Casa Hospital Doctor José Jacinto Manrique

Esta ubicada en la carrera 6ª entre calles 6 y 7 en el barrio El Centro. Es mal llamada casona pues su verdadero nombre es “Casa Hospital Doctor José Jacinto Manrique”.

José Jacinto Manrique nació en el pueblo de Cerinza en Boyacá en el año 1.857; era de estatura mediana, fornido de cuerpo, de genio apacible y bondadoso.

Su equipaje era fuera de lo común, retortas para preparar menjurjes, anafres para sahumerios y una colección de grandes libros de medicina.

Conocía todas las ramas de la medicina; curaba enfermos mentales, era partero, cirujano, pero lo más singular de este bondadoso médico, era que no le cobraba a los pobres por su consulta e incluso les regalaba la medicina para su curación.

Aspiraba el vapor de las hojas de pedro noche que usaba para curarse el asma y acostumbraba dormir en un ataúd cuando se sentía enfermo y lo hacia ya que si moría quedaba listo para que lo llevaran y lo sepultaran. También era su costumbre que cuando moría algún pobre y su familia no tenia con que comprar el cajón, regalaba el suyo y encargaba otro al señor Luís Lamus quien hacia los ataúdes y vivía una cuadra más abajo de su casa en la carrera 5ª con calle 6ª en el barrio Piedecuesta diagonal a Esquina Redonda.

En uno de los cuartos de su amplia casa guardaba los remedios que el mismo preparaba en el sótano que tenía en la parte posterior de su residencia y al cual no permitía el acceso de nadie. Con esta medicina curo por ejemplo a Ana Francisca Contreras quien vivía en la carrera 5ª Nº 3-57 del barrio La Pesa hoy Fátima (madre de Jesús Gerardo García Contreras), al señor José Agustín Granados Torres (quien fue alcalde en varias oportunidades y se turnaba este cargo con el doctor José Jacinto Manrique), a Carmen Pulido (quien vive en el barrio Piedecuesta) y estuvo hospitalizada en esta casa durante seis meses ya que sufría de nervios, a Agustín Contreras más conocido como “Tilinguillo” o “Pura UCA” que vivía en la calle 1ª con carrera 7ª del barrio La Pesa (Hoy Fátima), a su ahijado Luís Fernando Fonseca Castillo (quien vivía en la carrera 6ª del barrio La Palmita y falleció el 10 de Febrero del año 2.006 ), a Luisa Espinosa (quien vive en calle 3ª entre carreras 5ª y 6ª del barrio Fátima) y un caso muy especial fue el ocurrido a Luís Coronel quien fue herido de dos tiros por parte del catire Patrocinio en el Cerro de las Mucuras al lado occidental del municipio y que sirve de limite entre esta población y la localidad de Los Patios (antiguamente perteneciente al municipio de Villa del Rosario) y concretamente en el callejón de la Juana Paula.

Uno de los tiros le entro por la boca y se le incrustó cerca de la vena Orta, donde le coloco una cataplasma con medicina preparada por el mismo y lo amarro con un gancho de mataburro. La otra bala le entro por el estomago y se le incrusto cerca de la columna, donde le coloco otro cataplasma y encima una pesa; luego lo llevo al cuarto de operaciones y lo ato de manos y pies y a los 3 días mando a llamar al alcalde, para que fuera testigo de que las balas si habían salido, como realmente aconteció. También curo a Antonio Bastos que padeció de fiebre amarilla
Operaba a sus pacientes y los cosía con agujas e hilo y luego los bajaba bruscamente de la mesa y los hacia caminar para cerciorarse de que habían quedado bien cosidos.

Curo enfermos y heridos desahuciados por otros médicos de la región, sin cobrar ni un solo peso. Era tal su fama y lo acertado en los diagnósticos que cuando algún paciente era llevado a la ciudad de Cúcuta para ser visto por otro galeno, este preguntaba: ¿de donde vienen? y al responderle que de Villa del Rosario, volvía a preguntar ¿ya lo vio Manrique? Y al responderle que si, surgía el nuevo interrogante ¿Qué dijo Manrique? Y al contestarle que había dicho que ya no se podía hacer nada, inmediatamente llamaba a los familiares aparte y les decía: prepárense para el desenlace final.
La entrada a la casa hospital era gratis, pero la salida era por orden del médico.

Llego a este municipio a finales del siglo XIX y fue alcalde en 4 ocasiones.
El 6 de Mayo de 1.921 siendo alcalde, cuando se cumplían 100 años de haberse celebrado el Congreso de la Gran Colombia, inauguro los monumentos del parque Centenario de la zona histórica, le sembró los árboles y las plantas que lo adornaron hasta su reforma en 1.971.
En 1.895, inicio la construcción de su hermosa casa, que ocupaba casi toda una manzana y que desgraciadamente hoy esta mutilada y con su pasadizo secreto completamente tapiado.

La construyo con cuatro ventanas de cuerpo entero; dos al sur y dos al norte, con su portón y contraportón para poder ingresar montado en caballo, hasta su patio principal.
Sus habitaciones alrededor del corredor son amplias y altas y en la parte posterior de la casa le construyo un sótano donde practicaba la medicina homeopática en medio de menjurjes y pócimas y desde allí mantenía comunicación con el más allá.
Junto al sótano construyo el túnel que en la actualidad tiene su entrada obstruida y fue allí donde escondió las armas y a sus amigos que lucharon en la guerra de los 1.000 días.
Con la imprenta que adquirió en 1.908, funde el Semanario “Ecos de La Frontera” en 1.913. A través de este Semanario lucho incansablemente por el progreso de la población y fomentó la hermandad colombo-venezolana. De este semanario aparecieron 14 números.

Al doctor Manrique le correspondió como alcalde, presentar un informe ante la Secretaría de Hacienda del departamento con fecha 5 de Junio de 1.925, denunciando la perdida de los dineros que la Asamblea del antiguo Estado soberano de Santander, había facultado recaudar para construir el acueducto de la nueva población después del terremoto de 1.875, a través de un tributo de 10 centavos sobre cada 1.000 pesos de riqueza territorial y durante 20 años se logro recaudar 14.000 pesos de los cuales todos se perdieron.
Después del Hospital del Sagrado Corazón de Jesús construido por el padre Manuel María Lizardo, esta casa fue el segundo hospital en importancia desde 1.900, hasta su muerte acaecida en 1.947.
Otra de las virtudes del doctor Manrique era que tocaba piano a dos manos con sus hijas Justina (nombre que también llevaba su esposa) y María Cristina y por cierto del piano no se sabe quien se quedo con él.
Esta casa su hermana Carmen la vendió a la familia García Herreros de la ciudad de Cúcuta y estos posteriormente al gobierno municipal en 1.988.

Hoy, no entendemos porque esta mansión de un enorme valor cultural, no ha sido rescatada en toda su dimensión, como una joya de la arquitectura del siglo XIX y como una fuente de ingreso para la cultura regional.

Texto Cortesía del Licenciado Jesús Gerardo García (Presidente del Centro de Historia de Villa del Rosario)

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