Empresarios quieren industrializar a Cúcuta


Son más de 100 los empresarios colombianos que tienen sus fábricas en el eje industrial de Ureña-San Antonio y que con el cierre la frontera, las trabas del gobierno y la extorsión de las autoridades Venezolanas están dispuestos a establecerse en Cúcuta y convertir a la zona en un polo industrial.

Afirman que con la colaboración de las autoridades colombianas podrían aportar su experiencia y conocimientos de 30 y 40 años en diferentes industrias como metalmecánica, plásticos, textil, vidrio, tabaco y marroquinería.

Estos colombianos, con sus empresas del lado venezolano pero con sus residencias en Cúcuta, convirtieron esta pequeña zona de Venezuela en el quinto eje industrial del país. “De cerca de las 4.000 empresas registradas, en un 90 por ciento de ellas figuran colombianos como propietarios o socios”, afirma Domingo Teres, presidente de la Cámara de Comercio de Ureña.

“Confluyen necesidades, la de nosotros para seguir trabajando y la de Cúcuta para convertirse por fin en una ciudad industrial. Es una oportunidad que hay que aprovechar”, afirma uno de los seis productores que hablaron para Portafolio pidiendo reserva de sus nombres, pues corren el riesgo de ser expropiados en Venezuela, en donde todavía tienen bienes de capital por 10 millones de dólares.

Manifiestan que no quieren que les regalen nada, simplemente que se les facilite y asesore en lo que necesitan, “queremos tener acceso a recursos de capital semilla, adaptados a las necesidades de la región como hace el Gobierno Nacional en otras zonas del país, y a créditos bancarios”.

Este último es el principal inconveniente que se han encontrado: no poder acceder a créditos de la banca pues no cuentan con historia crediticia, ni flujos de capital y no les aceptan sus bienes personales (locales comerciales, bodegas o casas) como garantía.

Expresan que no tienen inconveniente en poner como garantía sus activos fijos personales ante la banca o un fondo creado por el Gobierno Nacional, pues su principal objetivo es monetizar esos activos para arrancar a trabajar. “He tratado de vender un local avaluado por el banco en 1.300 millones de pesos pero me han ofrecido apenas 700 millones, en una ciudad en la que todo se vende por la crisis que vive”, dice uno de ellos.

También piden exenciones de impuestos tanto al gobierno local como nacional mientras sus negocios comienzan a ser productivos, para lo cual proyectan no tardar demasiado pues están convencidos que en cuatro años podrían generar unos 10.000 empleos directos.

Aclaran que hasta el momento les han presentado oportunidades para ser microempresarios pero aspiran a que su experiencia sea aprovechada al máximo para generar industria, empleo y riqueza en una región en la que las tres escasean.

“Sabemos crear empresa, trabajar y buscar oportunidades. Entre solo nosotros seis generábamos alrededor de 500 empleos directos. Si logramos mantenernos con todas las adversidades en Venezuela, imagínese lo que podríamos hacer en Colombia que ofrece libertad y garantías al empresario”, puntualiza uno de ellos.

También ven fundamental la asesoría comercial de las entidades estatales encargadas de este aspecto con el fin de entender mejor los mercados tanto nacionales como internacionales.

Estos empresarios desplazados vieron la necesidad de unirse para actuar como un cuerpo ante las autoridades locales y nacionales. Su idea es subdividirse por sectores y presentar propuestas serias y concretas para cada uno de ellos. Para eso se reúnen a dialogar, ayudarse, compartir experiencias y asesorarse unos a otros con cuestiones legales, planes y oportunidades de negocios.

Por el momento están confiados, la administración local que comenzará labores el próximo primero de enero, les acabó de asegurar la creación de una zona industrial integral dentro del plan de desarrollo de la ciudad, con facilidades para pago de predios y exoneración del impuesto predial y de industria y comercio por algunos años. Además el presidente Juan Manuel Santos les prometió facilidades para establecerse en Cúcuta.

Pero el grupo no solo se limita a los llegados de Ureña y San Antonio sino que varios habitantes de la ciudad con deseos de formar empresa se les han unido para aprender de ellos. Su apuesta es alta pues si el proceso funciona, creen que podrían atraer a por lo menos unos 1.000 empresarios colombianos del interior de Venezuela, así como venezolanos que quieran hacer empresa en Cúcuta y convertir a la región en el polo industrial de ambos países.

Su propuesta parece viable, pues hasta ahora unos 40 microempresarios de la industria del plástico de Ureña decidieron unirse en Cúcuta y ya están produciendo y generando unos 1.200 empleos.

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