Frutos Joaquín Gutiérrez

Por: Miguel Alberto Palacios
Mucho se ha escrito sobre el bicentenario de nuestra independencia. Comúnmente se tiende a pensar que la Independencia se logró a raíz de los hechos del 20 de julio de 1810, y que se consolidó con la derrota española de la Batalla de Boyacá del 7 de agosto de 1819. Esta es una idea un poco errada, ya que la independencia no solo se circunscribe a esas dos importantes fechas sino que hace parte de un proceso que inició a finales del siglo XVIII y finalizó con la disolución de la Gran Colombia.

Ríos de tinta han corrido por los diferentes medios escritos especializados o no, sobre este apasionante tema. Pero lo curioso, es que poco se ha registrado sobre la presencia de un nortesantandereano en estos episodios de la historia nacional. No estamos haciendo referencia del general Francisco de Paula Santander, el padre de Colombia, maltratado y tergiversado por la historia.
Hoy quiero referirme a otro paisano un poco olvidado por la historia y los historiadores pero que con su trayectoria siempre dejó en alto y en grande, la fuerza, el valor y la grandeza de los nortesantandereanos. Estoy haciendo referencia del rosariense Frutos Joaquín Gutiérrez de Caviedes, uno de los firmantes de la famosa Acta del 20 de julio de 1810, que desapareció el 20 de mayo de 1900, en el tristemente recordado incendio de las Galerías Arrubla de Bogotá.
Frutos Joaquín Gutiérrez de Caviedes nació en la Villa del Rosario el 27 de octubre de 1770, sus padres fueron Juan Ignacio Gutiérrez de Caviedes y Bárbara Bonilla. Su familia estaba emparentada con la del general Francisco de Paula Santander, y también con importantes familias de San Cristóbal (Venezuela) y de la región del Táchira.
Enviado a la capital del Virreinato, ingresó al Colegio de San Bartolomé donde se tituló de bachiller en 1788, y en 1790, obtuvo el doctorado en Derecho Canónico. Cuatro años más tarde el virrey Ezpeleta le nombró catedrático en esa materia, que fue fundamental en la formación republicana de sus alumnos de la generación de la independencia. Entre sus discípulos destacan los próceres e ideólogos civilistas Francisco de Paula Santander y José Ignacio de Márquez.
También fue inscrito como abogado ante la Real Audiencia de Santafé y nombrado consultor por el Tribunal de la Inquisición de Cartagena de Indias. Después de haber sido Alcalde Comisario del barrio de San Jorge de Santafé, fue investido del cargo de Agente Fiscal del Crimen y protector de los indios.
Según el calendario Manual y Guía de Forasteros de 1805, en Santafé de Bogotá, Gutiérrez de Caviedes era un hombre público y probado con excelsas cualidades; espíritu sagaz y demasiado sutil; genio capaz de proyectar, pero tímido; grande afluencia para hablar en público; mucho agrado en la conversación; amigo de fiestas y tertulias particulares, que sabía divertir con sus chistes y con la instrucción propia del caso. Fue además, buen escritor.
Colaboró frecuentemente con el Semanario del Nuevo Reino de Granada, publicando un ‘discurso sobre los cementerios’, y otro sobre la ‘Conveniencia de erigir un mayor numero de obispados en el Nuevo Reino de Granada’. En 1809, publicó ‘las Cartas de Suba’, en las cuales expresó su pensamiento sobre la conformación de las Juntas de Gobierno. Desafortunadamente este documento se perdió, a pesar de los esfuerzos de los investigadores de la Independencia. Documentos históricos registran que las Cartas fueron publicadas entre febrero y marzo de 1809, y dadas a la publicidad con argumentos en favor de la libertad y con el reclamo de los derechos de las Américas. Denunciado y perseguido por las autoridades coloniales debido a esta publicación, fue acusado ante el virrey Antonio Amar para hacer que se mirase como el prototipo de los enemigos de la tiranía.


