Más decisiones para la frontera y menos decisiones desde la frontera


Por: Adriana Mayela Hurtado Bautista


Desde el pasado mes de agosto, una de las fronteras más activas del territorio nacional ha estado experimentando las decisiones y manejos poco coordinados y mal enfocados de los gobiernos nacionales que ejercen soberanía sobre estos territorios. El 1 de agosto, el presidente venezolano Nicolás maduro anunció la ejecución de medidas drásticas contra el paso ilegal de mercancías a través del cierre nocturno de los pasos fronterizos internacionales colombo-venezolanos lo largo del límite binacional.
La decisión tomada pone sobre la mesa nuevamente el debate del enfoque de acciones en las fronteras, cuestionando acciones de corte unilateral desde los gobiernos centrales, entendimiento de los problemas fronterizos como problemas de soberanía nacional, despliegue militar como alternativa única a la defensa de la soberanía y sobre todo omisión a las dinámicas propias de frontera.

El cierre de frontera.

La decisión del cierre de los pasos fronterizos fue comunicada el 9 de Agosto por el presidente del vecino país, quien justificó sus medidas en el gran daño que el contrabando fronterizo genera en la economía nacional de su país, siendo este fenómeno según él, el principal causante del desabastecimiento de productos básicos en Venezuela. Así mismo, Maduro anunció que su decisión era tomada en conjunto con el gobierno de Juan Manuel Santos, luego de haber acordado en reunión del primero de Agosto del presente año en Cartagena, la ejecución de un plan para combatir el contrabando fronterizo en el marco de la reunión técnica de política y seguridad. A pesar de estas afirmaciones, la cancillería colombiana comunicó que si bien se habían acordado realizar acciones de cooperación conjunta para combatir el contrabando en la frontera, la decisión del cierre de los pasos fronterizos fue estrictamente unilateral y no contaba con la aprobación de la presidencia colombiana.

Den entrada, sin analizar todavía los alcances de fondo de una medida como el cierre de la frontera, la decisión tomada por Venezuela vuelve a poner en la mira la extrema susceptibilidad en la que se encuentran las poblaciones fronterizas, de ser paralizadas por decisiones centrales de gobierno que si bien buscan proteger la soberanía nacional, entran en contradicción con la forma de solucionar problemáticas que constituyen la base de las dinámicas cotidianas de una comunidad de frontera como la colombo-venezolana.
Por su parte, el gobierno colombiano, a través de la Canciller Holguín ha resaltado que la toma de medidas unilaterales no es la forma precisa de manejar los asuntos de frontera, sino la construcción de acuerdo de cooperación entre ambos países, hecho que deja vislumbrar algo de coherencia en el nuevo enfoque de manejo de políticas fronterizas que se ha venido construyendo en los últimos años a través de la pensada reforma a la Ley de Fronteras, la ejecución de políticas públicas particularizadas y la construcción de proyecto pensados con la comunidad de frontera.

A pesar de esto, el cierre de frontera ha sido efectuado desde el 11 de Agosto y según nuevas declaraciones del presidente venezolano, se extenderá hasta Diciembre del presente año y será ejecutado por el Comité Binacional de Comando y Control del Contrabando, siendo esta la única acción desarrollada en conjunto por ambos países para combatir el fenómeno de contrabando.

Lo que ha generado el cierre y lo que significa.

Aparte del cierre de frontera, el ya instaurado Comité Binacional de Comando y Control también está ejecutando un repliegue de fuerza militar en los pasos ilegales de la frontera, como caminos y trochas que son el punto álgido de paso de contrabando entre los países vecinos. Principalmente, esta ha sido una queja constante de los trabajadores fronterizos que argumentan que el contrabando pasa en su mayoría por las trochas y pasos no formales de frontera y que por lo tanto el cierre de los pasos formales solo genera pérdidas y problemáticas para os trabajadores legales de la frontera que ven imposibilitado su paso en horas de la noche.

Además de esto, el gobierno venezolano ha tomado la decisión de frenar las exportaciones de productos hacia Colombia como complemento a la medida de control de contrabando.
Todo este conjunto de medidas han caído primero por sorpresa a los habitantes de frontera, acostumbrados a vivir de sus dinámicas fronterizas ante la inexistencia de políticas fuertes nacionales en cada lado y la falta de políticas transnacionales de frontera para fortalecer las debilidades de las estructuras económicas, sociales y políticas de la población.

Es por esto que si bien se debe combatir al contrabando como fenómeno ilegal, es imposible que la sostenibilidad de las acciones que se están ejecutando sea productiva y genere un impacto de largo alcance en las dinámicas fronterizas. Es decir, a pesar de bajar el porcentaje de productos que pasan el límite de manera ilegal, como dinámica constante de la frontera, como medio de vida de muchos el contrabando no acabará, se seguirá contrabandeando una vez se retiren los militares de la zona y una vez se levante todo bloqueo a los pasos fronterizos. El punto acá es pensar de forma integrada ya sea entre los centros gubernamentales nacionales o coordinados en conjunto con las gobernaciones y alcaldías de frontera estrategias que dejen de pensar lo soberano, lo militar la prohibición como la solución a los problemas de la frontera y pensarse realmente estrategias de desarrollo conjunto, por ejemplo la flexibilización del comercio legal entre ambos países para así eliminar de tajo la opción del contrabando como la forma de sobrevivencia más común en la frontera.

Esto solo se logra si desde la concepción misma del enfoque de políticas de fronteras se produce un cambio y se trabaja con el concepto de lo transfronterizo como una posibilidad de acción conjunta y no como una amenaza a la estabilidad interna de cada país.
Colombia está dando algunos pasos en este sentido, sin embargo hace falta una postura con mucho más carácter frente a la no aceptación de medidas unilaterales como la del cierre de frontera acogida por Venezuela y más de proposición frente a temas coyunturales como este. Tal vez en el ánimo de seguir el enfoque pragmático de relaciones internacionales e gobierno de Santos no quiere enredarse en discusiones con Venezuela, sin embargo aquel pragmatismo que a veces puede ser triunfalista en algunos campos, deja grandes dudas sobre el direccionamiento de un tema tan importante para la política internacional del país.

Se sabe que están en proceso ciertos elementos que podrán reformar este enfoque en Colombia, por lo cual resaltamos medidas alternativas de construcción de desarrollo fronterizo como lo fue el Seminario Internacional Territorio y Fronteras, llevado a cabo entre el 20 y 21 de Agosto en Cúcuta. Lo importante es que las decisiones que se tomen frente a los fenómenos fronterizos salgan de espacios como estos en donde el enfoque para la frontera toma un tono mucho más constructivista y deja su toque realista de envío de militares y restricciones de paso en la línea de frontera que vale para los Estados-Nación pero que no existe para un cucuteño o un tachirense sino hasta que ven los bloqueos oficiales de la zona.

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