No hay muchas uvas en la región


Hace 60 años, la uva era el fruto característico de Villa del Rosario. Por su abundante cosecha y buena calidad se convirtió en fuente económica para el pueblo por la labor de Víctor Suárez y la asistencia técnica del suizo Julio Loscher, ‘El Míster’.

La explotación del cultivo doméstico se propagó desde la carretera vieja a Cúcuta, el corregimiento de Lomitas, a lo largo y ancho de la carrera 7, y el sector de Villa Antigua (que hoy se conoce como Villa Grande, Los Ochoa y alrededores del antiguo ferrocarril).

Al lado del crecimiento de la producción, germinaban las expectativas de los cultivadores que empezaron a comercializar el producto en Bogotá y Medellín.

El auge subió como la espuma y se desvaneció rápidamente. El mal uso de las tierras y el procesamiento del agua al construir el acueducto, provocaron el desaparecimiento paulatino del fruto de la vid.

En el 2001 nació la idea de retomar el cultivo. El ingeniero agrónomo Ramiro Enrique Villamizar introdujo variedades como la Red Globe, Riber Italia, Blanca Italia e Isabela. Además, integró Asoprouva para dar asistencia técnica a 40 asociados, siendo presidente hasta el 2008, cuando dejó el cargo. Villamizar, sigue ofreciendo asistencia técnica.

La representación gremial la asumió el arquitecto Ismael Vasco Cárdenas, propietario y cultivador, quien destacó la mejora en los procesos de producción y las técnicas para devolverles las propiedades químicas y físicas al suelo devastado por la siembra de tabaco y caña de azúcar.

Cada hectárea de uva debe generar entre 40 toneladas y 50 toneladas al año. En esta zona de frontera todavía no se alcanza dicho promedio, a pesar de estar trabajando desde hace tres años en la restauración de suelos.

Norte de Santander apenas representa el 2% de la uva cosechada en Colombia, porque además, la gente no le apuesta a meterse en el negocio debido al tiempo y los elevados costos.

La Unidad Municipal de Asistencia Técnica Agropecuaria de Villa del Rosario en desarrollo de un plan de incentivo de la siembra, les proporcionó el fruto y les adecuó el parral a quienes decidieron continuar con los viñedos.

Técnicos del Valle del Cauca ofrecieron capacitaciones en procesos de riego controlado por goteo para el montaje del sistema que facilitó la dosificación del agua. En la implementación trabajaron conjuntamente la Umata y el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA).

El mercado de la uva


La uva es una fruta exótica y no es económica. La relación beneficio-costo será buena si existen volúmenes altos en la producción.

“Hoy en día en Norte de Santander tenemos entre 5 y 6 hectáreas dedicadas a la plantación de viñedo, trabajadas por los miembros del gremio que aun nos mantenemos, como yo (Ismael Vasco) presidente de la asociación y el representante legal Ramiro Villamizar, en compañía de entre 10 y 15 socios”, expuso el presidente de la organización.

En Villa del Rosario, la presencia fuerte la hacemos cuatro socios y en Juan Frio, tres o cuatro agremiados, agregó el vocero.

La uva se cosecha dos veces al año. Aquí se recolectan entre 500 kilos, 1.000 kilógramos o un poco más. Su distribución y consumo se hace en la región en puntos como Merkagusto, Victoria Plaza, Restaurante Carritos y la Central de Abastos (Cenabastos).

Por variedades, en Ocaña los racimos son de la calidad Pinot Noir (uva tinta), Cabernet y Ribier. De Villa del Rosario los viticultores ofrecen la Ribier, Red Globe, blanca Italia, Isabela.

La Michele di Palieri, o uva de mesa, hasta ahora se empieza a cultivar en esta región fronteriza.

Mientras tanto, el Festival de la Uva, que surge por razones históricas, será de gran provecho para mostrar y vender la uva y dar a conocer el territorio y a los productores. Sin embargo, por inclemencias del clima, este año se recibió la festividad sin cosecha qué ofrecer.
Tomado de la Opinión

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