La encuestitis


Por: Alfredo Alvarado


Cada vez más nos acercamos al 25 de octubre, fecha para la que están marcadas las elecciones para elegir alcaldes, gobernadores, diputados y concejales, y es evidente la guerra electoral no solamente de "morochistas" contra opositores, sino entre los propios opositores, en procura de obtener el respaldo popular en las urnas.

La guerra electoral viene marcada por la tendencia que establecen las encuestas, y todos los precandidatos en carrera por la alcaldía de Villa del Rosario, aseguran que las encuestas publicadas en medios de comunicación no son reales, y que la que ellos “manejan” les dan sitiales de privilegio, y todo al extremo de generar una tendencia propia de “encuestitis” para guiar a la opinión pública para que les apoye.

La gran pregunta es ¿podemos confiar en las encuestas? La respuesta es muy complicada, ya que las encuestas son un reflejo de cierta percepción y valoración de las personas que son encuestadas y que, en ese momento, tienen una opción definida, opción que puede llegar a confirmarse al momento del voto o cambiarla de manera radical. De igual manera, mucho influye si las encuestas son realizadas en determinados sectores del municipio además del momento en que se las efectúa, y a quiénes se las toma.

La única y real encuesta que va a valer será la del mismísimo 25 de octubre, cuando los rosarienses tenemos que ir a las urnas a sufragar con absoluta responsabilidad, pensando en lo mejor para el departamento y el municipio.

De entre las múltiples encuestas que nos asestan los medios de comunicación, dos me llamaron la atención. La primera la dio a conocer Periodi La Voz, en ella, la intención del voto se inclina de modo abrumador por el precandidato Jesús Castañeda León con el 66%, el 20% por Mauricio Franco Trujillo, y al final Pepe Ruiz con un 10%. En otra encuesta, la del Diario Sucesos, el candidato Liberal Mauricio Franco Trujillo queda muy por arriba de sus rivales con un 55%, la sorpresa (quizá no tanto) Pablo Mariño 26% y abajo quedan los deslucidos Pepe Ruiz 12% y Jesús Castañeda 6%.

Así las cosas, con encuestas tan disparejas, no existe una clara tendencia en intención de voto para la alcaldía de Villa del Rosario, habrá que esperar. Las encuestas pueden dar una orientación, nunca una precisión. 

Aunque utilizo las encuestas en mi trabajo como profesor universitario y periodista, no confío ciegamente en ellas. Suelo hacer mis propios balances y hasta ahora pocos fracasos he tenido. No sólo hay que leer con mucha atención la información sino interpretarla, cotejarla con otros datos. Por otra parte tengo una ventaja, no uso automóvil y ello me permite hablar con pasajeros del bus, buseta y con taxistas, amén de hacerlo con mis estudiantes y mis colegas de la vida académica. De los muchos taxis que abordo al mes, cuento y anoto en mi agenda a quienes simpatizan con los precandidatos y algo semejante me ocurre con mis estudiantes, no todos caen en las trampas del aparente cambio. Son experiencias que nutren y me permiten exponer mis puntos de vista. Hace diez meses una colega uribista, me apostó una comida porque estaba segura del triunfo de Óscar Iván Zuluaga en las presidenciales, iba arriba en las encuestas sobre Juan Manuel Santos. La historia está escrita. Fui implacable y dejé que pagara la comida en un restaurante costoso.

De los políticos desconfío, ni siquiera los conozco personalmente. Hacen el ridículo, contribuyen al caos del municipio y jamás dicen algo que permita vislumbrar a un auténtico líder, que es lo que necesitamos de modo urgente. Por desgracia, no veo a ninguno entre los aspirantes. Me asombran sus limitaciones o mentiras, su capacidad de ofrecer lo imposible. Es una manera perversa de pedir el voto, engañando. Lo grave es que mucha gente lo cree.

Retomando el tema central, podemos precisar que las encuestas se han hecho importantes pese a que no siempre son serias ni tampoco acaban de orientarnos con precisión. Independientemente de ellas, muy buena parte de la población ya está casada con un partido o con un candidato. Los criterios son dogmáticos, cerrados. Pero entretienen.

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