Sus manos transforman en jarrones el reciclaje

 
Hace 10 años la familia de Yamile Mojica consigue su sustento diario de las artesanías que produce en su taller casero. 

 Reciclar en las basuras no es común para cualquier persona. Pero cuando se convierte en el sustento de toda una familia, es el principal patrimonio para trabajar.

Luego de vivir el flagelo del desplazamiento, los miembros de la familia de Yamile Mojica, que vivían en un municipio de Norte de Santander, cuyo nombre ella no lo reveló, tal vez por seguridad, la única salvación para ellos fue implementar la artesanía como fuente de vida.

Hace 5 años llegaron a Villa del Rosario donde viven en el barrio San Gregorio.

Entrar a la vivienda, es ingresar a un taller de escultura. Cualquier rincón mantiene viva la ilusión de progresar y mantener la familia en el camino correcto.

Hace 10 años emprendieron la labor de artesanos. Salían a reciclar en las basuras y, poco a poco, mirando a otros artesanos cómo tejían, llegaban a su humilde hogar y con una cabuya intentaban imitar el procedimiento.

De esta manera aprendieron a hacer manillas y empezaron a ofrecerlas.

Poco a poco fueron perfeccionando su trabajo que siempre fue empírico. No han tenido capacitaciones que les contribuyan a profundizar los conocimientos.

Materiales reciclables son los únicos que formalizan sus obras. Entre guadua, cáscaras de cocos, totumo, cacho, hueso, cartón y madera que en las carpinterías desechan,  elaboran collares, manijas, aretes, diademas, balacas, anillos, lámparas, jarrones, flores en porcelanicron, entre otros.

Los Mojica se beneficiaron del programa Ruta de Ingresos y Empresarismo (RIE), del Departamento de Prosperidad Social, operado por la Corporación Escuela Galán, que les dio una acolilladora, calabra manual y compresor que  necesitaban para agilizar el trabajo.

De esa forma, lo que antes hacían en dos días, ahora lo desarrollan en 45 minutos, con una mejor calidad.

A pesar de los golpes de la vida que han sufrido, ayudan a mitigar el desempleo de madres jefas de hogar. Yamile ha capacitado a varias de estas mujeres con la única intención de que vean en la artesanía un punto de ingresos.

Yamile cuenta con decepción que al inicio de sus vidas como recicladores vivieron varios atropellos por parte de la Fuerza Pública. “La Policía nos agredía, solo por ser recicladores y no tener una buena presentación. Pero no todos los que trabajamos en esto, somos ladrones ni viciosos”, afirmó Yamile.

Su hijo, que presta el servicio militar, por estos días está de permiso,  le ayuda con la labor diaria de la artesanía.

“Yo no quería que se fuera para el Ejército, pero él siempre mantuvo la ilusión de poder ayudar a las demás familias, para que no vivieran lo mismo que nosotros, que nos tocó salir de nuestro hogar por culpa de la violencia.
Tomado de la Opinión

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