30 mil colombianos atraviesan diariamente la línea fronteriza


Diversos son los motivos que tienen los ciudadanos colombianos de a pie para cruzar la frontera  colombo-venezolana,  pero un alto porcentaje lo hace para economizar gastos de alimentación, por la diferencia abismal de precios que tienen determinados rubros de la canasta básica.
Según cifras que manejan gremios de comerciantes de Ureña y San Antonio, unas 30 mil personas colombianas  atraviesan diariamente la frontera común, por distintas  razones.
Unos vienen a trabajar en industrias, comercios, empresas de servicio o talleres;  otros en el “rebusque” como vendedores  informarles, también hay compradores y turistas; sin embargo,  la mayoría  llega en busca de artículos de la cesta  básica en el comercio de San Antonio,  Ureña, Rubio y en otras  ciudades del interior del estado Táchira.
También transitan  peatones venezolanos que viven o por alguna razón van  a  Colombia,  pero  en la actualidad  son minoría, porque debido a la disparidad cambiaria, para el  venezolano no resulta rentable comprar al otro lado de la línea fronteriza.
Ana  Julia Moya, es una ciudadana  colombiana que vive en La Parada, al cruzar el puente Simón Bolívar.  Dice que es sostén de hogar. Es empleada doméstica y gana 400 mil pesos al mes. “Compramos alimentos en San Antonio porque es más económico, ya que el sueldo que gano allá (en Colombia) no me alcanza para sobrevivir”, dijo.
“Un litro de leche lo compramos aquí en San Antonio en 40 bolívares, y allá vale 1.500 pesos; con lo que compramos  allá  un  kilo de carne,  aquí compramos dos”,  expresó  la señora.
“Yo vengo de Cúcuta a comprar mercado, pero no se consigue nada, y no le venden ni una harina pan por la vaina de que usted tiene que traer cédula venezolana, y ese no debe ser el hecho, porque estamos en la frontera de Venezuela con Colombia y debe  permitirse que uno venga a comprar acá.  Si uno viene a comprar mercado acá es porque necesita,  pero no viene para que le regalen. Antes, mientras usted  trajera la plata, le vendían  3, 4 o 5 kilos de arroz, pero ahora  no se puede”, manifestó Javier Cárdenas, quien además  dijo que se gana la vida como trabajador informal, vendiendo autoperiquitos en ambos lados de la frontera.
“Aquí nos sale un poquito más económico, por el precio del bolívar, la mitad de lo que vale allá. En Cúcuta, la  harina  cuesta entre dos mil y dos mil 500 pesos, el arroz  sale  en 1.500 y 1.800 pesos, y acá si conseguimos la harina a 7  bolívares, eso equivale a 210 pesos, o más o menos 700 pesos  si  la  compramos  a 20 o 22 bolívares”.
Declaró que las personas colombianas que cruzan  la frontera a comprar, también se ven afectadas por la retención de mercado. “Si usted  trae  dos harina pan, dos kilos de arroz y dos de azúcar, a veces lo dejan pasar, pero a veces se lo quitan”.
Otra señora, que se identificó como María, narró que es colombiana y vive desde los ocho años de edad en El Palotal,  municipio Bolívar. “Soy colombiana, tengo hijos venezolanos y no tengo papeles venezolanos, pero hay gente  que viene de adentro de Colombia y sí tiene papeles, y yo viviendo aquí, no tengo. Ahorita voy a comprar y no puedo hacerlo por no tener cédula  venezolana. Uno le da hijos a Venezuela y hoy día el colombiano no puede  comprar; en cambio,  cuando el bolívar estaba bien,  iban para  allá los venezolanos y quién decía algo?”.
Para  comprar  la  comida  yo tengo que mandar a mis  hijos  o repagar los productos donde no nos piden  cédula.  Un litro de aceite  ya vale  65 bolívares,  cosa que aquí  no se veía; la  harina revendida está valiendo entre los 30 y ´péguele´ hasta  los 50  al que se le da la  gana cobrarlo”,  precisó.
Por su parte,  Wilmer Ortega, otro de los miles de peatones que a diario atraviesan el puente Simón Bolívar, refirió que  vive en Villa del Rosario, Norte de Santander, y todos los días viene a trabajar como vendedor en una tienda agropecuaria de San Antonio.
El patrón es colombiano, como él, y siempre han trabajado en la frontera venezolana.  Dice que el sueldo que percibe  no le alcanza para hacer mercado en Colombia, debido a la diferencia del precio del bolívar con respecto al peso y por ello se ve obligado a comprar los alimentos acá.  “Nosotros los que trabajamos acá tenemos que gastar la plata acá mismo en el mercado, lo principal y con lo que queda pagamos servicios”.

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Anónimo dijo...

Nos separamos. Ella tomó el camino hacia la derecha, yo, el de la izquierda. Pero nos olvidamos de algo.
El mundo es redondo.