Puente Internacional Simón Bolívar

Puente Internacional Simón Bolívar, inaugurado el 24 de Febrero de 1962. A la izquierda se observa el antiguo Puente Bolívar, construido en la década del 20 y demolido después de la construcción del nuevo puente.

Por: José Hurtado

La miopía de nuestra clase política de los años sesenta perdió la oportunidad de convertir el antiguo puente en un importante paso peatonal que haría a estas alturas holgado el tráfico por el construido hace 50 años.

La misma estrechez de miras le podríamos achacar a la dirigencia de los años treinta que permitió la extinción de la empresa ferroviaria que unía a los dos países y de la cual teníamos tres importantes estaciones en Villa del Rosario (hoy por hoy declaradas monumentos nacionales donde existen: una en La Parada (su terminal, donde está el Cenaf); otra en Villa Antigua en el cruce de la carrera 1ª con carrera 7ª, malograda por un alcalde tuntuniento de la colonia coica; y la de Trapiches por la antigua carretera a Cúcuta (Boconó), a donde venían a abordar el tren los habitantes de Palotal y Tienditas.

Pero lo que son las realidades sociales muchas veces ajenas a la voluntad y a los "estudios sesudos" de los políticos de la región: El puente internacional Simón Bolívar se ha convertido por obra y gracia de los precios diferenciales de las economías colombo-venezolanas en la mayor fuente de empleo para los habitantes de la frontera y para los trashumantes que llegan todos los días buscando oportunidades de subsistencia mínimamente dignas en estos confines.

Gracias a este paso elevado se reducen los índices de criminalidad por hambre y la inseguridad por casos de robo. Es tan estratégica su situación geográfica que por él trascurre la mayor parte de los productos que se comercializan entre las dos naciones, y, deplorablemente, conocedores de este privilegio, las bandas del crimen organizado se disputan su dominación para el manejo del narcotráfico y el contrabando de víveres y combustibles ante la vista gorda de las autoridades.