En los moteles se ‘comen’ hasta los impuestos


En Villa del Rosario, donde la ruta del amor ha abierto más ‘nidos’ la secretaría de hacienda desconoce la cifra exacta y la cuantía recaudada por concepto de Industria y Comercio.



120 funcionan en Cúcuta y su área metropolitana. Sólo la mitad están registrados en la Cámara de Comercio. $28 millones mensuales se recaudan por concepto de impuesto al amor. En Cúcuta no se ha expedido una sola licencia este año para construir ‘refugios’.

Con una dosis de picardía los moteles se amparan en la oscuridad de sus fachadas para hacerle ‘conejo’ a los municipios a que pertenecen y evadir el pago de los impuestos. La mayoría ni siquiera aparece registrada en la Cámara de Comercio.

De los 120 existentes sólo están matriculados 54 bajo el rótulo de ‘actividad económica’ y el recaudador de impuestos, Rodolfo Contreras Mendoza, tiene que entrar ‘con su pareja’ a esos refugios para descubrir a los morosos.

El curador urbano No.2 de Cúcuta, Carlos Alberto Valero Mora, aclaró que en el Plan de Ordenamiento Territorial quedó consignado que no se permitiría la construcción de moteles en esta capital y desde el 2005 “no se ha expedido una licencia más”. Por eso camuflados en insólitos nombres han abierto ‘reposos’ a lo largo de las vías que comunican a Cúcuta con los municipios del área metropolitana: cabañas, hostales, residencias, oficinas, casa de alquiler, hospedajes, suites y jardines.

Una ordenanza del 3 de abril de 2005 le dio vida al ‘Impuesto del Amor’ que se hizo efectivo al año siguiente. El anuncio de recaudar el 7 por ciento de los ingresos mensuales en los moteles o afines levantó polvorín. Ese dinero, que oscila entre los $24 y $28 millones mensuales, es destinado al Instituto de Deportes de Norte de Santander, Indenorte, que a su vez lo invierte en implementos deportivos para escuelas y mantenimiento de canchas deportivas.

Hay morosos de meses, de años y los que nunca se han preocupado por ponerse al día. El del amor no es el único impuesto que deben de pagar los moteles. También está el predial y el de industria y comercio.

En El Zulia existe un insólito hecho. Un solo motel está en sus predios, pero le ha sido infiel con los impuestos y en los dos años de existencia no se ha formalizado como ‘industria sin chimenea’, según reportaron de la secretaría de hacienda de ese municipio.

En Los Patios esa actividad les dejó en el 2009 la cuantía de $4 millones 575 mil y el año pasado $5 millones 449 por concepto de Industria y Comercio. De los trece moteles registrados, tres quedaron debiendo Industria y Comercio el 2009; cuatro, el año pasado y dos declararon ‘estar en cero actividades’ para ‘comerse’ las ganancias. La secretaría de hacienda anda tras esa pesquisa.

En Villa del Rosario, donde la ruta del amor ha abierto más ‘nidos’ la secretaría de hacienda desconoce la cifra exacta y la cuantía recaudada por concepto de Industria y Comercio.

El negocio es tan bueno que muchos han dejado de traer harina, aceite y gasolina ‘del otro lado’ de la frontera con Venezuela y han acondicionado cuartos para que lleguen parejas a pasar el rato. Una camarera que trabajó por varios años en una de esas complicidades invirtió la platica en cuatro piezas y hoy se ha convertido en una especie de ‘Madame Rochi’.

En la Cámara de Comercio están registradas como actividad económica porque además del vaivén de ´turistas´ que ingresan durante el día y la noche, genera empleos directos e indirectos y ‘comen’ también los proveedores de bebidas, alimentos, televisores, espejos, lencerías (toallas, almohadas, sábanas, etc), papel higiénico, jabones, detergentes, condones, taxistas y demás.

Las tarifas de los servicios varían, según la categoría del motel, de acuerdo con el sondeo hecho al azar, por teléfono, en varios moteles de Cúcuta, Los Patios, Villa del Rosario. Por ejemplo, en La Chinita, el rato (hasta tres horas) vale $26 mil. Si le anexan el baño sauna cuesta $28 mil. Allí trabajan siete personas, entre camareras, secretaria, vigilante y lavanderas.

En el Concorde el rato vale $38 mil, con jacuzzi la tarifa se eleva a $50 mil. En ese motel de Cúcuta, que no aparece registrado en la Cámara de Comercio, laboran 20 personas, entre camareras, lavanderas, celaduría y administración. En Picardías, que también está en predios de Cúcuta, las tres primeras horas valen $30 mil. Se le agrega cinco mil pesos si requieren la cabaña con sauna y sonido. Con piscina y jacuzzi el precio se eleva a $60 mil. En el Búnker, que tampoco aparece en el registro de la Cámara de Comercio, pero si paga el impuesto del amor, el rato vale $45 mil y si la pareja exige jacuzzi le aumentan $30 mil y si incluye sauna y piscina el precio es de $120. Ofrece además la silla venus, restaurante y bebidas las 24 horas.

El amor ha convertido en una verdadera industria este negocio en la frontera donde se refugian los guerreros con la complicidad de Eros que confunden el jardín de los dioses creyendo que son casitas y terminan en un bunker haciendo picardías con las divas del amor, pero que huyen de cualquier formalidad dejando a los municipios viendo un chispero.

Tomado de La Opinión

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