Se colombianiza la economía del Táchira: Arriendos y servicios se cobran en pesos colombianos


Aunque históricamente en los negocios de Cúcuta y Villa del Rosario se han comercializado productos usando indistintamente el peso colombiano o el bolívar, esto no se veía con tanta regularidad como hoy día del lado de Ureña y San Antonio.

Las fuertes restricciones en el manejo de divisas, el bajo valor del bolívar y la falta  de dinero en efectivo se ha convertido en una tendencia en buena parte de los negocios, entre comercialización de productos y pago de servicios, cobrar en pesos.

Los llamados carretilleros, que prestan el servicio de traslado de equipajes desde San Antonio del Táchira a través del Puente internacional Simón Bolívar a La Parada sólo reciben su pago en pesos colombianos, entre otras operaciones, convirtiéndose el uso de la moneda colombiana como una práctica cada vez más cotidiana.

Normalmente en la venta de productos de contrabando de Colombia hacia Venezuela se usaba esta práctica, que venía de quienes traían esos productos y cobraban su venta en pesos, pero hoy día el cobro en efectivo colombiano no sólo se presenta en el caso de los carretilleros, sino en la fijación de los cánones de arrendamiento de locales y apartamentos ubicados del lado venezolano, así como la venta de inmuebles o vehículos; en el cobro de honorarios profesionales, en el pago de servicios de taxis, entre otras transacciones.

Ahora no existe el funcionamiento de casas de cambio privadas en la zona de frontera, sólo del lado colombiano, lo que fomenta esta situación.

Se observan en comercios de la frontera, incluso en San Cristóbal y Rubio avisos que rezan “se reciben pesos”. Y esta práctica además se ha acrecentado en vista de que gran cantidad de personas que habitan el lado venezolano trabajan en Cúcuta, Villa del Rosario y otras poblaciones cercanas a la frontera y lógicamente ganan en pesos colombianos.

Esta situación trae como consecuencia principal el aumento del valor de los alimentos por sobre todo, puesto que los productos se equiparan a su valor en Colombia y al cambio del Bolívar resulta muy costoso.

Habitantes que no perciben salarios o ingresos en pesos colombianos sufren con esta colombianización de la economía fronteriza, situación que debe ser atendida con políticas económicas nacionales.

La pérdida del valor del Bolívar y la inflación es otra de las consecuencia de esta practica económica.

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