Gasolina y bandas criminales


Por: Pedro Duran Barajas
Dijo el alcalde hace un par de días que quienes le compran gasolina a los pimpineros apoyan las bandas criminales. Si eso es cierto, no habrá más remedio que seguir apoyándolas, porque aun quienes intentamos comprar gasolina en estaciones de servicio legales, muchas veces nos hemos visto obligados a “pimpinear”. El que diga lo contrario, no vive en Cúcuta.

Si bien es cierto que en los últimos días los daños en la vía entre El Vigía y Ureña interrumpieron el suministro de la gasolina venezolana que llega a las estaciones de servicio cucuteñas gracias al convenio entre Ecopetrol y Pdvsa, el desabastecimiento de combustible legal es un mal crónico en Norte de Santander desde que el convenio de importación comenzó a funcionar.

El 20 de diciembre pasado, este diario publicó una carta suscrita por los representantes del transporte público colectivo cucuteño, en donde afirman lo que todo el mundo sospecha: “el suministro de combustibles  (ACPM – gasolina), por su precio importado y preferencial en la zona de frontera, se está fugando hacia otras regiones del país desde hace mucho tiempo”. Entonces no es una casualidad que la prensa de Bucaramanga publique noticias sobre la crisis de las estaciones de servicio de esa ciudad. Según el presidente de Fendipetróleos Santander, en ese departamento se comercializa un millón doscientos mil galones mensuales de gasolina de contrabando provenientes de Venezuela, lo que tiene casi a punto de cerrar a sesenta estaciones de servicio instaladas en la vía entre Bucaramanga y Aguachica, ruta principal de la gasolina que llega por Ocaña desde la frontera. (Vanguardia, noviembre 8 de 2012). ¿De dónde saldrá tanta gasolina?

Aunque el cupo del convenio entre Ecopetrol y Pdvsa es insuficiente y es preciso aumentarlo, tambièn es cierto que las autoridades municipales y departamentales no están prestando la atención debida a la comercialización de la gasolina venezolana legal. Si los pimpineros existen, es porque las estaciones de servicio no ofrecen suficiente combustible para abastecer la ciudad. Aunque no hay pruebas para afirmarlo con certeza, muchos creemos que buena parte de la gasolina que entrega Pdvsa se está comercializando como contrabando fuera de Norte de Santander.

En lugar de hacer incriminaciones injustas que afectan el eslabón más débil de la cadena del contrabando, afirmando que quien le compra a los pimpineros apoya a las bacrim, lo cual es un afrentoso señalamiento a los pimpineros y a los cucuteños, lo que debe hacer el alcalde, en el legítimo ejercicio de las facultades policivas que la Ley le otorga, es establecer una severa auditoría a la comercialización de la gasolina importada, labor en la cual debe recibir el apoyo del Resguardo de Rentas Departamental. Así protegerá el bolsillo de los cucuteños y de paso, quizá multiplique el recaudo por sobretasa a la gasolina.

No hay que buscar el ahogado aguas arriba. El problema no son los pimpineros ni los cucuteños que les compran gasolina. El problema es la administración pública que no hace su trabajo.

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