Entrevista con el Eln



Encapuchados. Armados con fusiles R-15, Galil y AK-47, pistolas y granadas. Vestidos con  uniformes de color verde, parecidos a los de la Policía, y con botas militares unos y pantaneras, otros, pusieron la bandera rojinegra con la sigla del Ejército de Liberación Nacional y un pendón de la clandestina emisora Antorcha Estéreo.

Así aparecieron ‘Alejandro’ y ‘Néstor’ y otros guerrilleros del Eln ante los dos periodistas de La Opinión que se encontraron con ellos en las montañas de Norte de Santander, cinco días antes de que ocurriera el ataque contra una patrulla militar.

Es la primera vez, en más de 20 años, que en el departamento  miembros de esa agrupación subversiva hablan con la prensa. 

‘Alejandro’ se identificó como jefe político del frente urbano  Carlos German Velasco Villamizar que recorre un importante corredor en la frontera con el estado venezolano de Táchira y el área metropolitana de Cúcuta.

Desmintió tener como refugio a Venezuela. Negó vínculos con el narcotráfico y aseguró que en cambio ha destruido cocinas –así llama a los laboratorios de las bandas criminales– lanzando acusaciones contra el Ejército y la Policía de cuidarles esas estructuras a Los Rastrojos y a Los Urabeños, en sitios como Juan Frío, corregimiento de Villa del Rosario.

Señaló con los eufemismos ‘impuesto’ y ‘retención’ que el Eln extorsiona y secuestra dentro del conflicto armado y que los ataques a la infraestructura petrolera no cesarán y que en el Catatumbo seguirá la resistencia contra las multinacionales. 

El grupo subversivo cuestionó a la clase política local, indicando que muchos de sus miembros tienen vínculos con el paramilitarismo y que varios de ellos se robaron el erario municipal y departamental.

Insistió en no tener nada que ver con el carro bomba que en marzo de 2003 estalló en el centro comercial Alejandría.


Hablan por primera vez


El Ejército ha indicado que el Eln se encuentra diezmado en Norte de Santander. ¿Cuál es la condición en este momento?


El Eln en Cúcuta y en Norte de Santander sigue siendo una fuerza política y militar con un arraigo y una influencia en términos sociales y culturales. Hacemos parte del frente urbano Carlos German Velasco Villamizar con presencia en Cúcuta, Villa del Rosario, Los Patios, Chinácota, Ragonvalia y Herrán. Están los frentes Carlos Armando Cacua Guerrero, en la provincia de Ocaña;  Luis Enrique León y Camilo Torres en límites con el sur del Cesar; y las compañías militares comandante Diego, Capitán Francisco, Héroes del Catatumbo. 

Antes de la llegada de los paramilitares se escuchaba que la guerrilla está en Atalaya, que el Eln es dueño de algunos barrios. ¿Todavía es así? ¿Cuál es la situación?


El Eln no ha sido dueño de barrios. El Eln en Cúcuta y en muchas regiones del país ha sido partero junto con la gente en construir asentamientos urbanos y rurales. Ha acompañado el esfuerzo y organización de la gente para recuperar la tierra, para organizarla, para conseguir los servicios públicos. El Eln no ha sido dueño de barrios, ha tenido fuerte presencia. Cuando la arremetida paramilitar uno de los problemas que tuvimos es que buena parte de esa labor era muy visible. Hoy, es una presencia mucho más invisible.

¿Después de que se fueron los paramilitares qué pasó con la presencia de ustedes en la ciudad?


No han salido. El paramilitarismo tuvo una mutación. No fue un hecho aislado ni algo silvestre, sino una estrategia de guerra contrainsurgente y contra el pueblo. Fue la avanzada de los proyectos multinacionales. 

En Cúcuta no fue distinto. La arremetida tuvo que ver con la adaptación al modelo de ciudad vitrina. Una tacita de plata que se les pueda vender a los inversionistas extranjeros y a los turistas, sin importar que hacia adentro esté desintegrada por las desigualdades sociales, la pobreza, la injusticia y la violencia.

