En una barbería sonó por primera vez el himno de Villa del Rosario


Darío Jaimes junto a dos de sus hijas en la casa donde reside actualmente en San Antonio del Táchira. (Foto Jhoanna Campo Becerra/La Opinión)


En un ambiente lleno de espejos, barberas, máquinas para cortar el pelo, sillas giratorias, tijeras y mucho cabello en el piso, sonó por primera vez, hace más de medio siglo, el Himno de Villa del Rosario.



De manera no oficial, las notas con ritmo de bambuco fueron interpretadas en medio de la bohemia y de un inusual concurso entre amigos que disfrutaban del pentagrama.



La  barbería de Rubén Gutiérrez se convirtió en el escenario donde José Darío Jaimes Díaz sacó de lo mas profundo de su ser cada palabra y cada sílaba con las que hilvanó las estrofas de Bajo el cielo rosariense. Nacido el 17 de diciembre de 1930, escribió la letra el 2 de julio de 1960.


Es la Villa del Rosario, 
un pueblo de mucha historia, 
honra de los rosarienses, 
capital de la Gran Colombia. 

Pueblo de mujeres hermosas 
que nos brindan su alegría 
tierra de surcos fecundos 
tierra de raza bravía.(bis) 

Bajo el cielo Rosariense 
vieron la primera luz 
para darnos libertad 
Santander, Concha y Fortoul. 

Que viva mi patria chica 
gritemos con emoción 
cuando nombran a mi pueblo 
siente orgullo el corazón.(bis) 

El que nace en este pueblo 
siente orgullo si lo nombran 
honor y gloria al Rosario, 
que es la cuna de Colombia. 

Con la letra que acaban de leer, el cantautor les ganó a los demás contertulios reunidos en la peluquería. Consistió en un reto de cantarle la más bella canción al pueblo que los vio nacer y que por sus calles corre un torrente de historia.

-En la tarde fuimos a la barbería y cada cual la toco. Yo toqué la mía. Ellos se emborracharon hicimos una parranda y la cantamos todos juntos. Ese día se tocó por primera vez en la barbería sin ser himno. 

La confesión la hizo José Darío Jaimes Díaz desde la casa de sus hijos, en San Antonio del Táchira, donde reside.  

Dentro del anecdotario que mantiene fresco en su memoria de 82 años, extrajo el pasaje ocurrido en 1994, cuando Juan Daniel Jaimes Cuevas intentó cambiar la letra y la música del himno rosariense. Como dicen en el argot popular: ‘se armó Troya’.

El proponente de la idea que buscaba ponerle fin a la inspiración de Jaimes Díaz, fue a buscarlo en esa época para explicarle los motivos de las modificaciones.

La respuesta del maestro no pudo ser menos elocuente y absolutamente diplomática, utilizando para ello un lenguaje que le permitió vaciarlo sin que prácticamente se diera cuenta.

-Quedó como el papel después de limpiarse…”, fue la contestación que recibió el exponente de la idea.

Eso permitió mantener sin ningún tipo de cambio el himno acogido mediante el Acuerdo 016 del 13 de marzo de 1987, aprobado por el Concejo del municipio histórico.

-Mi inspiración fue el cariño que le tengo al pueblo rosariense… como dijo el boyacense de pura raza quiero a mi pueblo como a mi mama.

En esa respuesta se resume el porqué José Darío defiende su creación a morir, cuya música salió de las manos de su primo Fernando Jaimes.

A cada estrofa le tiene su explicación de ser en este himno que no es marcial sino rítmico y cuyo caballo de batalla para la difusión y posterior posicionamiento en el pueblo, fue la Voz de la Grancolombia.

También el colegio General Santander jugó papel fundamental para que se oficializara la composición a la tierra rosariense.

Respecto al aparte que habla de honor y la gloria de Villa del Rosario que es la cuna de Colombia, expuso: 

-El Rosario fue la primera capital de la Gran Colombia, durante nueve meses. De allí salieron las leyes que fueron llevadas a Bogotá.  En la bagatela estaba el despacho del presidente, todo el gobierno estaba  allí.  En 1821 fue sede del Congreso.

Sobre el punto que habla de mujeres hermosas que nos brindan su alegría, precisó: 

-Lo escribí por el lado de la nobleza. Es un homenaje a las mujeres de mi pueblo que no se deben ultrajar sino ennoblecer. 

Incluyó tierra de surcos fecundos tierra de raza bravía, por lo siguiente:

-Por los hijos que tuvo Villa del Rosario. El general Francisco de Paula Santander, el militar y político Pedro Fortul, el coronel Bartolomé Concha y otros.

-Y la raza bravía es para recordar lo dicho por el mismo Libertador Simón Bolívar en la Batalla de Boyacá: ‘Santander pasó primero el puente y las batallas no lo asustaron’.

