial, aunque con una actitud evasiva para las cámaras de la prensa, por miedo a represalias de los superiores.
Los mototaxistas que salieron a laborar en San Antonio, buscaron entre los pocos lugares abiertos para ver el partido, y aunque eran venezolanos de nacimiento, su corazón estuvo con la tricolor colombiana. A pesar de no existir medidas restrictivas, el comercio estuvo cerrado y los habitantes, en su mayoría, salieron con la camiseta de la selección de Colombia a reunirse en los dos lugares de encuentro: el sótano de la discoteca principal, Bling Bling, y el estanco que se encuentra al lado del cementerio.
Entre quienes observaban el juego, algunos de ellos vistieron la camiseta de Brasil, pero la mancha amarilla colombiana demostró la preferencia entre los presentes, al otro lado del río Táchira.
Otro fue el caso que se vivió en Pedro María Ureña, el cual fue sometido a estrictas medidas de seguridad debido a desordenes en partidos anteriores. Como un municipio fantasma transcurrió el segundo tiempo del juego. La ley seca hasta hoy a las 6:00 de la mañana y la prohibición para circular las motos particulares, afectaron el aspecto común de intransitable que tiene la localidad fronteriza.
Sin ruidos de pitos ni voces alentando el partido, transcurrió el segundo gol en el minuto 69, hecho por el jugador de la selección brasilera, Luiz. Sin rostros de tristeza, ni alegría, se podía circular sin ninguna congestión vehicular por el puente Internacional Francisco de Paula Santander.
En Cúcuta, el ambiente era distinto. El ruido de los hinchas apoyando al equipo que perdía el juego, no cesaba y la esperanza se reavivó cuando James marco el gol que puso el marcador en 2-1 y que por unos eternos minutos mantuvo encendida la ilusión de pasar a semifinales.
El Malecón se mantuvo con cientos de cucuteños que siguieron el juego hasta los 5 minutos de reposición. Tras darse el pitido final, la tristeza invadió el lugar y los presentes alegaron un árbitro ‘tramposo’ que estuvo a favor del anfitrión del Mundial 2014.
Con la eliminación colombiana, los hinchas agradecidos con el histórico avance en el futbol nacional, retornaron a sus casas tranquilamente.
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