Los militares dicen que ustedes no son sino por ahí 300 o 350…


Esos son secretos que se guardan. Por lo general, ellos propagan datos falsos tanto de cuántos somos como de lo que hacemos. Mientras haya injusticia, pobreza y desigualdad en Cúcuta y en el país, el Eln va a ser una realidad.

Cobra 'impuesto'

¿Cómo se financia el Eln en Norte de Santander?


No es un secreto que el Eln cobra un impuesto de guerra a las grandes empresas y los grandes capitales. Hay otras maneras que tienen que ver con la autogestión. En la medida en que estamos enraizados con las comunidades, con la gente, hay muchas cosas del trabajo organizativo y de las propuestas del Eln que son autogestión.

Entonces, ¿tienen extorsionados a comerciantes y empresarios de las zonas en que hacen presencia?


El Estado cobra impuestos a la función económica. Somos un Estado en nacimiento, un Estado paralelo y, como tal, les cobramos un tributo a quienes le pagan al Gobierno, porque con esos impuestos es que  financian la guerra contra nosotros. Tienen que ayudar a generar ingresos y a financiar la lucha del pueblo.

¿El Eln les aplica el ‘impuesto’ a los contrabandistas?


Al monopolio del contrabando, sí. El contrabando dejó de ser, en buena medida, solo del campesino que se echaba un bulto de equis producto para ir a venderlo, que incluso ayudaba a abaratar el costo de la canasta familiar, en Cúcuta. Hoy, buena parte del contrabando pertenece a grupos que tienen tentáculos con la política, con el lavado de dólares y con el narcoparamilitarismo, generándose monopolios del contrabando. A esos monopolios sí les cobramos un impuesto. Ese pequeño contrabandista está en vías de extinción porque hoy el contrabando se hace a gran escala y está vinculado con monopolios económicos y políticos que recurren al narcoparamilitarismo como  fuerza de choque para la defensa de sus intereses.

Minas y niños en la guerra

¿Ustedes tienen los ‘pisapasito’ o zorros y las minas?


En el Gobierno y en el Estado hay mucha hipocresía. Usan minas industriales made in USA. Minan los puestos de Policía y las bases militares y, no solo eso, sino que las ubican en sitios poblados, lo que está prohibido por el Derecho Internacional Humanitario. Según el DIH, esas estaciones y puestos militares deberían estar fuera de los cascos urbanos o, por lo menos, fuera de los perímetros habitados por civiles. Pero, la mina antipersonal que utiliza la insurgencia sí es satanizada. Es la respuesta artesanal, es la respuesta del ingenio popular y a las grandes inversiones de dinero  que la industria militar les surte. 

¿Al utilizar ustedes esas minas violan también el Derecho Internacional Humanitario?


No las usamos en las escuelas, en los puestos de salud o en los cascos urbanos. Los puestos de Policía en todos los cascos urbanos están protegidos por un perímetro de minas. El Eln ha hecho acciones de desminado en algunas áreas del país, dentro de los gestos de paz.

¿Tienen niños en la guerra?


Para el Eln, la mayoría de edad es a los 16 años. En el Eln no hay reclutamiento forzoso. En el Eln no hay niños. No es política incorporar menores de edad. Los que estamos en el Eln lo hacemos por decisión libre y espontánea. No se incorporan menores de edad. En casos excepcionales, no se llevan a la línea de combate. ¿Qué son esos casos excepcionales? En las arremetidas paramilitares hubo huérfanos que quedaron (a la deriva). Pasaba el Ejército, pasaban los paramilitares y después quedaba la muchachada a la que nadie socorría ni respondía por ella. En muchos casos el Eln les prestó ayuda pero no los incorporó. No tuvieron otra alternativa que buscar la insurgencia para refugiar y cuidar la vida. No es que  toda la muchachada sea menor de edad. Se daba el caso que quedaba un muchacho de 15 o 16 años huérfano y eso es lo que plantea Néstor. En un par de casos, nosotros los recogimos porque los paramilitares los iban a asesinar. Los tuvimos refugiados y después se reubicaron en sus espacios de vida cotidiana.

Otra estrategia de guerra es el secuestro. ¿Ustedes lo manejan?


