Villa del Rosario, 5 de Agosto de 1999. Los años pasan, así le sucedió al padre de la Parroquia Divino Niño, Juan Carlos Calderón Quintero (05/08/1958), quien no ocultó su alegría de cumplir un año más de vida (41 años). Aplausos y los mejores deseos por el resto de su vida pidieron para él los asistentes, mientras el arzobispo de Pamplona, Gustavo Martinez Frías, le alzó el brazo en señal de regocijo.
El padre Juan Carlos Calderón llegó a la Parroquia del Divino Niño de Lomitas después del asesinato del Padre Álvaro Suárez el 4 de diciembre de 1998 mientras cumplía su santa misión de visitar a los enfermos.
Luego de este grave impase en el que la comunidad quedó tremendamente golpeada y entristecida, al igual que la Diócesis de Cúcuta, por la pérdida de un buen sacerdote, el obispo de ese entonces decidió pedir al Padre Juan Carlos Calderón que asumiera esta parroquia, para que la pastoreara y sacara adelante. El Padre Juan Carlos la asumió y con gran empeño continuó la obra de construcción del templo y de la casa Cural, llevando a término este trabajo tan arduo y hermoso. A la vez terminó de construir la capilla Jesús de Nazaret en Campo Verde, Construyó la Capilla San Juan de la Cruz en Trapiches. Construyó la Parroquia San Ignacio de Loyola en Vista hermosa, la Capilla Beato Padre Marianito Eusse en el barrio Navarro. También construyó escuelas y proyectó otras obras de beneficio para la comunidad, dejando una huella imborrable.
Luego de 8 años de trabajo y dedicación en la Parroquia Divino Niño de Lomitas, fue trasladado y vino a sucederlo el Padre Pedro Alejandrino Botello.
Luego de 8 años de trabajo y dedicación en la Parroquia Divino Niño de Lomitas, fue trasladado y vino a sucederlo el Padre Pedro Alejandrino Botello.
Actualmente mediante decreto 026 del 29 de diciembre de 2012, el obispo de la diocesis de Cúcuta, Julio César Vidal Ortiz asigno al Padre Juan Carlos Calderon Quintero a la Catedral de San José.
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Hoy tuve la gran bendición de asistir a su inauguración como párroco de la Catedral de Cúcuta...inmediatamente sentí la presencia y el poder de Dios en un sacerdote cuya capacidad de transformación dará mucho que hablar para la posteridad, ungido con un gran carisma y un inmenso poder de oratoria, esta llamado a ser uno de los grandes sacerdotes que este país haya conocido. Cúcuta tiene en él un mecenas espiritual sin parangón. Dios le dé larga vida para que sus frutos se multipliquen muchas veces....
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