Aumenta la violencia escolar en Norte de Santander


Las agresiones físicas son las más comunes entre los estudiantes nortesantandereanos.

Con la intención de buscar una alternativa de solución a la grave problemática de violencia escolar, se hizo un diagnóstico con 1.500 casos de violencia escolar en Cúcuta y algunos municipios de Norte de Santander.

El estudio lo hicieron la Universidad de Pamplona, la Fundación Resplandecer para Vivir, y la Red Nortesantandereana de una Escuela Sin Violencia, en el marco de la maestría de Paz y Desarrollo del Conflicto.

De la investigación se validaron 582 casos, tanto en lo urbano como en lo rural, desde pre-escolar hasta grado once; en 16 instituciones educativas de Cúcuta y 11 de otros municipios. 

Tan solo en Cúcuta se detectaron 389 casos, seguida de El Zulia con 90; Sardinata con 32; Villa del Rosario con 29; Los Patios 16; Durania 15; y por último San Cayetano con 11.

La mayor agresión es física, con 58  por ciento, con puños, puntapiés y empujones. La agresión psicológica aumentó a 15 por ciento; matoneo con ocho por ciento y agresión sexual con uno por ciento.

Asimismo, se estableció que en los hombres la agresión trasciende en un 52 por ciento, mientras que en las mujeres se desarrolla en un 42 por ciento.

En la zona rural tan solo un 12 por ciento son agresiones físicas a los hombres y un cuatro  para las mujeres.

Las amenazas, los apodos y las burlas son las mayores causas que desencadenan las diferentes agresiones entre los estudiantes nortesantandereanos.

Myriam Támara Carrero, directora de la Fundación Resplandecer para Vivir, aseguró que la situación de violencia en las instituciones educativas del departamento es alarmante.

“Es muy preocupante. Es alarmante la situación de violencia escolar en Cúcuta y el departamento. Esto es un tema de salud pública en el que todos los factores sociales debemos asumirlo y enfrentarlo, empezando desde los papás”, explicó.

Además, advirtió que si no se empieza a construir una cultura de paz urgente, la situación podría seguir empeorando.

“De nada sirve el posconflicto si no somos capaces desde la sociedad implementar una cultura de paz en los hogares y en los colegios”, dijo.

También insistió que la etapa de prevención de las agresiones debe intensificarse en las instituciones.

“Debe existir un comité de convivencia escolar con un orientador”.

Pero, asimismo denunció que de las 59 instituciones educativas públicas del municipio, solo en 22 tienen un orientador, lo que dificulta el trabajo que la fundación y la Red Nortesantandereana de una Escuela sin Violencia ha intensificado desde el año pasado.

“Hemos venido haciendo charlas en los colegios y explicando a los espectadores o testigos de los hechos que deben denunciar ante los docentes o sus papás, para que podamos evitar más agresiones”, aseguró.

Támara explicó que a través de que los jóvenes detecten la gravedad de la situación que se está viviendo en las instituciones, pues se animen a contar para poder evitar que se llegue al punto de la agresión.

“Hay que empezar a tocar el corazón para que no se queden callados”.

La docente explicó que la capacitación ha dado buenos resultados, debido a que al terminar la charla, muchos niños y jóvenes se animan a contarle a la sicóloga del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI), capacitada en delitos cibernéticos, sobre algunos casos, lo que ha permitido poder evitarlos. 

Pero también dejó claro que en la Fiscalía hay muchas denuncias de situaciones delicadas que ya trascienden a un juicio judicial, más allá de un hecho disciplinario.

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