El Eln ha dicho que está dispuesto a revisar la práctica de las retenciones. Como hemos dicho que estamos dispuestos a revisar el minado, si el adversario está dispuesto a revisar también sus prácticas de guerra, el uso indiscriminado de la aviación contra las unidades nuestras y contra zonas campesinas, el uso de bombas de 500 y 1.000 libras, el uso de munición prohibida, el uso de la tortura como método de interrogatorio a la gente que nos capturan. En el marco de una salida integral del conflicto social y armado, todos esos temas se pueden revisar.

Por lo tanto, ¿siguen secuestrando?


Mientras haya guerra van a haber acciones que lesionen a sectores de la población.

¿Su frente tiene secuestrados?


No tenemos.

¿Y ustedes aplican esa estrategia de guerra?


Contra los ricos, contra los corruptos y contra los que tienen que ayudar a financiar el conflicto, porque lo hacen desde el lado del Gobierno y del lado de los paramilitares, es un  método de lucha.

Seguirán ataques al petróleo

El Eln mantuvo en la mira de sus ataques al oleoducto Caño Limón Coveñas, ¿el oleoducto Bicentenario también es objetivo militar?


El Eln tiene una propuesta petrolera para el país que desde hace mucho tiempo se la hemos planteado al país. Ante eso, los sucesivos gobiernos han hecho oídos sordos. El petróleo colombiano se lo llevan a las refinerías de las multinacionales y nos lo devuelven como una de las gasolinas más caras del mundo. Mientras esa política no se revise, el Eln va a seguir actuando militarmente contra las multinacionales. El punto central es la construcción de una política soberana de hidrocarburos para que las multinacionales no estén y que sea Ecopetrol la que explote esos recursos.

¿Al cometer esos atentados, no miden los daños ecológicos y ambientales?


Son acciones muy planificadas y en las ocasiones en que se causa daño se trata de minimizar al máximo. Si se compara ese daño con el que se va a dar en la Colosa en el Tolima, con el que van a dejar en Santander con Santurbán y Sisavita y el daño que le han hecho a la zona esmeraldera de Boyacá con la explotación de esmeraldas, es minúsculo. 

Miles de veces atacaron el oleducto Caño Limón Coveñas y la política petrolera no cambió, ¿eso no significa un fracaso de sus acciones?


No podemos hablar de fracasos. Del modelo económico y social que asuma el país en los próximos años, depende el futuro de esta sociedad. Y la lucha por recuperar los recursos naturales hace parte de la lucha que el Eln ha estado dando por construir esos referentes de un nuevo país. El paramilitarismo no se ha acabado porque es una estrategia de Estado. Pero usted no puede decir que el Eln haya fracasado en su guerra contra el paramilitarismo, porque la cantidad de zonas de las que lo sacamos, la cantidad de vidas humanas que salvamos cuando logramos sacar el paramilitarismo de una región, la tranquilidad que se le devuelve a la gente, las posibilidades de futuro que la gente vuelve a tener. Un poco pasa lo mismo con esto de las peleas por las reivindicaciones de tipo económico en el país.

Al Catatumbo lo volverán ustedes zona de pelea porque allá van a llegar multinacionales del carbón y de los hidrocarburos.


Es que nosotros no volvemos las zonas de peleas. Son ellos, precisamente, para llegar con sus proyectos,  los que las han vuelto áreas de guerra. Por eso diría que a toda zona donde llega un megaproyecto primero van los paramilitares, la brigada móvil y la fuerza de despliegue rápido. Es el modelo de desarrollo el que las vuelve zonas de guerra.

¿Pero la volverán zona de guerra o  la volvieron, mejor dicho?


Debemos entender que donde hay ese tipo de situaciones, donde van a extraer riquezas del Catatumbo,  el Eln es una expresión de resistencia. Todo lo que ha sido (contra) el oleoducto es una expresión de resistencia del Eln, pero también de los sectores sociales. El Catatumbo resiste y seguirá resistiendo.

‘Estamos en Colombia'

¿Cómo es el movimiento del Eln en la frontera?


