La resolución 16-12-01 del BCV, que establece que las personas naturales que ingresen o salgan por pasos fronterizos no pueden llevar consigo más de 200 unidades (Bs 35.400) en especies monetarias, desincentiva el consumo en la ciudad colombiana de Cúcuta.
Desde el 13 de agosto cuando se abrió parcialmente el paso fronterizo los venezolanos se volcaban a realizar compras de alimentos y artículos de higiene personal que escasean en el país.
Con varios miles de bolívares, cientos de miles en algunos casos, los venezolanos se desplazaban hacia la frontera para cruzarla y abastecerse para regresar con mercados completos.
Esta medida limita las compras que venían realizando no solo quienes viven en frontera sino también las de los venezolanos que a diario -50.000, según datos de migración Colombia-,viajaban desde diversos estados del país para comprar alimentos principalmente.
Realizando un recorrido por supermercados y abastos de la zona de La Parada y Cúcuta en Colombia, se realizó un ejercicio de cuánto se puede comprar con apenas 35.400 0 su equivalente en pesos, en este caso 35.400, con una tasa de cambio bolívar/peso de 1 a 1.
Un kilogramo de arroz tiene un precio de 2.000 pesos y uno de azúcar de 2.500 pesos, el kilo de leche en polvo en Cúcuta cuesta 14.900 pesos y el de espaguetis 3.200. La harina de maíz por kilo se consigue en 2.800 pesos, para un total en alimentos de 25.400 pesos o bolívares. Si se añade un champú, se suman 16.000 pesos.
Si al mercado anterior se le añaden algunos productos de aseo personal como jabón de baño (3.500 pesos el empaque de tres unidades) y un empaque de 30 toallas sanitarias en 9.000 pesos, la compra se eleva a 37.900 pesos o bolívares, por encima de la cantidad permitida por el gobierno de Venezuela.
La medida del limitar la salida de dinero del país no tardó en tener reacciones negativas en la frontera y fue calificada como de irresponsable por un empresaario en San Antonio del Táchira.
“El presidente del BCV es un irresponsable y desconoce la realidad económica que se vive en la frontera. El monto permitido de 35.400 bolívares no significa nada en Cúcuta, porque ni siquiera alcanza para comprar una medicina o un mercado completo. La medida nos somete a un CLAP en el exterior”, dijo Manuel Hernández, empresario aduanero y habitante de San Antonio.
En la frontera coinciden en señalar que la disposición del BCV pasa a engrosar el grupo de medidas “corralito financiero, cerco bancario” que van en contra de los derechos comerciales de los habitantes fronterizos.
“¿Quién va a recibir en adelante en Colombia bolívares cuando los venezolanos vayamos a buscar los alimentos y medicinas que aquí no hay? ¿Será que el tendero colombiano que nos vendió de buena fe una vez la harina para las arepas, el arroz y el café o el boticario que nos vendió determinada medicina, volverá a recibir nuevamente los bolívares? Eso lo veo muy difícil”, precisó el poblador fronterizo.
Mientras tanto en la frontera tachirense crece la expectativa sobre la prolongación del cierre fronterizo de manera indefinida, lo que aseguran sería el colapso para la economía local.
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