Cada mes, las empresas de giros se ven atiborradas de personas que reciben dinero de sus familiares en Venezuela.
Según reveló la Fundación Progresar –organización que promueve la protección de los derechos humanos-, el negocio de las remesas provenientes de Venezuela en Cúcuta podría estar siendo controlado por bandas criminales.
El dinero enviado desde el vecino país a familiares ficticios en Colombia le ha llegado a dejar ganancias mensuales a una sola persona de hasta $250 millones, situación que atrajo la atención de la delincuencia organizada en esta zona de frontera.
El informe de la ONG señala que “las bandas criminales entraron a regular la actividad de las remesas, cobrando un porcentaje a esas personas que tienen un gran movimiento de carpetas por las que cobran gruesas sumas, lo que agrega un ingrediente de intimidación conociendo el modo de operar de esos grupos”.
Así mismo, indica que en la puja por mantenerse en la actividad ilícita, personas que tenían un movimiento medio dentro del envío de remesas, por el número de carpetas que manejaban, habrían sido asesinadas o desaparecidas.
El negocio redondo
En el negocio de las remesas es muy sonada la palabra carpeta. Esta se usa para referirse a los documentos que debe presentar un venezolano ante la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi) para obtener la autorización de envío de dinero a sus familiares colombianos con dólares preferenciales.
Para recibir la aprobación de girar dinero desde Venezuela a Colombia, muchas personas han falsificado los documentos que exige Cadivi, para beneficiarse del cambio monetario del dólar preferencial en Venezuela.
Sin embargo, otros han logrado convencer a personas en Colombia y Venezuela que presten sus nombres para enviar y recibir las remesas familiares. Quienes se benefician, en este caso, son los tramitadores que llevan a las personas a que consignen la plata y la reclamen, puesto que pagan una pequeña comisión de $40.000 a quienes prestaron su nombre para girar dinero y se quedan con casi $500.000 de ganancia.
A muchos de ellos los conocen como los ‘carpeteros’.
En la cadena de operación, también participan expertos falsificadores que cobran por partida de matrimonio, registro civil, carta de residencia, todo debidamente sellado y firmado como si se tratara de un autentico documento.
Según las directrices de Cadivi, los venezolanos pueden enviar hasta 900 dólares a los familiares que vivan en el exterior, a razón de 300 dólares por persona como máximo, siempre y cuando demuestren, tener ingresos mensuales superiores a 3.100 bolívares fuertes. De lo contrario solo podrán enviar un tope de 600 dólares para dos personas (300 dólares por cada uno).
Las remesas solo pueden ir dirigidos a los abuelos, padres, hijos, nietos y cónyuge (persona con la que hayan convivido más de dos años).
En este caso, se ha encontrado que una sola persona puede llegar a beneficiarse de hasta 500 carpetas, cada una de ellas con una ganancia mensual de $500.000 en promedio, lo que fácilmente le representa un ingreso mensual de $250 millones.
Este hecho convierte a las remesas familiares en un jugoso negocio en el que muchos se han motivado a sobornar, falsificar y hasta matar para mantenerse adentro.
En 2012, Norte de Santander ocupó el sexto lugar en la distribución de ingresos a través de remesas, con 219,7 millones de dólares, presentando un aumento del 16,7% frente a 2011.
Por su parte, Venezuela ocupa el tercer lugar entre los países que generan los mayores envíos de dinero a Colombia, después de España y Estados Unidos. De este país ingresaron cerca de 500 millones de dólares en 2012, de los cuales el 44% se quedaron en Norte de Santander.
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