Motivos que han obligado al Nuevo Reino de Granada a reasumir los derechos de la soberanía, remover las autoridades del antiguo gobierno, e instalar una Suprema Junta bajo la sola denominación y en nombre de nuestro soberano Fernando VII y con independencia del Consejo de Regencia y de cualquiera otra representación Camilo Torres y Frutos Joaquín Gutiérrez. 25 de septiembre de 1810. Biblioteca Nacional de Colombia

El 20 de julio de 1810, Frutos Joaquín Gutiérrez fue consagrado como uno de los oradores ineludibles, lo que le valió el apodo de ’El Demóstenes del Nuevo Reino’. En la Junta Suprema fue escogido como Secretario y miembro de la comisión de negocios diplomáticos internos y externos.
En el Diario Político de Santafé de Bogotá, el sabio Caldas destacó la actuación de Frutos Joaquín Gutiérrez el 20 de julio: Reveló los misterios del antiguo gobierno y puso en claro los derechos del pueblo. En la Junta Suprema de Gobierno, para la cual fue elegido directamente, desempeñó un gran papel como ideólogo de la nueva situación del gobierno patriota en una época revolucionaria. El 28 de julio arengó al clero santafereño para convencerlo sobre la justicia del movimiento revolucionario y la legitimidad del nuevo gobierno. Explicó las tesis del Derecho natural y de gentes, enseñadas precisamente por los escolásticos. En la Universidad de Santo Tomás explicó a los profesores y estudiantes, los principios de libertad y de soberanía popular; enseñó que los pueblos tienen derecho para sacudir el yugo de los tiranos. Uno de los documentos más importantes en el Nuevo Reino de Granada para explicar la Independencia, fue el que redactaron Frutos Joaquín Gutiérrez Caviedes y Camilo Torres, titulado Manifiesto sobre los motivos que obligaron al Nuevo Reino de Granada a reasumir los derechos de la soberanía, remover las autoridades del antiguo gobierno e instalar una Suprema Junta bajo la sola denominación y en nombre de nuestro soberano Fernando VII y con la independencia del Consejo de la Regencia y cualquiera otra representación, publicado el 25 de septiembre de 1810.
En los motivos se expresaron las múltiples causas que llevaron a los americanos a la revolución contra el gobierno colonial y contra la Junta de Sevilla, la Junta Central y el Consejo de Regencia. Señalaron la infinidad de injusticias, violencias, atentados contra la humanidad e infracción de todas las leyes, de todos los principios de la política y de todos los sagrados derechos del hombre. Partidario del federalismo en la Primera República granadina, compartió con Camilo Torres la representación de la Provincia de Pamplona en el Congreso de las Provincias Unidas de la Nueva Granada.
Cuando el ejército de los pacificadores entró a Santafé de Bogotá en 1816, los dirigentes criollos de la Primera República granadina emigraron de la capital y buscaron refugio en diversos lugares del país; la mayoría emigró hacia los Llanos Orientales. Gutiérrez de Caviedes se fugó a los Llanos, pero desgraciadamente fue encontrado por los españoles y llevado a Pore, en los Llanos de Casanare, donde fue fusilado el 25 de octubre de 1816, días después del fusilamiento de Camilo Torres.
La viuda de Frutos Joaquín, doña Josefa Ballén de Guzmán, fue confinada a Simijaca, pero cuando se estableció el gobierno republicano, después de la guerra de independencia, el general Francisco de Paula Santander le asignó una pensión mensual de su propio sueldo.
Frutos Joaquín Gutiérrez de Caviedese fue también considerado como uno de los más grandes ideólogos de la Independencia de Colombia.

1 Realice Su comentario Aquí:

Carlos Rivera dijo...

A diferencia de nuestro historiador Luis Gabriel Castro Maldonado, este cronista deja de lado que nuestro ilustre coterráneo presidió el Congreso de 1815 en Santafé de Bogotá hasta su clausura en abril de 1816 cuando se desató la degollina del 'Pacificador' Morillo y tuvo que huir tratando de refugiarse en Venezuela; pero en el sitio de Pore fue capturado por el coronel realista Matías D'Escute.
Y que tuvo un hermano, mártir como él, el doctor José María Gutiérrez de Caviedes conocido como El Fogoso, fruto del segundo matrimonio de don Juan Ignacio con Ana Josefa Silva y Ferreira, que firmo el acta de independencia de Mompós, fue director de su Colegio Universidad por encargo personal del virrey, y del Colegio Pinillos de la misma ciudad. Además, fue profesor de altas matemáticas en la Academia de Ingenieros Militares de Medellín en 1813 hasta que marchó a la Campaña del Cauca donde fue hecho prisionero y fusilado en setiembre de 1816.

Esta es la parte de la historia que ignoran los advenedizos de coicolandia quienes mancillan con sus malos manejos la memoria de nuestros antepasados. No conocen, no les interesa y pisotean nuestros valores regionales.

El año pasado desperdiciamos una gran oportunidad de mostrarle a todo el país en las conmemoraciones del Bicentenario nuestro rico patrimonio histórico con todos los próceres regionales.

Ojalá y el Centro de Historia de Villa del Rosario asuma esta tarea de divulgación de lo que representa nuestra ciudad que es más que refugio de malagradecidos arribistas.