Angélica María era la única mujer entre 8 hijos


Voceros del hospital de Cúcuta lamentaron nuevamente la muerte de la menor y se comprometieron a acompañar a los parientes de la niña quemada.

“Estaba totalmente quemada, totalmente desfigurada. La carita la tenía completamente quemada”. Esa es la cruda y la última imagen que guarda María del Carmen Rojas de su bebé, una niña recién nacida que falleció ayer en la madrugada tras quemarse, gravemente, cuando permanecía en una sala de cuidados intermedios neonatos del Hospital Universitario Erasmo Meoz (Huem) de Cúcuta.

La madre, vía telefónica desde Villa del Rosario, dijo que después de observar a su hija Angélica María Rojas Builles, como iba a ser bautizada la menor, intuyó que “no sobreviviría “porque estaba horrible. Estaba grave. Si lograba sobrevivir iba a tener complicaciones de salud”.

La recién nacida se quemó el 80% de su cuerpo con una lámpara de fototerapia que se estalló e incendió sobre su cuna. El mencionado aparato, además, cayó encima de la menor, quien era la única mujer de ocho hermanos. 

En su casa se cuentan siete varones de 19, 17, 15, 12, 11, 7 años y su mellizo de siete meses de nacido. Angélica María “era la luz de la casa. Todos sus hermanos estaban muy apegados a ella, obviamente, porque era la única niña”, explicó la mamá, con la voz entrecortada.



Agobiada por la fiebre



La tragedia que alejó a la bebé de ser la reina entre sus hermanos hombres se comenzó a tejer el martes al mediodía, un día después de haber llegado a su casa en Villa del Rosario.

Ella y su hermano mellizo, de apenas tres días de nacidos, fueron atacados repentinamente por fiebre, lo que, incluso, habría empezado a generarles un notorio cambio en el color de su piel.

Los dos pequeños, quienes vieron la luz cuando cumplían ocho meses de gestación, comenzaron a tomar una especie de color rojizo. “Estaba haciendo un calor impresionante. Les puse ropa fresca, pero el techo de la casa es muy bajito y les dio mucho calor. Eso les produjo fiebre. Los llevamos al puesto salud. Los atendieron y los enviaron de nuevo al hospital de Cúcuta”, relató María del Carmen.

La mujer aseguró que al Erasmo Meoz llegaron sin fiebre. “El pediatra los valoró y dijo que estaban sanos. Nos dijeron que tocaba dejarlos internados porque estaban un poquito amarillos y que le iban a mandar a poner unas lámparas”, añadió.



La Lámpara mortal


En la sala de cuidados intensivos neonatos del hospital cucuteño se registró un extraño inconveniente con una de las lámparas instaladas para abrigar a los bebés.

Según los parientes de los recién nacidos, la del niño estaba en buen estado, pero la de la niña no. “La misma enfermera que puso la lámpara me dijo que tuviera cuidado, que estaba floja y la amarró con gasa. Le dije que la retirara para cambiar a los niños porque estaban desnudos. Me dijo que no, que los dejara ahí, que el doctor le había mandado la lámpara porque estaban amarillos. Me dijo que me fuera tranquila, que ellos iban a estar pendientes de los bebés. Le dije que tuvieran cuidado y me fui a las 6 de la tarde del miércoles”.

A las 10 de la noche, la familia recibió la trágica noticia: la niña se había quemado por causa de la lámpara. El drama se extendió el jueves a la espera de que la menor fuera llevada a una unidad de quemados. Finalmente, fue remitida por vía aérea a Bucaramanga, donde murió ayer a las 12:25 de la madrugada, murió.

El subgerente de salud del hospital, Juan Alberto Bitar Mejía, sostuvo en rueda de prensa que a la lámpara se le había hecho mantenimiento en diciembre de 2013, por lo que estaba en excelentes condiciones.

“Si hay que hacer algún amarre, ni el personal de enfermería ni el médico tratante autorizarían la utilización de un equipo en esa condición. Hay una firma externa contratada para el mantenimiento preventivo y correctivo de los equipos biomédicos”, explicó el galeno.

Bitar Mejía, e incluso el gobernador (e) de Norte de Santander, Gregorio Angarita Lamk, se comprometieron a hacer un acompañamiento minucioso a las investigaciones sobre el hecho y a la familia, quienes, por el impacto de la muerte, requieren ayuda social y sicológica.

Voceros del centro médico confirmaron que el padre de la menor estaba internado por causa de un fuerte accidente de tránsito sufrido en los últimos días, por lo que, según aventuraron a considerar, posiblemente ni alcanzó a conocer a su hija.

“Se encuentra en el sexto piso recuperándose de un accidente. Se le va a dar apoyo sicológico”, dijeron fuentes cercanas al caso.

La abuela de la niña, María Nury Builles, fue la única persona que viajó con la menor hasta la unidad de quemados del hospital de Santander, en Bucaramanga. Vía telefónica sostuvo que presenció el desgarrador momento del fallecimiento y, al cierre de esta edición, se encontraba en Medicina Legal a la espera de que le entregaran el cadáver de Angélica María para traerlo a Cúcuta y darle el último adiós.
Tomado de La Opinión

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