Comercio de Cúcuta aún depende de los venezolanos


En la frontera colombo-venezolana, sin que los organismos oficiales de ambos países intervengan, lo que impera para el tipo de  cambio es la oferta y la demanda, porque  rige el precio paralelo del bolívar en torno al peso. “Nada tiene que ver el precio oficial del dólar en Venezuela, a 6:30, frente al del peso colombiano en relación al dólar; son los dos puntos de referencia, no fluctúan para dar un precio real del bolívar”,  explicó el empresario cambista Alejandro Trillos, alegando que son otros factores los que determinan cuánto cuesta un bolívar en Cúcuta.
Para Trillos, el control de cambio en Venezuela evita que se tome en Cúcuta el bolívar como punto de referencia para establecer el precio del dólar. “Se trabaja con el dólar del mercado negro,  en ese punto es que en la frontera se busca el precio del bolívar, eso nos da el techo y el piso: oferta y demanda, porque si hay demasiada oferta de bolívares -como en la actualidad-, el bolívar se va al piso, y si hay demasiada demanda, el bolívar sube al techo”.
—Si no existiera el control de cambio en Venezuela, el bolívar en la frontera estaría en la paridad de uno por uno, es decir peso por bolívar, pero mientras siga devaluado el bolívar frente al dólar se notará la diferencia en relación al peso colombiano— afirmó Alejandro Trillos.
“Comercio afectado”
Para el empresario, en este momento el otro problema de esta variedad en los precios en relación al bolívar con el peso, tiene afectado al comercio en Cúcuta, “porque esto se mueve es por las compras de los venezolanos, aunque se tenga ese problema de la devaluación del bolívar. Un pantalón, por ejemplo un blue jeans, cuesta casi 3.500 bolívares y en Venezuela se consigue en 2.000 o 1.500 bolos, así como los zapatos, la comida; un almuerzo te sale, el normalito, en 500 bolívares, que allá está en 150. Esa es la razón por la cual el comercio en Cúcuta se ha resentido demasiado, acentuándose este año y es así que hay locales desocupados, cerrados, en las avenidas principales”.
Aseguró que en vista de esta situación, hay locales que los entregan para que paguen el condominio, porque no dan para el arriendo.

“El ‘cambiazo’ no es delito”
Aprovechando la amabilidad para con los reporteros de Diario La Nación por parte del señor Alejandro Trillos, empresario de casa de cambio con más de 40 años en el  ramo, se le consultó sobre el conocido “cambiazo”. “Ese es un tema que se lo han inventado ustedes, allá, porque ya han aprendido mucho de nosotros, los colombianos (se rió a carcajadas). Eso no es delito, no es lavado, porque se hace aquí en la frontera, es una centrífuga: ustedes traen dinero en efectivo y nosotros lo compramos, entra y sale. No sé si en Venezuela eso lo catalogan como delito, pero para nosotros es algo normal, un negocio como cualquier otro, además que no sólo lo venden en eso que ustedes llaman ‘cambiazo’, sino que lo están trayendo para depositarlo en los bancos, por mayor seguridad y el valor del peso. Ya abrieron cuentas aquí”.
“Lamentablemente, aún dependemos de los venezolanos”
Trillos confirmó que, “lamentablemente, el comercio de Cúcuta sigue dependiendo de los compradores venezolanos. Durante los ocho días del cierre de la frontera por las elecciones, Cúcuta se paralizó. Nosotros aprovechamos para pintar las oficinas, porque -como te dije-  en cuanto al comercio, los empresarios colombianos dependemos de los compradores venezolanos, porque esta es una frontera diferente, donde el único empleo que se da es el turismo, de lo que vendemos, el servicio que prestamos a los venezolanos, aquí no hay industria, y por eso tenemos que proteger a esa ‘industria’ que representa la presencia de los compradores del otro lado, que ha sido por tradición, pues desde niños, sus padres siempre los traían a comprar aquí la ´pinta´ de diciembre, es algo de cultura, de años atrás. Por eso es que nos gustaría que el bolívar mejorara en cuanto al precio y no estuviera tan devaluado, porque si nos compran más ustedes, mejor nos va a nosotros”.

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