Cúcuta Deportivo visita al Campeón en el debut


América y Cúcuta tienen el honor, a partir de las 7:30p.m de dar el zapatazo inicial de un torneo que ha generado gran expectativa, porque todos los equipos se armaron fuertemente para la disputa del primer título del 2009.

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Anónimo dijo...

Hugo Fernando Cabrera Ochoa
07 febrero 2009

A pesar de haber intentado cambiar la fecha de la celebración del Día del Periodista con la publicación de la Ley 918 del 15 de diciembre de 2004, para el 4 de agosto en honor a la primera publicación de la “Declaración de los Derechos del Hombre” efectuada el 4 de agosto de 1794 por el prócer Antonio Nariño, es el 9 de febrero la fecha en la que tradicionalmente se ha festejado el día del Periodista, rindiendo honor a estos incansables defensores de la verdad, conmemorando un aniversario más de la fundación del “Papel Periódico de Santafé de Bogotá” por Manuel del Socorro Rodríguez.

El ejercicio de periodista es uno de esos oficios sacrificados y regularmente remunerados que existen en nuestra nación, no obstante todos los actores de la sociedad viven pendientes del trabajo de estos paladines de la verdad convirtiéndose en muchas ocasiones en protagonistas del acontecer diario, precisamente por su importancia en el desarrollo del país en todos los escenarios.

Esta profesión, la misma que calificara Gabriel García Márquez, nuestro gran Nobel de literatura, como “El mejor oficio del mundo”, ha sido víctima de grandes críticas y monumentales elogios. Críticas por la mala costumbre de muchos periodistas de venderse por un contrato oficial y unas cuantas monedas, por permitir que les amordacen la boca por medio de ataduras económicas y por dejarse manipular poniendo en riesgo la verdad y la objetividad, tan sólo por intereses individualistas y mezquinos.

Elogiada por su contribución a la construcción de la historia, por su aporte al desarrollo social y cultural del país; loada porque quienes gracias a su ética periodística han defendido la verdad y han dado hasta la vida por ella; exaltada porque han dicho negro y han demostrado que así es, cuando políticos y gobernantes corruptos han querido engañar al pueblo diciéndoles que es blanco; homenajeados porque le han demostrado al pueblo que ellos también pueden contribuir enormemente a la construcción de una sociedad mejor.

En el día del periodista deseo felicitar a todos y cada uno de aquellos hombres y mujeres que ejercen este oficio, a los que se formaron en aulas universitarias y tuvieron años de procesión en la academia y a quienes la vida y el trasegar por ella les colgó al cuello ese merecido cartón de periodistas, a esos seres que se merecen verdaderamente el respeto porque buscan la noticia y defienden la realidad a costa de lo que sea.

Ojalá aquellos informadores que han sido fieles a la verdad continúen recorriendo ese mismo sendero y los pocos que acostumbran a manipularla por unas cuantas migajas es importante que sepan que “La semilla de la verdad puede tardar en florecer; pero al final florece, pase lo que pase”, proverbio éste de Gregorio Marañón, escritor español del siglo XIX.

Finalizo con la siguiente frase de autor anónimo que encontré en alguna parte, y dice: “La verdad no mancha los labios de quien la dice, sino la conciencia de quien la oculta”

Anónimo dijo...

Hugo Fernando Cabrera Ochoa
07 febrero 2009

A pesar de haber intentado cambiar la fecha de la celebración del Día del Periodista con la publicación de la Ley 918 del 15 de diciembre de 2004, para el 4 de agosto en honor a la primera publicación de la “Declaración de los Derechos del Hombre” efectuada el 4 de agosto de 1794 por el prócer Antonio Nariño, es el 9 de febrero la fecha en la que tradicionalmente se ha festejado el día del Periodista, rindiendo honor a estos incansables defensores de la verdad, conmemorando un aniversario más de la fundación del “Papel Periódico de Santafé de Bogotá” por Manuel del Socorro Rodríguez.

El ejercicio de periodista es uno de esos oficios sacrificados y regularmente remunerados que existen en nuestra nación, no obstante todos los actores de la sociedad viven pendientes del trabajo de estos paladines de la verdad convirtiéndose en muchas ocasiones en protagonistas del acontecer diario, precisamente por su importancia en el desarrollo del país en todos los escenarios.

Esta profesión, la misma que calificara Gabriel García Márquez, nuestro gran Nobel de literatura, como “El mejor oficio del mundo”, ha sido víctima de grandes críticas y monumentales elogios. Críticas por la mala costumbre de muchos periodistas de venderse por un contrato oficial y unas cuantas monedas, por permitir que les amordacen la boca por medio de ataduras económicas y por dejarse manipular poniendo en riesgo la verdad y la objetividad, tan sólo por intereses individualistas y mezquinos.

Elogiada por su contribución a la construcción de la historia, por su aporte al desarrollo social y cultural del país; loada porque quienes gracias a su ética periodística han defendido la verdad y han dado hasta la vida por ella; exaltada porque han dicho negro y han demostrado que así es, cuando políticos y gobernantes corruptos han querido engañar al pueblo diciéndoles que es blanco; homenajeados porque le han demostrado al pueblo que ellos también pueden contribuir enormemente a la construcción de una sociedad mejor.

En el día del periodista deseo felicitar a todos y cada uno de aquellos hombres y mujeres que ejercen este oficio, a los que se formaron en aulas universitarias y tuvieron años de procesión en la academia y a quienes la vida y el trasegar por ella les colgó al cuello ese merecido cartón de periodistas, a esos seres que se merecen verdaderamente el respeto porque buscan la noticia y defienden la realidad a costa de lo que sea.

Ojalá aquellos informadores que han sido fieles a la verdad continúen recorriendo ese mismo sendero y los pocos que acostumbran a manipularla por unas cuantas migajas es importante que sepan que “La semilla de la verdad puede tardar en florecer; pero al final florece, pase lo que pase”, proverbio éste de Gregorio Marañón, escritor español del siglo XIX.

Finalizo con la siguiente frase de autor anónimo que encontré en alguna parte, y dice: “La verdad no mancha los labios de quien la dice, sino la conciencia de quien la oculta”