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A pesar de la amenaza de un alto desabastecimiento, los supermercados de San Cristóbal, San Antonio y Ureña han logrado atender la demanda, no solo de sus poblaciones sino la del área metropolitana de Cúcuta. (Foto archivo la opinión)
La ausencia de dólares en Venezuela sigue poniendo en riesgo el abastecimiento de productos en los establecimientos comerciales, en momentos en que la demanda supera la producción interna y esta se debe cubrir con bienes importados.
El férreo control que mantiene el Estado para autorizar los dólares a 4,30 bolívares fuertes, se acentúo en los últimos seis meses y ya comienza a quitarle ritmo a las compras externas, que el año pasado, según estimaciones, ascendieron a 52.000 millones de dólares.
Esta situación ha obligado a los importadores de ese país a refugiarse en el mercado negro para cumplir con sus obligaciones y continuar sus operaciones comerciales, en donde un dólar se vende a 17,4 bolívares fuertes, cuatro veces más caro que el cambio oficial
Los empresarios venezolanos, consultados por La Opinión, aseguraron que el acceso a las divisas se agudiza cada día más debido a que el gobierno del vecino país se ha demorado en adoptar políticas económicas que contrarresten los efectos del excesivo gasto público.
Algo que dejaron claro los importadores es que mientras no se logre una constante asignación de divisas, el país tendrá una menor cantidad de insumos para producir y atender la creciente demanda interna.
El año pasado, la Aduana de San Antonio (estado Táchira), a pocos metros del corregimiento de La Parada, en el municipio Villa del Rosario (Norte de Santander), efectuó 15.013 operaciones de importación por un valor de 1.103 millones de dólares.
En contraste, el volumen de las exportaciones tan solo llegó a 1.301 operaciones y ascendieron a 34 millones de dólares. El monto de las ventas externas representa el 3% de las compras internacionales de 2012.
El Bank of America calcula, en un informe, que Venezuela requerirá de 65.000 millones de dólares adicionales para cubrir sus necesidades económicas en 2013, debido al recorte en el gasto público y al retraso del gobierno de llevar a cabo la devaluación del bolívar.
Señala, además, que el excesivo gasto público en los últimos dos años, sobretodo en época electoral, y los problemas que tiene PDVSA para aumentar su producción, han hecho que el déficit del país vecino se sitúe en 9,7%.
El reporte de Bank of America indica también que el retraso de la devaluación del bolívar, medida con la que se espera recibir más bolívares por los dólares que PDVSA le venda al Banco Central de Venezuela, hará que la diferencia entre ingresos y egresos llegue a 16,3%.
La demanda de dólares obligará el gobierno de Hugo Chávez Frías –ausente del poder desde principios de diciembre por serios problemas de salud– a endeudarse y a emitir bonos para captar más recursos.
Sin embargo, la advertencia hecha ayer por la calificadora de riesgo Moody’s de poner en observación la deuda en el corto plazo de ese país por la inestabilidad que podría generar una transición política por el estado de salud de Chávez, podría poner en entredicho estos planes.
Venezuela tiene en este momento una calificación B2, con perspectiva estable, respaldada principalmente por los precios del petróleo.
Una obligación calificada como B es más vulnerable al no pago que las calificadas BB, pero el Emisor tiene la capacidad de cumplir con sus obligaciones. No obstante, condiciones adversas de negocios, financieras o económicas, probablemente deteriorarán la capacidad o la voluntad de pago.
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