El autor
  

En el barrio La Palmita, en donde queda el Club Los Naranjos vino al mundo José Darío Jaimes Díaz. En el libro Tonterías, que él escribió, reseñó un pasaje que describe la infancia que pasó en esa localidad nortesantandereana, fronteriza con Venezuela. -Mi madre Isabelita Díaz me hacía camisas e interiores de costalitos de harina que estaban hechos con una tela de tejido un poco fina. -Echaba los costales en agua durante tres días para que soltaran la harina. -Pero la marca de fábrica no la soltaba. -Entonces me cortaba una camisa o unos interiores que al ponérmelos mostraban la marca Harina Blanca Flor en la espalda o en las asentaderas. -Yo parecía una cartelera ambulante. En 1951 contrajo matrimonio con Aida María García, oriunda de Rubio (Venezuela), del cual tuvieron siete hijos. Al morir ella, prácticamente se le acabó la inspiración, razón por la cual no volvió a tocar la guitarra como lo hacía antes. Desde pequeño le tenía devoción a la Virgen del Rosario, a la cual, en su época de adulto le compondría una canción. Pero antes de llegar allá, de Tonterías sale otro curioso pasaje de la década de los treinta, a principios del siglo pasado. -Mi madre Isabelita me mandaba con un recado a Lomitas o a San Antonio. Escupía en el suelo y decía: tiene que regresar antes que esta saliva se seque. -Yo cogía una rueda de caucho y un palito y salía corriendo, pero en el camino me olvidaba de la advertencia y me ponía a jugar con otros muchachos. Cuando me daba cuenta, ya era tarde, y salía disparado a hacer el recado. -Al regreso le pedía a la Virgen del Rosario me hiciera el milagro para que estuviera fresca la saliva y la Virgen me ayudaba, porque al entrar, lo primero que veían mis ojos era la saliva fresca es un rincón del corredor. Seguramente, mi madre la renovaba cada vez que se secaba para no tener que castigar a su olvidadizo hijo. 
En 1958 le escribió a la patrona rosariense una canción en su honor. Al pentagrama José Darío Jaimes Díaz le aportó también La Palmiteña, Mi vecinita, Dios te bendiga mi pueblo, Santuario de la historia, Muchachita rosariense, El trovador de mi pueblo, Quinceañera, entre otras. En el mundo de las letras también incursionó con los libros Tonterías, que contiene cuentos, crónicas y muchos pasajes de la vida rosariense de antaño. Otros títulos, que al igual que el anterior no han sido difundidos ni enviados a la imprenta, son: Apología del recuerdo, que se refiere a las familias que habitaron a Villa del Rosario a mediados del siglo pasado y de Lo monacal a lo profano, que contiene los mitos y leyendas que cubren todos los rincones de la localidad. José Darío Jaimes Díaz abriga la esperanza de que algún día su obra sea impresa y difundida como apoyo al sostenimiento de las tradiciones y de los recuerdos de su pueblo natal. Ese sería el mejor homenaje que se le podría ofrendar al creador del himno, según sus familiares. Y en el libro Tonterías, este hombre de estirpe humilde y rosariense de pura cepa, dejó consignada esta afirmación futurista, que hoy, muchos años después se volvió realidad. -Y aun cuando no soy escritor académico, sino uno mas del montón, mi mayor ilusión es que Villa del Rosario tenga en un futuro próximo periodistas y escritores licenciados que le den a nuestro pueblo todo lo mejor que él se merece. -Si usted u otro rosariense llega a ser ese escritor o ese periodista y escribe un libro recordando su infancia me gustaría, si acaso se acuerda de mí, me describiera de esta forma: conocí a un rosariense que tenía mucho de tonto, pretendía ser escritor, músico, poeta y loco. Villa histórica Villa del Rosario es en la actualidad patrimonio histórico de la Nación y es ciudad donde se fundaron tres países: Venezuela, Ecuador y Colombia. El 5 de agosto de 1761 fue fundada la Viceparroquia de Nuestra señora del Rosario, gracias a las tierras donadas por Doña Ascencia Rodríguez de Morales y Don José Díaz de Astudillo. Esta Viceparroquia se estableció con dependencia de la parroquia de San José de Guasimal. Esta Fecha fue institucionalizada mediante el Acuerdo 015 del 17 de marzo de 1999 por el Concejo y la Alcaldía, para conmemorar en ella el día de la fundación. En 1774 la Viceparroquia pasó a la categoría de parroquia y el 8 de mayo de 1793 se le asignó públicamente el nombre de: “Noble, fiel y Valerosa Villa”. Este nombre le fue concedido en el Consejo de Cámara de Indias, quien expidió el 23 de mayo de 1792 bajo la calidad de cédula Real, dicho título. El primer alcalde de la población de la Villa del Rosario fue Don Juan Ignacio Gutiérrez de Caviedes y la gestión de su nombramiento comenzó el 15 de abril de 1793, cuando Don Juan Antonio Villamizar y Pineda fue comisionado para convocar al vecindario de la nueva Villa para la elección en cabildo pleno, de un alcalde. El primer párroco de la ciudad fue el Presbítero Doctor Martín Galavis, quien venía desempeñándose como líder espiritual de la viceparroquia, desde el 3 de septiembre de 1763. En Villa del Rosario se fundó, la República de Colombia y la firma que finalmente la constituyó se imprimió el 30 de agosto de 1821. Fecha “el cumpleaños del país”, en esta fecha se le dio forma al nacimiento de una nueva República.

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