La zona de operaciones nuestra es Cúcuta y varios municipios del departamento. En eso nos movemos.

¿Los jefes del Eln en Venezuela y el guerrillero raso en el lado colombiano?


-¿Cuáles jefes allá?, contestó Alejandro.

-¿Y dónde están entrevistando al jefe de la estructura?, contestó Néstor.

Esa es otra idea falsa que han creado. Es otro arsenal mediático de los que han utilizado, el supuesto refugio y, más aún, el supuesto apoyo del gobierno venezolano. Nosotros estamos aquí. La guerrilla como guerrilla nos mantenemos en Colombia. Vivimos en una frontera donde la gente va y viene. La guerrilla está en Colombia. Fíjese donde estamos.

¿Cómo ve el modelo político venezolano?


El Eln es respetuoso de que cada pueblo defina su modelo social y político de acuerdo con sus prioridades, identidades y sus posiciones de futuro. Somos respetuosos del camino de construcción del socialismo que han definido en Venezuela.

Pero ahí está otra prueba de que políticamente se puede llegar al poder y sin necesidad de tener las armas en las manos…

Esa pregunta habría que decírsela a la clase política colombiana. A los agenciadores de la guerra en Colombia. Por qué no han permitido que en Colombia florezcan opciones civilistas y democráticas. Más bien han llevado a que grandes sectores del pueblo colombiano hayamos recurrido a las armas ´para hacer política.

Si aquí no hubiesen asesinado a Jorge Eliécer Gaitán, Jaime Pardo Leal de la UP, Bernardo Jaramillo Ossa, Carlos Pizarro, del M-19, y  Luis Carlos Galán, del Nuevo Liberalismo, quizá su pregunta tendría más exactitud. Es una sociedad donde la clase política definió hace muchos años eliminar a su contradictor político. Le han cerrado el camino a una paz consensuada. Por el contrario, han profundizado el modelo de guerra. Y son ellos los que tienen que decir hasta cuándo va a seguir siendo necesario que nosotros tengamos las armas para que ellos escuchen. 

Cúcuta no es tierra fértil de paz

¿Qué proponen para entrar a un proceso de paz con el gobierno del presidente Santos?


El Eln hace 20 años que viene reiterando que estamos en la búsqueda de una solución política al conflicto social y armado. El comandante Nicolás Rodríguez Bautista se ha referido a eso, en los últimos días. Entiéndase como la búsqueda de soluciones a la desigualdad, la injusticia, a los problemas estructurales y de antidemocracia, a la represión y la pobreza.

Ya que estamos en la frontera, ¿el Eln pediría que el gobierno venezolano actuara como garantes en la mesa?


Esos son temas para el comando central. Yo le podría decir que Cúcuta es una ciudad donde difícilmente se pueden construir escenarios de paz. Registra un desempleo que ronda el 16%, con cerca del 80% de informalidad, el desempleo juvenil es de los primeros del país, no tiene industria y la clase política tradicional se ha robado el erario público. Han llegado los hipermercados pero no han significado desarrollo para la gente pobre sino ganancias para los mismos de siempre. Una ciudad, con tamañas desigualdades, no es tierra fértil para la paz.

¿Para Cúcuta, qué expone el Eln a los gobernantes, a los políticos  y a la sociedad para trazar ese camino de paz?


El problema de la ciudad es complejo. En el terreno político, Cúcuta y el departamento han sido un fortín político de los Corzo, de los Villamizar, de los mismos Cristo, de los Celis, de los Barriga. Hay casas políticas que se han robado al departamento. 

Valdría la pena preguntarse por qué no ha prosperado ninguna investigación sobre los Barriga y sus vínculos con los narcoparamilitares o los vínculos de Manuel Guillermo Mora con el narcoparamilitarismo o de Pedro Barriga, hermano de Carlos. Del mismo William Villamizar Laguado. 

