Según el dólar al que calculen los precios, los venezolanos son ‘ricos’ o ‘pobres’



En Venezuela, comprar un huevo puede costar a la vez el equivalente a 6.613 pesos, 210,86 o 86,51 pesos.

Los analistas explican que la situación en el vecino país se debe a la gran diferencia entre la cotización del dólar, pues allí hay tres tipos de cambio oficial y uno paralelo o negro, que perjudica a unos pero favorece a otros, lo cual hace exclamar “¡qué caro!” o “¡qué barato!” es un producto, dependiendo del dólar con el que se calcule lo que se compra.

A eso se suman otros elementos: una severa inflación –de las más altas del mundo–, una economía importadora y la dependencia del petróleo para las finanzas públicas.

El complejo sistema cambiario que rige desde hace doce años tiene a sus 28 millones de habitantes enfrentando la difícil tarea de hacer inmensas filas en supermercados, en las que se gastan horas, con anaqueles casi vacíos, para comprar su canasta básica, en un país donde el desabastecimiento llega al 70 por ciento de sus productos.

El gobierno del presidente Nicolás Maduro heredó de su mentor político y fallecido mandatario, Hugo Chávez Frías, una política de control de precios y de cambio en el 2003.

Desde febrero pasado, el Banco Central de Venezuela actualizó la política de controles cambiaria. La primera tasa oficial es de 6,3 bolívares por dólar para alimentos básicos y medicinas.

El segundo esquema es el llamado Sistema Complementario para la Adquisición de Divisas (Sicad), que se cotiza, vía subasta del Banco Central de Venezuela, sobre la base de 12 bolívares por dólar. Y el llamado tercer tipo es libre, conocido como Sistema Marginal de Divisas, Simadi, que el viernes pasado se cotizó a 197,6 bolívares por dólar, al cual se tiene acceso en casas de cambio y bancos.

Los venezolanos se quejan de no tener acceso a la divisa estadounidense oficial, lo cual ha generado un mercado paralelo o negro de dólares que al viernes se ubicaba en 481,6 bolívares.

A juicio de la Federación de Cámaras de Comercio venezolana (Fedecámaras) esa política de controles distorsiona la economía, mientras que los productores no pueden cubrir los costos y esto repercute en la producción. “Aquí nadie puede hacer previsiones precisas de la economía”, se quejan los analistas, que advierten sobre la situación crítica del vecino país, que depende en un 96 % de los dólares provenientes del petróleo.

A ese multisistema cambiario se le atribuye, en parte, la inflación en Venezuela, donde hacer mercado costó 42.846,91 bolívares en mayo, 12,9 % más que en abril.

El salario mínimo está en 8.000 bolívares (incluido un subsidio alimentario), según datos del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros, Cendas, que tradicionalmente hace estudios del comportamiento de la inflación en la nación vecina, donde el Gobierno, a través de su Banco Central, dejó de suministrar datos económicos desde hace 6 meses.

Según Cendas, entre mayo del 2014 y mayo del 2015, la canasta tuvo un incremento de 120,2%, lo que significa 23.392,11 bolívares más. El mes pasado se necesitaron 5,7 sueldos básicos para adquirirla y atender a una familia integrada por 5 personas.

Un estudio elaborado por las universidades Central de Venezuela y Católica Andrés Bello, reveló que el 80 % de los venezolanos aseguran que no pueden cubrir los costos de los alimentos, según las agencias. Por su parte, un informe de Barclays Plc., de mayo pasado, señaló que la tasa de inflación para el 2015 ya superó los “tres dígitos”.

¿Cuánto es eso en pesos? Pero, ¿cómo se pueden explicar esa distorsión en términos colombianos? Eso “depende de qué tipo de cambio se utiliza como referencia”, señalan expertos en el tema que refieren que “un venezolano puede ser rico o pobre, dependiendo del dólar al que tiene acceso”.

Los 8.000 bolívares del salario mínimo en Venezuela representan en pesos –calculados al dólar oficial de 6,3 bolívares por divisa estadounidense– 3’174.603,17 pesos, es decir, casi cinco veces más de lo que gana un colombiano. El inconveniente es que si se hace la conversión al famoso ‘dólar negro’, el ingreso base en el vecino país llega apenas a 41.528 pesos.

“El problema de trasfondo es que en Venezuela no hay acceso libre a la divisa y eso genera una presión tal que ni el Gobierno, con todo su aparataje de controles, puede evitar las distorsiones”, le dijo a Portafolio un analista vinculado con las relaciones comerciales entre los dos países.

Maduro culpa de la grave situación de escasez a la “guerra económica” que Estados Unidos y la oposición política venezolana tienen contra su administración. Pero los analistas la atribuyen a la falta de dólares para las importaciones, la corrupción y la caída de los precios de la cesta petrolera venezolana, que bajaron de 100 dólares por barril a 56,16 dólares la semana pasada, lo cual significa un déficit fiscal grave.

LA CANASTA BÁSICA SUPERA LOS 17 MILLONES DE PESOS 

Si la canasta básica venezolana se calcula al dólar oficial controlado, de 6,3 bolívares, el monto podría estimarse en 17’002.742 pesos colombianos.

En cambio, si la suma de los productos prioritarios en ese país se pasa al dólar paralelo o negro, estaríamos hablando de un monto muy distinto: 22.419,5 pesos.

“A una tasa Venezuela es el país más caro en el mundo y a otra es el más barato”, según Alejandro Arreaza, economista de Barclays, al referir que “ambas son ridículas”.

Los últimos datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) advierten de un déficit del 14% en sus presupuestos para 2015, calculado el ingreso por regalías petroleras a un precio de 60 dólares por barril producido.

El economista venezolano Pedro Palma, director de la firma Ecoanalítica, advierte que esas distorsiones harán que Venezuela rompa un récord histórico de costo de vida y déficit fiscal. La inflación podría ubicarse en una cifra de entre el 110 % y el 120 %, en comparación con el 67 % del 2014.

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