Cecilia Fernández de Pallini, Tataranieta del General Francisco de Paula Santander.
De niña, Cecilia Fernández de Pallini escuchaba de su madre, Leonor Fonnegra Suárez, las historias del general Francisco de Paula Santander, aquel que había constituido la patria y cuyas pertenencias, fotografías, pinturas y hasta uniformes se encontraban por toda su casa. En ese entonces, Cecilia Fernández vivía con sus padres en la hacienda El Cedro, en el norte de la ciudad, y apenas entendían la importancia de que el padre de su tatarabuela hubiera sido el general que estuvo en la Guerra de la Independencia, que fue vicepresidente y después presidente de la entonces Gran Colombia.
Fernández recuerda que por esos días era común que llegaran hasta aquella hacienda historiadores y políticos, interesados en los objetos del general Santander que su madre, abuela y demás miembros de la familia habían recolectado durante los últimos años y que guardaban como tesoros de un pasado lleno de victoria. Solamente hasta cuando llegó a la juventud la hoy presidenta de la Sociedad Académica Santanderista de Colombia entendió el valor de aquellos cuadros y papeles que habían llegado a invadir cada espacio de la casa. Fue después de que heredó la finca de su padre, cuando se puso en la tarea de buscar todos los mecanismos necesarios para hacer de la destartalada hacienda familiar un museo, que honrara la labor del general de las mil y una historias que había escuchado de niña. Además, se puso como meta reactivar la Sociedad Santanderista que había creado en 1936 el entonces presidente Alfonso López Pumarejo.
El 2 de abril de 1982, en compañía de las academias de historia colombianas y de los políticos liberales, se inauguró la casa museo Francisco de Paula Santander, en el segundo piso de la hacienda El Cedro, ubicada en la avenida séptima con calle 150, al norte de la ciudad.
“Haber creado este museo es lo más importante que se ha hecho, pues no era justo que no se le rindiera un homenaje al hombre que sacó adelante toda una nación. En este momento somos 80 los miembros de la Sociedad Santanderista”, dice Fernández mientras recuerda las razones que la llevaron a convertir las memorias de su familia en una muestra histórica de exhibición.
Otro de sus grandes logros fue la repatriación de los restos de la segunda hija del general Santander, Sixta Tulia Santander Pontón de Suárez y su esposo, quienes murieron en Francia y fueron enterrados en el cementerio de Përe Lachaise.
Cecilia Fernández, al igual que su ancestro, el general Santander, ha dedicado la mayor parte de su vida a la política. En 1968 fue funcionaria de la Alcaldía local de Usaquén, después, según ella, gracias a sus dotes de oratoria llegó al Concejo de Bogotá en donde representó al Partido Liberal por cuatro años. Fue secretaria de Educación de Bogotá, representante a la Cámara, directora del Instituto Distrital de Cultura y Turismo, y en 1980 fue delegada por el presidente Julio César Turbay para representar a Colombia ante la Comisión Interamericana de Mujeres de la OEA.
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