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No resolver nada, eso se llama INCOMPETENCIA. En vez de insultar a los usuarios del barrio El Páramo que reclaman sus derechos como suscriptores debiera tener preparado un plan de contingencia para morigerar el descontento justificado de sus habitantes. Pero se volvió definitivamente un estribillo de esta administración y sus postillones, escucharles las mismas excusas con cada crecida del río Táchira; pero ahora con un ingrediente novedoso: el descaro de una mandataria que por toda medida plantea que no se puede hacer nada. Así en los racionamientos, como en las inundaciones de La Parada y la falla de borde de la vía adyacente al puente del barrio Nariño.
Con esta carencia de satisfacciones en todos los aspectos del bienestar social, mejor que renuncie de una buena vez, porque pareciera que fue elegida para ser parte del problema y no su solución. A la vista está que estas emergencias las encara desde su despacho a través de los medios, y nunca se apersona en el lugar de los hechos, no sea que se le ensucien sus trajes de muñeca vieja.
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No resolver nada, eso se llama INCOMPETENCIA. En vez de insultar a los usuarios del barrio El Páramo que reclaman sus derechos como suscriptores debiera tener preparado un plan de contingencia para morigerar el descontento justificado de sus habitantes. Pero se volvió definitivamente un estribillo de esta administración y sus postillones, escucharles las mismas excusas con cada crecida del río Táchira; pero ahora con un ingrediente novedoso: el descaro de una mandataria que por toda medida plantea que no se puede hacer nada. Así en los racionamientos, como en las inundaciones de La Parada y la falla de borde de la vía adyacente al puente del barrio Nariño.
Con esta carencia de satisfacciones en todos los aspectos del bienestar social, mejor que renuncie de una buena vez, porque pareciera que fue elegida para ser parte del problema y no su solución. A la vista está que estas emergencias las encara desde su despacho a través de los medios, y nunca se apersona en el lugar de los hechos, no sea que se le ensucien sus trajes de muñeca vieja.
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