En una villa nuestra



Mañana se cumplen 222 años de aquel 2 de abril en que nació un hermoso niño al que pusieron por nombre Francisco de Paula, hijo de don Juan Agustín Santander y Colmenares  y doña Manuela  Antonia Omaña.  

El historiador, panegirista de Santander y novelista Ernesto Collazos Serrano, que algunas veces oficia de abogado, asegura, basado en recuerdos del padre Eulogio Agudelo, que Francisco de Paula nació en San Faustino de los Ríos, donde su padre era gobernador  por aquellos años en que nació el chicuelo. 

Otros, con base en algunos documentos, al contrario, dicen que fue en la casona de Villa del Rosario donde vio la luz de abril, quien fuera el granadino más importante de todos los tiempos, general en el campo de batalla, hombre de leyes sin haberse graduado de abogado, forjador de la victoria independentista al lado de Bolívar,  y hacedor de las estructuras básicas sobre las que aún reposa la República de Colombia.

La celebración, pues, correrá mañana por cuenta de la Academia de Historia de Norte de Santander, el Museo Casa natal de Santander,  la Alcaldía de Villa del Rosario y la Brigada 30 del Ejército Nacional. Allá estarán, porque así lo han confirmado, el gobernador del departamento, acompañado de algunos de sus secretarios de despacho; el alcalde de San José de Cúcuta y su gabinete; los concejales de Cúcuta y los diputados del departamento;  las autoridades del municipio anfitrión y, obviamente, los académicos, los miembros de Corpatrimonio y los integrantes de la Sociedad Santanderista.  Como debe ser. Unidos todos para darle realce a esta conmemoración. La cita es a las 4 de la tarde, de guayabera blanca para resistir estos calores, y, como ya se dijo, en la Casa natal del general Francisco de Paula Santander.

En esto de celebraciones patrias, estamos al día.  Al coronel  Alberto Romero, comandante de la Brigada 30, le dio por convocar este año, a autoridades y ciudadanía, a que el  día 28  de cada mes subamos muy temprano al monumento en la Loma de Bolívar, nos pongamos firmes, icemos la bandera patria y cantemos nuestro Himno nacional. Escogió el 28 por ser fecha recordatoria de la Batalla de Cúcuta, pero lo que en realidad busca mi comandante es que los cucuteños recobremos nuestro sentido patrio, nos sintamos orgullosos de nuestros héroes y nuestro pasado, y miremos hacia el futuro con fe, confianza en nuestras instituciones y sentido de pertenencia. 

El pasado 28 de marzo fue la primera convocatoria, después del 28 de febrero. Cuando empezaron a llegar colegios, soldados uniformados a la usanza de hoy y a la usanza antigua, banda de guerra,  los veteranos de la guerra de Corea y  autoridades del departamento y de la ciudad, la gente se preguntaba “¿Y esa vaina?” “¿Otra batalla de Cúcuta?” Entonces mi coronel, muy acompasado, y Goyo, que hace escuela para ser gobernador, y el presidente del Concejo de Cúcuta, joven piloso, que está en todas las jugadas, y la secretaria de Gobierno departamental y el representante de la Academia de Historia, explicaron en sus intervenciones  el motivo de la fiestolaina  patria y la nobleza de la convocatoria mensual.

De ahora en adelante, pues, nos encontraremos todos los 28 de cada mes, en la Loma de Bolívar, a las 7 de la mañana, para recitar, a pleno pulmón y a recia voz, hombro a hombro con los valerosos soldados de la patria, aquella oración que aprendimos en la escuela y que ahora creo que ya no la enseñan en colegios: “Colombia, patria mía, te llevo con amor en mi corazón, y espero verte siempre  grande, respetada y libre…”  La invitación es para todo el mundo, sin distingos  políticos, ni de estrato, ni de vestimenta. Allá estaremos, mi coronel.

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