El muñeco de año viejo representa toda una tradición rosariense, es elaborado con ropa vieja, cartón o papel, relleno de aserrín y pólvora cubierto con una mascara.
Para la quema de este se congregan el 31 de diciembre a la medianoche todos los vecinos del sector y con con lenguaje irónico o satírico despiden al "Difunto" y hacen recuento de los sucesos del año que termina y expresan sus mejores deseos para el próximo año.
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