Puentes improvisados en la frontera con Venezuela


Las aguas del afluente binacional no impidieron que cruzaran y centenares se arriesgaron en improvisadas balsas, puentes rudimentarios y destartalados vehículos. Lo importante era llegar a los puntos de votación, incluso pagando en efectivo $2.000, $1.000 o cinco bolívares fuertes.

En esa romería interminable por entre los pilares de los puentes Francisco de Paula Santander y Simón Bolívar, se evidenció, una vez más, el temple y capacidad del colombiano para sortear las dificultades.

Adultos y niños en la condición de acompañantes obligados, estuvieron construyendo especie de caminos de hormigas entre una y otra orilla del Táchira, que ayer tenía un considerable caudal.
Esa fue una respuesta de rechazo, según personas consultadas, a la medida de cierre por 36 horas de los puentes internacionales ordenado por el Gobierno Nacional, que inició el 29 de octubre a las 4:00 de la madrugada, víspera de las elecciones de autoridades locales y regionales que ayer se cumplieron en todo el territorio colombiano.

Las personas que mostraron indignación por el inédito cierre de la frontera, recriminaron al viceministro de Educación Nacional, Javier Botero Álvarez, que ayer verificó el cumplimiento del decreto presidencial.

Le manifestaron que a diario cruzan los puentes fronterizos por diversas razones más de 30.000 personas en un proceso natural de integración, y que la medida del Gobierno desconociendo esa realidad afectó por un tiempo muy prolongado la libre movilidad y las relaciones de buena vecindad con la nación venezolana.

“No todos los que se están arriesgando por el río pasan a votar, viceministro”, se les escuchó decir a los afectados.

Las personas que venían de Ureña ayer se encontraron con el primer puesto de votación en el colegio Padre Luis María Variara, donde el proceso transcurrió sin ninguna novedad.

En la parte inferior del puente Simón Bolívar, entre San Antonio del Táchira y el corregimiento La Parada (Villa del Rosario), el flujo de personas fue mayor.

En ese lugar candidatos a la Alcaldía y el Concejo del municipio histórico, tuvieron un rifirrafe por ganar la atención de los electores, lo que estuvo a punto de llegar a mayores por lo caldeado de los ánimos.

En esas condiciones adversas para las personas que debían cruzar por un angosto puente de madera, hubo el ofrecimiento de dinero a cabio de votos, según denuncia de algunas personas, que informaron de la presunta irregularidad a la Policía.

En Villa del Rosario, al igual que otras localidades de Norte de Santander, se vivió una fiesta democrática, donde las personas en la mayoría salieron a votar antes de medio día, previendo que lloviera en la tarde.

Las autoridades no reportaron ninguna alteración del orden público y solo pequeños episodios pusieron la nota discordante en el proceso electoral del domingo.

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