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Entre paréntesis, antes del comentario a su intervención, querida Pili, quiero decirle que me gustaba más el color oro de su pelo. El tono un tanto oscuro de ahora le resalta más las ojeras haciéndola aparecer siempre acabada de levantar. Con relación a lo expresado por usted estoy de acuerdo en lo referente a que la concesión de Serpvir, que le resolvió la deuda a Carlos Socha con Merolico y con Pambelé que no querían salir de su despacho mientras duró la obligación, es una contratación que de llegar a disolverse por la obsesión de Emperatriz Misse de hacerle el mandado a unos senadores que seguramente le prometieron tajada en caso de llegar a disolver este contrato, tendría enormes costos para el municipio que constantemente está pisando la raya de la insolvencia económica (mire su deuda pública y escuche las declaraciones del presidente de los 15 jumentos que el lunes, cuando sin duda hay mordida, van a pignorar hasta el año 2021 vigencias futuras para meternos en la vacaloca del acueducto metropolitano por indicación del gerente de Serpvir Jaime Claro, miembro del gabinete del ex alcalde y ex convicto Ramiro Suárez, y el dadivoso culebrero de las 7 bases gringas, fiel a su entreguismo del patrimonio de los colombianos). El refrito de que el agua del acueducto nos apta para el consumo es un cuento flojo. Es potable en buen porcentaje; pero hay que hervirla como lo hace ritualmente ese sector de los habitantes de Cúcuta que saben que el río Pamplonita recibe las aguas servidas de la Ciudad Mitrada. En fin, tendremos que hacer de tripas corazón y calarnos a esta empresa de papel como se la conoce por los próximos quince años que faltan, más o menos.
Ahora, ¿en qué cabeza, distinta a la vacía del presidente del concejo, cabe que mejorará el servicio y bajaran los costos del agua trayéndola bombeada desde el municipio del Zulia con las tarifas que cobra la tragaldabas CENS? ¿O es que nos va llegar por gravedad? ¿Quién se atreve a afirmar que al bajar el nivel del río Táchira por el Fenómeno del Niño, por ejemplo, no bajen también los cauces del Pamplonita, el Zulia y el Peralonso? Qué argumentos tan tontos los de Gerardino pan y vino. La mayor disminución de la afluencia del río Táchira se explica fácilmente: los venezolanos, a la altura de Sabana Potrera, en las crestas de San Antonio del Táchira, sí construyeron la Represa del Mesón que era la solución en los próximos cuarenta años para estas poblaciones vecinas. Los alcaldes que pasaron, corruptos como fueron, incluida la nefasta Emperatriz, no incluyeron en sus programas de gobierno este proyecto binacional; por eso la captación en en la empresa de acueducto es más lenta y agrava la prestación del servicio, que, no lo vamos a negar, ha mejorado un tanto; pero, también por encima de su eficiencia han ajustado generosamente las tarifas como uno de los resultados de la privatización. Ah, una recomendación final, querida Pili: ¡ni se le ocurra lanzarse para las próximas elecciones! Porque después del pésimo mandato de Emperatriz Misse (el próximo año vienen las parlamentarias y después las regionales), desgraciadamente hay que reconocerlo, no volveremos las mujeres al poder sino dentro de 40 años. Esta vieja nos hizo quedar como un chancla. Después no diga que no se lo advertí.
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Entre paréntesis, antes del comentario a su intervención, querida Pili, quiero decirle que me gustaba más el color oro de su pelo. El tono un tanto oscuro de ahora le resalta más las ojeras haciéndola aparecer siempre acabada de levantar.
Con relación a lo expresado por usted estoy de acuerdo en lo referente a que la concesión de Serpvir, que le resolvió la deuda a Carlos Socha con Merolico y con Pambelé que no querían salir de su despacho mientras duró la obligación, es una contratación que de llegar a disolverse por la obsesión de Emperatriz Misse de hacerle el mandado a unos senadores que seguramente le prometieron tajada en caso de llegar a disolver este contrato, tendría enormes costos para el municipio que constantemente está pisando la raya de la insolvencia económica (mire su deuda pública y escuche las declaraciones del presidente de los 15 jumentos que el lunes, cuando sin duda hay mordida, van a pignorar hasta el año 2021 vigencias futuras para meternos en la vacaloca del acueducto metropolitano por indicación del gerente de Serpvir Jaime Claro, miembro del gabinete del ex alcalde y ex convicto Ramiro Suárez, y el dadivoso culebrero de las 7 bases gringas, fiel a su entreguismo del patrimonio de los colombianos).
El refrito de que el agua del acueducto nos apta para el consumo es un cuento flojo. Es potable en buen porcentaje; pero hay que hervirla como lo hace ritualmente ese sector de los habitantes de Cúcuta que saben que el río Pamplonita recibe las aguas servidas de la Ciudad Mitrada. En fin, tendremos que hacer de tripas corazón y calarnos a esta empresa de papel como se la conoce por los próximos quince años que faltan, más o menos.
Ahora, ¿en qué cabeza, distinta a la vacía del presidente del concejo, cabe que mejorará el servicio y bajaran los costos del agua trayéndola bombeada desde el municipio del Zulia con las tarifas que cobra la tragaldabas CENS? ¿O es que nos va llegar por gravedad? ¿Quién se atreve a afirmar que al bajar el nivel del río Táchira por el Fenómeno del Niño, por ejemplo, no bajen también los cauces del Pamplonita, el Zulia y el Peralonso? Qué argumentos tan tontos los de Gerardino pan y vino.
La mayor disminución de la afluencia del río Táchira se explica fácilmente: los venezolanos, a la altura de Sabana Potrera, en las crestas de San Antonio del Táchira, sí construyeron la Represa del Mesón que era la solución en los próximos cuarenta años para estas poblaciones vecinas. Los alcaldes que pasaron, corruptos como fueron, incluida la nefasta Emperatriz, no incluyeron en sus programas de gobierno este proyecto binacional; por eso la captación en en la empresa de acueducto es más lenta y agrava la prestación del servicio, que, no lo vamos a negar, ha mejorado un tanto; pero, también por encima de su eficiencia han ajustado generosamente las tarifas como uno de los resultados de la privatización.
Ah, una recomendación final, querida Pili: ¡ni se le ocurra lanzarse para las próximas elecciones! Porque después del pésimo mandato de Emperatriz Misse (el próximo año vienen las parlamentarias y después las regionales), desgraciadamente hay que reconocerlo, no volveremos las mujeres al poder sino dentro de 40 años. Esta vieja nos hizo quedar como un chancla. Después no diga que no se lo advertí.
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