Aunque no les tiene nombre sí las distingue a primera vista, sabe cuántos de estos peces hay en cada pozo y cuáles son las que van a ser de la partida en los platos de la semana en su local de venta de cachama Villa Yorley, en el corregimiento de Juan Frío, en Villa del Rosario.
Allí se pueden apreciar cachamas de todos los tamaños, pero en especial a ocho de ellas, que son las más grandes, lo que se ha convertido en un atractivo para quienes visitan el lugar a probarlas.
Acompañado de dos de sus trabajadores se lanzan al pozo atarraya en mano a buscar las más enormes y medirlas con las de tamaño normal, pero la diferencia en peso es abismal: las que se sirven en los platos de este y otros cuatro negocios de Juan Frío no superan el kilo, mientras que las cachamas tipo negras o cherna llegan a pesar hasta 27 kilos.
Este es el tipo de relatos que escuchan los clientes de José Isauro, quien cada vez se esfuerza más por no dejar que la tradición se olvide, pues cree que hay obstáculos que no han dejado que este gremio vuelva a despegar.
“Tengo unas 150 cachamas que van a ser igual de grandes a esta que tengo en la mano, pero estas son solo encargos que se hacen los clientes. Pero por lo general son solo para tenerlas en los acuarios para que la gente las mire. Hace como dos años se murieron seis cachamas más grandes que estas, pero es que ya tenías 22 años”, aseguró.
Estas hicieron parte de un festín culinario que Isauro, su esposa, sus hijos, sobrinos, nietos y demás familiares disfrutaron, pues este ha sido el sustento de varias generaciones de los Navas, y que ha sido fortalecido con unas 7 mil cachamas más que permanecen en los estanques del local.
“Antes en Villa del Rosario existía el Festival de la Cachama, en el que todos sacaban sus productos a venderlos, promocionarlos y hacer una competencia bonita entre todos. Al final los clientes eran los que ganaban, porque comían algo muy rico y observaban espectáculos en las calles con los carros decorados como cachamas gigantes, además de los que las pescaban en los pozos, que es otro de los atractivos turísticos”.
Pero este desapareció, pues la administración municipal creó el Festival de la Uva en fechas similares al del codiciado pez. Los pescadores aseguran que lo cambiaron dos veces de fecha en octubre, pero la Alcaldía ‘pegó’ el de la uva en días seguidos, lo que bajó la producción de la cachama, pese a eso, sigue siendo uno de los platos más ricos del municipio.
Tomado de La Opinión
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