“Si hacemos una evaluación de lo que ha acontecido desde el 11 de agosto para acá, no hemos visto beneficio alguno acá, en la zona de frontera”, expresó la presidenta de la Cámara de Comercio de San Antonio, Isabel Castillo, al valorar los efectos de la medida de cierre nocturno del paso por los puentes internacionales Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander, que el Gobierno decidió mantener. “El cierre iba a traer, digo iba porque nosotros no hemos visto los beneficios que se pudiesen haber logrado en la zona. Queríamos que se minimizara el contrabando, pero a la vez que pudiésemos ver en San Antonio total abastecimiento, por los menos en los tres principales supermercados que hay en la población. Que pudiésemos ir a estos supermercados y, sin hacer cola, pudiésemos llevar a nuestras casas, por lo menos, los productos de primera necesidad”.
“Sin embargo -agregó la presidenta de la Cámara de Comercio-, a cuatro meses de la aplicación de este cierre, observamos desabastecimiento, mayor desolación, más establecimientos cerrados, menos ventas en el comercio, mayor desempleo y menos producción, más inflación, porque en San Antonio y Ureña la inflación es mayor que en el resto del país. Si hacemos una evaluación de lo que ha acontecido desde el 11 de agosto para acá, no hemos visto beneficio alguno acá, en la zona de frontera”.
Como consecuencia de la medida, las ventas en los establecimientos nocturnos de comida rápida, restaurantes, pizzerías, hoteles, han disminuido alrededor del 70 por ciento y las calles de la población de San Antonio se observan completamente desoladas en horas nocturnas.
Castillo dijo que también le causa inquietud el destino de los productos y del combustible que han sido retenidos por las autoridades militares en las acciones de lucha contra el contrabando en los puntos de control de la frontera. “No hemos visto un informe certero que diga hacia dónde han ido todos estos productos y los litros de combustible que han sido retenidos por el Ejército nacional”.
Comunidad indefensa
La presidenta de la Cámara de Comercio señaló que la comunidad fronteriza no sabe a qué instancia gubernamental acudir para hacer el reclamo por los atropellos que se cometen contra la ciudadanía, con el argumento de la lucha contra el contrabando, porque nadie presta atención. Las retenciones de mercancías y maltratos a personas que viven en San Antonio y Ureña continúan, las colas en las alcabalas no cesan, también persisten las filas de carros en las estaciones de servicio de combustible.
Con el argumento del cierre nocturno de la frontera, también se restringe el paso en puntos intermedios a vehículos que vienen con algún tipo de mercancía o mudanzas desde el interior del estado o del país hacia San Antonio y Ureña.
Se requieren medidas acordes con realidad fronteriza
Para el gremio de empresarios de San Antonio, es aplaudible la creación de la Zona Económica Especial Fronteriza por parte del Gobierno, pero como habitantes de esta región también requieren que mejoren la vialidad, los servicios básicos y que verdaderamente puedan producir para exportar. Por eso piden al Gobierno que adopte medidas de control acordes con la realidad fronteriza, porque el cierre nocturno de la frontera no dio los frutos esperados.
Castillo recordó que para nadie es un secreto que los principales clientes del comercio de San Antonio son los compradores colombianos, que se ven motivados por la disparidad cambiaria; sin embargo, no están viniendo a comprar porque los militares de los organismos de seguridad retienen en las alcabalas hasta los productos que no son considerados sensibles, como por ejemplo los adornos de Navidad.
“Consideramos que los extremos siempre son malos y por lo tanto debe haber flexibilidad con la comercialización de ciertas mercancías, ya que estamos en temporada navideña y siempre es tradición que los hermanos colombianos vengan a comprar sus adornos navideños, aunque sean inventarios del año pasado”.
Refirió que el comercio de San Antonio no ha tenido temporada alta de ventas, por diversos factores. Por ejemplo, en el sector textil y marroquinero de la frontera no hubo temporada alta de ventas, porque no contaron con suficiente materia prima, insumos y financiamiento para producir.
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