No han prosperado porque los órganos de control en el departamento y en la ciudad están secuestrados por ellos mismos. Los procuradores y los defensores son cuotas burocráticas que se quitan y se ponen. Mientras haya una clase política como esa en el poder, se va a dificultar construir escenarios de paz. Tendría que haber una renovación. Surgir liderazgos, desde las bases, que sean portadores de honestidad, transparencia, recuperación de la gestión pública y de la política como servicio a la gente y no como posibilidad de robarse lo de la gente.

En Cúcuta hay muchos políticos que se las dan de señores. Van a los cocteles, van a la iglesia y van a Puerto Santander a hablar con el narcoparamilitarismo. Hay algunos que quieren ser gobernadores y alcaldes, incluso.

¿Cómo se han dado los cambios de estrategia de guerra dentro del conflicto armado en Colombia?


Los gringos desarrollaron el concepto de la guerra de cuarta generación, que va más allá del ejercicio bélico y donde los medios de comunicación juegan un papel importante en modelar la conducta de la gente. Ellos dicen que las guerras ya no se libran solamente en el campo de batalla donde se disparan los fusiles y los cañones, sino que la mente de cada ser humano es un campo de batalla y hacia allá se dirige. La guerra de hoy usa tecnología de punta en términos del aparato militar, y lo estoy hablando de parte del Estado, que invierte multimillonarios recursos económicos que por el Plan Colombia, el Plan Espada de Honor, los norteamericanos le inyectan al ejército colombiano.

Pero es una guerra que se generaliza a otros escenarios de la vida de la gente. En ese sentido, el Eln tiene que buscar la manera de adaptarse a esos cambios.


Antorcha Estéreo, que es la emisora del frente urbano  Carlos German Velasco Villamizar, es un esfuerzo en esa dirección. Es un comando al rescate y la difusión de la verdad que los medios masivos de información en Cúcuta y en el país tergiversan  y niegan.

No hay alianza con narcos

Se habla de que en el Catatumbo hay un ‘matrimonio’ entre Farc, Eln, Epl y bacrim para el manejo y control  del narcotráfico.


Esto es parte de la lógica de deslegitimarnos y de pintarnos como los diablos frente a la población. No hay tal alianza. El Eln ha reiterado el deslinde total y categórico con el narcotráfico. No participamos ni en el cultivo, ni en el procesamiento, ni tenemos pistas, ni participamos de rutas. No tenemos nada que ver en supuestas alianzas con las bandas criminales. Habría que preguntarles más bien a la Brigada 30 y a la Policía por los acuerdos que en Juan Frío, La Uchema, Palo Gordo y Trincheras han hecho con Los Boyacos, Los Rastrojos y Los Urabeños.

¿Megateo los ayuda a financiar a ustedes a cambio de que les custodien los cristalizaderos en alianza con el Epl?


Eso es falso. Esa es una versión de los laboratorios de guerra informática del Estado. En la zona donde hace presencia el frente Carlos German Velasco Villamizar no hay unidades del Epl. No hay acuerdos.

¿Cuál es una prueba de que no hay ‘matrimonio’ del Eln con las bacrim?


Como Eln hemos atacado cocinas donde sí, por el contrario, hemos encontrado que la alianza es Rastrojos o Urabeños y Brigada 30 del Ejército. Es el caso de La Uchema, donde fue quemada una cocina de Los Rastrojos que era custodiada por unidades del Ejército. Los Rastrojos le pagaban un impuesto al Ejército que apostado en Palo Gordo les vigilaba la cocina. O las cocinas que tienen Los Urabeños  hacia la zona de Juan Frío, que son custodiadas por la Policía, en este momento. 

No solo no hay acuerdos sino que el Eln ha hecho un esfuerzo militar por desarticular y desterrar esas cocinas de la zona de operaciones del frente. Ha habido combates con el Ejército. Atacamos una cocina y en algunas ocasiones la sorpresa es que el combate no es con los paramilitares sino con unidades del Ejército.

¿Ustedes están atacando esas cocinas del narcotráfico?


