Por: Daniel Pardo
Una de las fronteras más complicadas de América Latina estará parcialmente cerrada por un mes, y no queda claro si esto hará las cosas más sencillas.
Este lunes se pone en marcha la medida que acordaron los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro, y de Colombia, Juan Manuel Santos, en su encuentro bilateral la semana pasada.
De 10:00 pm a 05:00 am, todos los puestos de control fronterizo a lo largo de los 2.200 kilómetros que comparten Venezuela y Colombia estarán cerrados por los próximos 30 días.
La idea, según el anuncio, es atacar uno de los tantos problemas que aquejan a esta importante, histórica y compleja frontera: el contrabando.
Durante décadas, los productos han pasado ilegalmente de un país a otro, dependiendo del contexto económico de cada cual. Y, últimamente, los bienes han pasado de este a oeste.
El problema más grave: el contrabando de gasolina. El gobierno venezolano calcula que 100.000 barriles de petróleo (un 5% de su producción total al día) pasan de Venezuela -donde el combustible es más barato que el agua- a Colombia, donde el precio de la gasolina es uno de los más altos del continente.
Dicho en números: en Venezuela un litro vale US$0,015 y en Colombia, US$4.
Encima, durante los últimos años, que Venezuela ha expandido su política de subsidios y precios regulados a alimentos y productos de limpieza, el contrabando se ha disparado.
Según el director de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales de Colombia, Juan Ricardo Ortega, el negocio del contrabando en la frontera mueve tanto dinero como el narcotráfico.
Así que el reto para los presidentes no es pequeño. Pero sobre todo para Venezuela, que enfrenta una de sus peores crisis económicas en décadas, una solución es de carácter urgente.
Y el cierre parcial de la denominada "frontera caliente" es una nueva opción.
"Un indicio"
Lo que muchos se preguntan sobre el cierre de la frontera es si se trata de una medida estructural o superficial.
Diferentes expertos consultados por BBC Mundo coinciden en lo segundo: la causa del problema, dicen, no se ataca con esta medida.
"El cierre de la frontera es un buen indicio", afirma el profesor y experto en petróleo de la Universidad Bolivariana de Venezuela, David Paravisini, pero añade que la fuente del problema son "las distorsiones de ambas economías".
"Venezuela tenía una deuda social con un 80% de la población que estaba excluida de la economía formal, y el proceso liderado por Hugo Chávez desde 1999 quiso resolver eso con una política de redistribución de la riqueza y precios justos", señala.
No obstante, asegura, "eso trajo una economía con fuertes distorsiones que son inherentes a la política de subsidio".
"El contrabando es una consecuencia de la situación interna del país que sólo se va a erradicar si el cierre de la frontera viene acompañado de mayor control del abastecimiento de la gasolina, mayor supervisión de la compra y la distribución de alimentos y acuerdos binacionales de convenios de precios para que el productor pueda vender más caro y el consumidor comprar más barato", explica Paravisini.
Sin embargo, Walter Márquez, diputado opositor por el estado fronterizo de Táchira, recuerda que los planes con esos objetivos han "fracasado".
Entre ellos, cita el caso del chip que tienen instalados los carros en la frontera para controlar el abastecimiento, así como la fuerte presencia militar y los controles de precios.
"Es que están atacando las consecuencias y no las causas, que son el fracaso de un modelo económico socialista que ha permitido la corrupción de los agentes de seguridad, ha desvalorizado la moneda local y ha acabado con la producción nacional", le dice a BBC Mundo.
El diputado explica que el contrabando no pasa por las noches ni por los puentes formales de frontera, sino por las trochas (rutas ilegales) y sin horario.
Y concluye: "El cierre de la frontera no va a afectar a los contrabandistas, sino a la gente que depende de la frontera, al venezolano que tiene su seguridad social en Cúcuta (Colombia) a 10 minutos y ahora tendrá que ir a San Cristóbal (Venezuela) a dos horas".
"Afecta al consumidor final"
Otros de los afectados son los transportistas que viven de llevar productos de manera legal de un país al otro.
"En la frontera la única forma de conseguir gasolina es a través del contrabando, pues hace rato que las bombas formales (gasolineras) se fueron (de la frontera) porque no es negocio", dice Jorge García, presidente de la Confederación Colombiana de Transportadores, un gremio independiente que representa a transportadores.
"Esto va a hacer que muchos carros se vean inmovilizados y mucha gente pierda su trabajo", asegura.
"Los contrabandistas llevan años en esto y se ingenian nuevas formas de contrabandear todos los días".
Según García, la única forma de que este tipo de medidas se tomen es teniendo en cuenta la voz de los gremios afectados.
"Acá lo que hay es un negocio que nadie vigila, que nadie controla, y el que se va a ver afectado es el consumidor final".
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