Por: Eliseo Caballero
Sigue el alcalde, Carlos Socha Hernández, destacándose por su política entreguista; en lo cual no se diferencia en nada de todos los gobernantes que han pasado por el solio municipal.
Con la particularidad de que siempre le ha correspondido en "suerte" la privatización del patrimonio de los rosarienses que los otros alcaldes habían iniciado y dejaron contra su voluntad en pico de zamuro. Caso, por ejemplo, de las basuras, del acueducto en su primera tentativa de privatización, la entrega en concesión de las vías, y más recientemente, la adjudicación final de la infraestructura del servicio de agua y alcantarillado al adefesio llamado Acueducto Metropolitano de Cúcuta, que no es otra cosa que la entrega de la facturación del servicio a la voracidad de la burocracia capitalina, a cambio de una buena comisión para la horda política parasitaria confabulada, y para que nos midan a todos con el mismo rasero; de modo que las tarifas de hoy sean el día de mañana una melancólica evocación frente a las desmesuradas que nos expedirá "generosamente" la empresa Aguas Kapital.
Todo por el afán de lucro del alcalde y sus concejales que creen que las credenciales les otorgan una patente de corso para alzarse con los dineros públicos y disponer como les plazca del patrimonio inmobiliario regional.
Porque resulta inaceptable, desde todo punto de vista, que con un afluente natural como el río Táchira, con unas instalaciones que mal que bien satisfacen la demanda de agua en el municipio y una comunidad que en general paga puntualmente el servicio, vayamos a adquirir para el consumo local agua bombeada desde el municipio del Zulia con los costes de energía que su trasporte implica, para no hablar sino de una sola variable en la cadena de precios al consumidor.
Esta medida privatizadora es contraria al bien común y lesiona los intereses de la comunidad, así la quiera disfrazar el mandatario local con la entelequia de que vamos a disfrutar de agua las 24 horas del día, cosa bastante distante por cierto de la realidad, pues los caprichos de la naturaleza son impredecibles por causa del deterioro del ambiente, el calentamiento global por el efecto invernadero, y la contaminación, según lo muestran a diario los medios de comunicación.
Más que un hecho significativo y prometedor, la entrega a los operadores privados de las industria del Estado sin la consulta popular tiene que verse como una acto lesivo de los intereses generales; que afectará la calidad de vida de los habitantes debido a los cobros exorbitantes del servicio por cuenta de la empresa privada una vez consumada esta transferencia por la ambición de un alcalde y un puñado de concejales protervos que decidieron desmantelar la empresa municipal por las lentejas de una comisión irrisoria.
Lamentable por la ciudad; pero más deplorable por la indiferencia de sus habitantes que son quienes, al fin y al cabo, pagarán los platos rotos.
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nada raro del tipacoqueño
Cuando el "mejor alcalde" de Colombia estaba en campaña electoral, prometió privatizar el servicio de agua potable y "lo cumplió". Fué una promesa electoral que el público presente aplaudió enérgicamente y que luego ratificaró en las elecciones. El pueblo siempre elige a los gobernantes que se merecen. Entonces?... No es mi culpa yo no voté por C. S.
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