Si usted, lector, viaja a tierra caliente, pilas. Este virus es peor que lo que dicen y puede durar semanas e, incluso, meses.
No viajen a la Costa Caribe sin litros de repelente, tanto si van a playas como a ciudades. Ni a Norte de Santander o Huila; incluso ya hay casos en Anapoima (Cundinamarca). El chikunguña puede amargarles las vacaciones.
Me perdonan que les cuente mi caso, uno entre miles. Solo en Cúcuta hay reportados 12.000 y dicen que es la mitad del número real porque mucha gente no va al médico, se autorreceta.
Llevo desde el primero de diciembre con ese virus. Los médicos están perdidos y el Gobierno, en lugar de alertar a la gente para que tome medidas de choque y sepa que no es una gripita pasajera, sino un mal que incapacita durante semanas, despilfarra la plata publicitaria en cantar sus grandezas.
Al regreso de La Guajira, el primero de diciembre, amanecí con uno de los síntomas típicos del chikunguña: no me podía mover, me dolían las articulaciones. Fui a la Clínica del Country de Bogotá, de 10 de la mañana a 6 de la tarde, para que me dijeran que en los exámenes de sangre no aparecen ni chikunguña ni dengue. Como se diagnostica por los síntomas, me pusieron el tratamiento de rigor: Dólex cada seis horas y mucho líquido.
Apenas pude trabajar esa semana, no solo por los dolores en las articulaciones, sino por el malestar general, que te manda a la cama. Me dijeron: “Fresca, en 4-5 días se pasa”.
El 7 de diciembre me sentí peor y volví a urgencias, pero a la Clínica Los Nogales, más barata que el Country e igual de buena. En el examen de sangre descubrieron plaquetas bajo mínimos. Tres días de reposo, Dólex cada seis horas exactas (antes lo hacía más o menos) e hidratación a la lata. Llamo a una amiga guajira que también lo tiene y me dice que no le hicieron análisis de sangre. Al no haber reglas claras, no sabía que fuera necesario.
El 10 de diciembre se normalizan las plaquetas y me recomiendan dejar el Dólex. Sigo cojeando por un pie inflamado y un amigo médico me receta inyección de Voltarén. Mejoro algo y creo ver la luz al final del túnel. Pero el martes 16, otra recaída. No solo me duelen las articulaciones de brazos y piernas; ahora son la mandíbula, la cabeza y la espalda. Moverse es una proeza y no puedo ni masticar. Otra vez a Los Nogales, me ponen dos inyecciones de algo fuerte y me hacen varios análisis, que arrojan un resultado favorable: solo tengo chikunguña. Vuelta a los Dólex. Pero sigo igual.
El 19 fui a una bioenergética a ver si acierta. Obvio que las ganas de salir a la calle son nulas, así sea diciembre, y aunque casi nadie se muere del virus, te frena tu vida, y la productividad laboral es ínfima.
Como la mayoría de afectados son de la periferia, no ha picado a nadie en la Casa de Nariño ni a un ‘fariano’ de Cuba, y Santos se la pasa de gira para asistir a foros, no se lo han tomado en serio, no hay campañas de prevención en los medios de comunicación masiva y el número de afectados crece a diario.
Si usted, lector, viaja a tierra caliente, pilas. Este virus es peor que lo que dicen y puede durar semanas e, incluso, meses. Les copio una receta para hacer un repelente efectivo. No salgan ni al corralito de Cartagena sin él. Ingredientes: alcohol, Menticol, jabón Nopikex, alcanfor, loción Eurax al 10 por ciento, esencia de citronella, aceite Johnson’s. Preparación: poner cantidades iguales de alcohol y Menticol en la licuadora, una barra de Nopikex, 6 tabletas de alcanfor, 30 c. c. de esencia de citronella, dos cucharaditas de Eurax por cada 250 miligramos de alcohol/menticol. Mezclar y ya tiene su repelente. Para pieles sensibles, añadir tres cucharaditas de Johnson’s.
Que ese virus no les amargue las Navidades.
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