Las lluvias amenazan con colapsar la bocatoma en Juan Frío



Parte del río Táchira luce petrificado ante el material que ha empezado a caer de la carretera. Advierten sobre un represamiento en la zona. 
La única prenda de garantía que tienen los habitantes de Villa del Rosario para evitar que se vuelva a presentar el desabastecimiento de agua que se originó desde el sábado a la madrugada, es que San Isidro Labrador quite el agua y ponga el sol para que deje de llover.

A ese dicho popular están pegados los residentes de los 49 barrios del municipio histórico, quienes fueron afectados por los fuertes aguaceros de dos días seguidos, el pasado fin de semana, lo que originó el taponamiento de los desarenadores de la planta de captación de Juan Frío y por ende el suministro del preciado líquido.

Las lluvias aumentaron el caudal del río Táchira, que bordea la bocatoma de la planta de tratamiento La Gran Colombia arrastrando barro,  ramas y hojas que taponaron desde el viernes los filtros del agua que consumen los 14.000 usuarios de la Empresa Industrial y Comercial de Villa del Rosario (Eicviro).

Los operarios determinaron suspender el suministro del acueducto desde el sábado a las 2:00 de la mañana, porque la turbidez sobrepasaba los niveles permitidos.

Ante los trabajos de la empresa se logró restablecer el servicio de acueducto el lunes a las 5:00 de la tarde al determinar que el turbio problema había terminado.

Así lo informó el coordinador de operaciones y redes del acueducto de Eicviro, José Elio Mora, quien añadió que el servicio se suministra en cumplimiento de los turnos establecidos.

Durante las 63 horas que los habitantes de Villa del Rosario estuvieron sin el preciado líquido, varias fueron las quejas de la comunidad, pues los que hacía días no recibían ni una gota por la demora del turno, tuvieron que esperar más para abastecerse.

Una de ellas fue Rosa Esther Padilla, del barrio 20 de Julio, quien afirmó que tuvo que comprar cinco bolsas de agua en la tienda para comer.

“Este tipo de problemas son frecuentes en Villa del Rosario. El lavado de ropa hay que dejarlo quieto mientras arreglan el servicio”, comentó la mujer.

José Elio Mora explicó que la planta dejó de producir 220 litros de agua por segundo por prevención. 

“El día que tuvimos que parar la producción el agua tenía una turbidez de casi 16.000 unidades, siendo que lo normal está por el orden de las 5.000 y se corría el riesgo de que el agua empezara a salir así para las casas”, dijo el funcionario.

Ante la adecuación de la bocatoma el panorama no tiende a mejorar, pues los que no se fían de que San Isidro Labrador quite el agua y ponga el sol son los funcionarios del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), quienes pronostican más lluvias leves sobre la región.

La bocatoma sigue en peligro

Otra de las amenazas que tiene la bocatoma, que capta el acueducto del río Táchira, es que la carretera aledaña al lugar se vea obstaculizada ante una pérdida de banca que se viene originando en la zona.

Los funcionarios de Eicviro denunciaron que ese tramo, que conduce a Ragonvalia, podría colapsar y los restos de concreto y piedra de la banca, caer sobre la bocatoma y afectar el suministro.

José Elio Mora advirtió que este tipo de material también puede llegar al caudal del Táchira y generar un represamiento en sus aguas.

“Seguimos con el problema porque la carretera ya tiene grandes grietas y la bocatoma está casi debajo de la vía, por eso ya le dimos parte de la situación a la Gobernación de Norte de Santander, porque eso puede colapsar”.

Por ahora las autoridades iniciaron una campaña en la que recomiendan la preservación del líquido, no lavar con manguera los vehículos ni las fachadas de las viviendas y abstenerse del despilfarro.

0 Realice Su comentario Aquí: