El sentido común sugiere que los homicidas, en su mayoría, atacan pretendiendo no dejar rastros que conduzcan a su identificación. Sin embargo, las personas que asesinaron ayer a Gerson Jurado Rangel, de 42 años, en un motel ubicado en la autopista Internacional que se extiende sobre Villa del Rosario, llegaron a pie y con sus rostros descubiertos. Pasados unos minutos ingresaron y cometieron el crimen en una cabaña del establecimiento.
Testigos relataron a que al sitio se acercó inicialmente una mujer, de quien no se entregaron mayores detalles. A estas alturas, apenas se ha recibido información que deja entrever que tendría entre 35 y 45 años. Su contextura sería gruesa.
La sospechosa habría pedido que le mostraran una cabaña. Uno de los empleados del motel, quien posteriormente fue asesinado, accedió a las pretensiones de la supuesta clienta. Los dos se movilizaron hasta la cabaña número 37.
Detrás de ellos ingresó un hombre, quien, dijo al jardinero del lugar que conocía a las dos personas, a la clienta y al empleado, y que iba acompañarlos.
Declarantes manifestaron a las autoridades que la mujer y el segundo hombre sostuvieron una conversación amena con el trabajador. De hecho, lo habrían saludo de forma agradable y cordial.
Pasados unos minutos, sonaron al menos dos disparos. Los agresores abandonaron el negocio nuevamente a pie.
“Al salir, le dijeron a otro empleado, quien se encontraba en la puerta del motel, que el señor (Jurado Rangel) se había caído, que fuera a mirar y emprendieron la huida. Se montaron a una moto Bera Socialista Gris”, precisó el capitán Félix Clavijo, comandante del Tercer Distrito de la Policía Metropolitana de Cúcuta.
El oficial añadió que la víctima mortal no tenía antecedentes judiciales y que por ahora se desconocen las razones que desencadenaron el homicidio. “Estamos investigando”, afirmó.
Tomado de La Opinión
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