Sí, es que eso ha sido un negocio redondo. Las cocinas las activa una banda paramilitar con la anuencia de un organismo oficial, en algunos casos Policía en otros el Ejército, y les pagan un impuesto durante su vida útil. Cuando esa vida útil llega a su fin, muestran el laboratorio como destruido por las tropas y la versión oficial sale a decir que era una cocina del Eln. Juegan y ganan a tres bandas. Sacan ganancias de esas cocinas, luego dan un falso positivo con el supuesto ataque a la cocina y de remate, para deslegitimarnos y seguir la campaña de desprestigio contra nosotros, argumentan que pertenecían al Eln o a las Farc.

¿Cuántos laboratorios les ha destruido el Eln a las bandas criminales?


De unas cinco a seis cocinas, en los últimos tres años, por parte de este frente.

¿Qué bandas u organizaciones de narcotraficantes se encuentran en la zona de influencia de ustedes?


Los Urabeños, Los Rastrojos, Águilas Negras. El remoquete lo cambian según la necesidad. Todas obedecen a una estrategia de guerra del Estado que en un momento dado le interesó que profundizaran su guerra como punta de lanza contra la insurgencia, a cambio de permitirles usufructuarse del narcotráfico, el microtráfico en las ciudades, que sus rutas funcionen sin ningún problema. Cuántos años duró, por ejemplo, ‘El Iguano’ en Juan Frío, a público conocimiento de las autoridades del departamento. O cuánto tiempo duraron los  paramilitares de Castaño en la finca La Isla de Carlos Barriga, en Guaramito, a público conocimiento. No lo estamos diciendo nosotros. Eso lo dijeron la revista Semana y Cambio y algunas entidades de control, pero extrañamente esas investigaciones no han pasado de ahí. Esas si son las alianzas reales que han funcionado y que siguen funcionando hoy en el departamento.

¿Qué saben ustedes de organizaciones del narcotráfico como Los Boyacos, Los Pamplona, Pepes, Pulpo?


La mayoría de esas bandas locales fueron cooptadas, a las buenas o a las malas, por el proyecto paramilitar. Los paramilitares de Castaño cooptaron una buena parte de la banda de Papo, del mismo Pulpo y de algunos sectores que andaban con Zurca, en Cúcuta.

¿Al escuchar nombres como el de Alejandría, El Escobal, Cenabastos y La Parada, con qué relaciona a esos sectores del área metropolitana de Cúcuta?


Ahí le faltó, por ejemplo, la Alcaldía de Ramiro Suárez, la Gobernación de William Villamizar. Fueron centros de atracción muy fuertes del accionar paramilitar en la ciudad. Han sido zonas de disputa entre las bandas. Ahí se mueven dineros del narcotráfico, grandes (negocios) del contrabando. Desde ahí se quitan  y se ponen concejales, alcaldes. Son polos desde donde la criminalidad se ha afincado para generar sus estrategias. Con esto no estamos diciendo que todo el mundo en Cenabastos sea narcoparamilitar o que todos los comerciantes de Alejandría o que todos los habitantes de El Escobal estén comprometidos con el narcoparamilitarismo. Pero sí son sitios donde esa estrategia, ese dominio y esa influencia se ha expresado muy fuerte.

Alejandría lo señalan ustedes como imperio del paramilitarismo y donde Tyson fue el que puso el carro bomba.


Habrá que revisar versiones de ‘El Iguano’ mismo. Creo que en Justicia y Paz ya habló de que la bomba en El Alejandría fue parte de la disputa por el control de la ciudad por parte de esas bandas. Atribuírselo al  Eln fue una cortina de humo de las autoridades de entonces y dentro de la campaña de desprestigio y satanización de la insurgencia. El Eln no tuvo nada que ver.  Damos nuestra palabra de que no fuimos.

¿El Eln ha participado en esta oleada de criminalidad que se vive hasta el momento en Cúcuta?


El accionar del Eln no es criminal como el de estas bandas que asesinan indiscriminadamente mujeres, ancianos, niños. El uso de las granadas de fragmentación, por ejemplo. El accionar militar del Eln está regido por códigos de disciplina interna que concuerdan con el Derecho Internacional Humanitario. Usted no va a encontrar unidades del Eln en acciones indiscriminadas como las que se han dado en esa disputa entre las bandas de N nombre, en Cúcuta.
(Tomado de la Opinion)

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